Masacre y feminicidio en Sonora
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La bestial matanza de niños y su madre ocurrida en Sonora nos lleva a una reconsideración de presente y pasado. La región del río Bavispe ha sido violenta desde hace no menos de siglo y medio, pero quizás desde la era Colonial. Hay una masacre que se guardó en la historia de manera casi asombrosa: en los recuerdos de un indio. Un joven na’dene (malamente les dijeron apaches) dejó la aldea para ir a comprar un caballo. Regresó y encontró asesinada a toda su familia. De ahí pidió que su etnia le permitiera internarse en el sendero de la guerra. Se lo permitieron y pudo vengarse. Luego el jefe le prohibió seguir luchando y Gerónimo se separó con algunos guerreros y tuvo la vida que conocemos. Ese recuerdo que enuncié antes lo contó ya en la cárcel, poco antes de morir, a un profesor norteamericano, S.M. Barrett, que lo publicó.
Junto al Bavispe luchó un grupo de quicapús (esto es muy desconocido) contra los indios que invadían a México ya en el siglo 19, como lo hicieron otros en Coahuila. Misma región. Cuando era director del Archivo Municipal tuvimos ahí una reunión de grupos étnicos de Coahuila y Sonora. Vinieron indios quicapús y yaquis de Sonora. Una anciana quicapú de 94 años tenía una tierrita alimentada con el agua del Bavispe. Visitó a los quicapús de Múzquiz y regresó a Saltillo. Lo que más le impresionó, y lo dijo, era que el río Sabinas corría hacia donde nace el sol mientras que el Bavispe hacia donde muere.
De que los indios eran bravos lo sabemos. Ahí y en Arizpe, junto al río Bámori los españoles debieron edificar un presidio con una tropa militar muy experimentada. El problema era que los pocos ríos confluían en esa pequeña región, de ahí su importancia estratégica. Había indios jovas, pápagos, ópatas y otros, además de españoles. Por los nombres de sus poblados sabemos que eran gentes de río: en efecto Bavispe, Bámori, Bacanuchi, Bacanora, Bacadehuachi y otros más contienen al prefijo “ba”, que en las lenguas cahítas significa agua. Yo alfabeticé adultos en Bámori, por eso conozco la región.
Por esos lares los villistas atacaron a un grupo étnico que podrían ser los mormones (no lo sé) también junto al Bavispe. Dejaron sus casas abandonadas. Yo pasé por el lugar y comí en una cabaña que hacía las veces de hostería. La campesina cocinaba en una estufa de hierro, la más bella y grande que yo haya visto, que tenía el nombre del navío inglés al que perteneció. Su esposo me dijo que todos lo que llegaban ahí la querían comprar: “Pida lo que quiera”, le decían. Las casas me recordaron las de los campesinos de Bélgica: altas (sin necesidad), de ladrillo y muy angostas. Abandonadas desde (creo) 1923.
Ahora sucede tal vez lo más cruel, demoniaco, inaudito, brutal, monstruoso: asesinaron niños incluyendo algunos de pecho, y dejaron heridos a los que sus balas no alcanzaron; la intención era matarlos. ¿Cómo puede haber gente tan desalmada? Nunca pensamos que en México la hubiera, pero la hay.
¿Qué sucedió?, ¿por qué la familia Lebaron ha sido vapuleada por años?, ¿por qué no puso el gobierno federal, estatal y municipal el remedio? No lo sabremos nunca, pero el primer Lebaron asesinado lo fue en el sexenio de Calderón y no hizo nada. ¿Qué hizo Peña Nieto?, por lo visto nada. ¿Y qué debe hacer López Obrador?, vamos a verlo.
Como si esto no fuera suficiente, un macho estúpido acaba de asesinar en Ures, Sonora, a su compañera sentimental. Es un claro caso de feminicidio. La occisa era Raquel Padilla, doctora en Historia por la universidad de Hamburgo. Estudió la lengua cáhita, convivió con los yaquis y publicó varios libros sobre ellos. Señalo dos: “Yucatán, fin del sueño yaqui. El tráfico de los yaquis y el otro triunvirato” y “Progreso y libertad. Los yaquis en la víspera de la repatriación”. Por haber vivido en Vícam más de tres años (pueblo yaqui) quise leerlos y busqué a la autora. Le envié mi último libro y me mandó el suyo. No nos conocimos. ¿Cómo entender a varones tan estúpidos que maten a quien han amado (supuestamente) en vez de acordar una separación dialogada?
Y, me es difícil dar fin a esta columna porque no creo exista alguien que pueda explicar tanta mierda que hay en el mundo y en especial en México y Estados Unidos.