La Morera es una mojonera
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México vive hoy una situación de violencia extrema estacional cuyo origen es la “Docena PÁNica” y, por lo mismo, no hay tiempo ni espacio para andar con sutilezas, porque el pésimo desempeño que en seguridad pública tuvieron Vicente Fox y Felipe Calderón sentaron las bases del infierno que hoy vivimos y el artífice de ello fue Genaro García Luna, un burócrata al que disfrazaron de superpolicía, con montajes mediáticos, con el apoyo de ONGs y avalado por María Elena Morera, una farsante que mucho ayudó a posicionarlo y que lo “legitimó” como el mejor policía de México.
Pero veamos cómo fue que esta mujer oportunista logró colocarse como la gran esfinge vigilante de las policías y la seguridad pública de este País. Pudo ser la gran necesidad de los gobiernos para ser legitimados por las ONGs y, asimismo, la crisis de representatividad de nuestras instituciones.
Pero lo que más sirvió de apoyo a la señora Morera y a su esposo Pedro Galindo fue la guerra sucia desatada contra Andrés Manuel López Obrador durante su ascenso político como Jefe de Gobierno de la Ciudad de México.
Era el sexenio de Vicente Fox y Morera fue convertida en el faro de la legalidad, en la atalaya del activismo civil que logró organizar la “marcha blanca” para exigir seguridad, no al presidente Fox, sino al gobierno de la CDMX.
Todos recordamos aquella campaña negra contra el PRD y López Obrador. A Talina Fernández señalando a la capital como “la ciudad del miedo” y a Pedro Galindo mostrando sus manos mutiladas por los secuestradores retando al entonces gobierno de la CDMX: “Y si les tiembla la mano ¡Tengan, les presto las mías!”. Una farsa similar al secuestro de Omar Romano, entrenador del Cruz Azul, rescatado por García Luna en vivo por Tv Azteca, y a la Morera culpando al Peje en pleno trance del desafuero.
Talina nunca dijo que su hija Mariana Levy había muerto de un infarto y que nadie la quiso atacar. Elena Morera nunca dijo que a su esposo lo secuestraron en el Edomex, que allí estuvo cautivo y fue mutilado, que allá mismo pagaron el rescate y fueron atrapados sus secuestradores, nada pasó en la CDMX, pero los Galindo Morera simularon todo para joder al Peje.
Entonces fue que Pedro y María Elena abandonaron su mediocre carrera de dentistas y abrazaron la de activistas subvencionados con millones del erario, y fue con Fecal y el “superpolicía” García Luna que alcanzaron el billete grande y la cumbre de la farsa, convirtiendo a su hijo Juan Pablo en el más alto y caro asesor del ahora reo Genaro.
Hoy, cuando Genaro está preso en EU, acusado de complicidad con el cártel más asesino en la historia de México, aquí decimos sin ninguna sutileza que la Morera es una vil farsante sin escrúpulos, que vivió una época excepcional gracias al erario y que ahora, ya sin respaldo moral alguno, debe bajarse de su época y de su excepción, buscar otra causa lejos de nuestros impuestos porque ella ya no es atalaya de nada, ni faro de luz, ni esfinge vigilante sino una vil mojonera donde se confunden los límites entre lealtad y traición, altruismo y bajeza, entre la integridad y la corrupción.
María Elena Morera Mitre es ahora una vulgar mojonera. ¿O no es así?