"Matisse in the Studio", una mirada al mundo privado del artista
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La exposición "Matisse in the Studio" (Matisse en el estudio) que puede verse en la Royal Academy of Arts de Londres explora la estrecha conexión entre su pasión de coleccionista privado y el conjunto de la obra del maestro clásico moderno.
Para el artista francés Henri Matisse, su estudio era un teatro donde los numerosos objetos que coleccionaba fungían como actores que podían interpretar los más diversos papeles. Con su "colección de trabajo" viajaba de un lugar a otro y en caso necesario ordenaba que se la enviaran.
La exposición "Matisse in the Studio" (Matisse en el estudio) que puede verse a partir de mañana sábado y hasta el 12 de noviembre en la Royal Academy of Arts de Londres explora la estrecha conexión entre su pasión de coleccionista privado y el conjunto de la obra del maestro clásico moderno.
Para Matisse (1869-1954), los objetos que tanto valoraba eran al mismo tiempo tema e inspiración. Para evidenciar la inclusión en su obra, la Royal Academy contrapone 65 pinturas, esculturas, dibujos y recortables del artista con unos 35 objetos que aparecían continuamente en sus obras.
"Queremos mostrar el papel decisivo que desempeñó el mundo de los objetos en sus magistrales visiones del color y la forma", señala la curadora principal de la muestra Ann Dumas.
Entre sus objetos favoritos se encuentra una jarra de cacao plateada que recibió en 1898 como regalo de bodas, un jarrón de cristal andaluz con grandes asas y una silla veneciana con forma de concha que aparece de forma recurrente en dibujos, pinturas y recortables.
Un pequeño torso romano, un busto de Buda o una escultura de madera noble se ven también sorprendentemente integrados en pinturas de flores o naturalezas muertas.
Matisse compartía con Picasso su fascinación por el arte africano y oriental como alternativa a la representación figurativa occidental. El artista francés regaló al español un retrato de su hija Marguerite, entonces de 13 años, que recordaba estilísticamente a las esculturas de máscaras africanas en su "estilo directo y simplicidad”.
Con sus pinturas enriquecidas como elementos decorativos, Matisse trataba también de modificar el foco occidental, tradicionalmente puesto "en una persona u objeto central" de una obra. Su principal objetivo era la "unidad armónica de colores y formas”.
Según Dumas, sus diversas visitas a una exposición de arte islámico en Múnich en 1910 le dieron un impulso esencial para su profundización en el arte, la arquitectura, el mobiliario o los textiles islámicos, que acabaron llevándolo a viajes a España y el norte de África rompiendo los moles de la época.
Igual de entusiasmado se mostraba también por la caligrafía china, que consideraba "la conexión perfecta entre significado y forma”.
La Royal Academy organizó la exposición junto con el Musée Matisse de Niza y el Museum of Fine Arts de Boston, donde la muestra se expuso entre abril y julio. En torno a la mitad de los objetos que se muestran ahora en Londres proceden de colecciones privadas y pueden verse por primera vez fuera de Francia.