Mafia y rock: La dupla Scorsese-Jagger
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Hace un par de días se estrenó por HBO la esperada “Vinyl”, la serie creada y producida por Martin Scorsese, Mick Jagger y Terence Winter. Los tres genios –acompañados de sangre fresca en la televisión: el escritor Rich Cohen– unieron sus talentos para dar cuerda a una historia (ahora sí) sobre sexo, drogas y rock ‘n’ roll.
Para empezar, hay que reconocer que es un proyecto sobradamente ambicioso y estas pretensiones en cierta medida perjudicaron el resultado. No es una serie para todos los públicos –lo cual no es un punto negativo, tratándose de HBO– pero incluso a su auditorio podría faltarle entusiasmo para otorgarle continuidad a los episodios.
Porque “Vinyl” es una serie tan cargada de personajes intensos, de referencias musicales y cinematográficas, de conflictos narrativos y de flashazos visuales, que dicha saturación provoca hasta dolor de cabeza con su primer episodio, de “poderosos” 112 minutos de duración.
“Vinyl” cuenta la historia de un empresario musical, Richie Finestra (Bobby Cannavale) que debe rescatar su compañía discográfica de la quiebra. Para lograrlo tendrá que encontrar bandas que realmente destaquen en los años 70, que ofrezcan algo novedoso a la escena del rock y que superen a sus predecesores: los rocanroleros sesenteros. Richie, que no es un santo, navega con locura en este océano de arrebatos, dinero, egocentrismos y descargas musicales. Es otra clase de mafia, por así decirlo…
La dupla Scorsese y Jagger es fantástica, aunque el resultado no sea el prometido. Mientras que el cineasta le imprime su sello distintivo en la narrativa visual (hay, incluso, un guiño sangriento identificable con “The Departed” o “Goodfellas”), Jagger nos arranca de las leyendas y nos introduce en su propio mundo; en el universo de la música sin decorados, en un universo viciado, prosaico y en momentos hasta ridículo.
Por otra parte tenemos a Terence Winter, el experto en el arte de la televisión. Supongo que el éxito de “Boardwalk Empire” –donde hizo mancuerna con Scorsese– debía replicarse. Y aquí estamos, con tanta genialidad apostando por una serie que cuenta con lo mejor de lo mejor… ¿por qué diablos no es una obra maestra?
Sencillamente, porque en algunas ocasiones “menos es más”. En este caso, entre la saturación artística y la parsimonia narrativa, HBO nos ofrece un producto estridente y –aquí lo irónico– a la vez desganado, como si tanto esmero partiera de las razones incorrectas.
Aclaro. Es una serie importante con destellos magistrales. Tantos, que abruma. No pasará desapercibida, por supuesto. Sus seguidores serán amantes del cine de Scorsese y claro, adoradores del rock setentero y de la música en general. Pero, sobre todo, fanáticos que añoren esa década que marcó la historia de la música.
Esa es, paradójicamente, su bendición y su castigo. Lo que sucede con “Vinyl” es que está diseñada desde la nostalgia. Como si Scorsese y Jagger se hubieran sentado a ver juntos el álbum familiar de sus respectivas carreras.
Mi calificación: 80 de 100.
Mi Twitter: @CalladitaR