Luego de la explosión en Pajaritos, encono y solidaridad

Nacional
/ 22 abril 2016

Autoridades informaron que van 24 muertos y 136 heridos

COATZACOALCOS, VER.- La región petrolera del sur de Veracruz se hizo una sola ante la tragedia de Coatzacoalcos. Las principales regiones vinculadas a la extracción, procesamiento y distribución del petróleo y sus derivados se fundieron y emergieron ante la explosión ocurrida el miércoles en el Complejo Petroquímico Pajaritos. 

De todos los rincones se sumaron al lado de aquellos sumidos en el dolor y la desesperación por ver a sus seres queridos en una cama de hospital. 

Pero también junto a los que entraron a una espiral de ira por la muerte o desaparición de sus familiares y, sobre todo, por la ausencia de autoridades que los orientaran o les dieran informes de sus seres queridos. 

SE ORGANIZA COMUNIDAD 
La información oficial a cuentagotas generó zozobra y sicosis al grado que grupos de personas revisaban tráileres que pasaban por la zona del siniestro para evitar que presuntamente “sacaran” cadáveres de obreros y hasta se arremolinaban en torno a las carrozas fúnebres que salían con algunos que ya habían sido identificados. 

“Estoy aquí, precisamente, para asegurarme que Pemex y la empresa con quien está asociada, asuman la responsabilidad, sobre todo, en términos de hacer la investigación correspondiente. Pero, lo más importante, que las personas que resultaron lesionadas tengan la atención médica debida, especializada y correspondiente”, dijo. 

En un diálogo con familiares de las personas lastimadas y fallecidas como consecuencia de la explosión, les dijo que quería acompañarlos y ser solidarios con ellos. Ofreció sus condolencias y aseguró que las autoridades estarán atentas de que las familias reciban las indemnizaciones correspondientes. 

La desesperación se vio reflejada en las puertas de Pajaritos, hasta donde algunos familiares fueron enviados para que ingresaran y pudieran reconocer los restos de cuerpos que quedaron en el lugar tras la onda expansiva. 

Autoridades ministeriales y especialistas periciales decidieron hacer las labores de reconocimiento en el maltrecho complejo, pero el proceso tardó horas, lo que generó una crispación social y comenzaron a culpar a Pemex por la falta de mantenimiento. 

El primer brote de inconformidad se dio cuando afuera de la factoría pasaron dos camionetas de lujo con personal del Sindicato de Trabajadores Petroleros. Los dos vehículos acabaron con cristales rotos por las piedras lanzadas; una logró salir del lugar, pero la segunda fue detenida y sus neumáticos pinchados; sus ocupantes estuvieron a punto de ser linchados. 

Los efectivos del Ejército y de la Marina, quienes resguardaban el complejo, sólo miraban de lejos la escena de enojo contenido. “Mientras no maten a alguien, tienen derecho…”, soltó un soldado de piel morena, el mismo color de los inconformes. 

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