México, pobreza y vergüenza

Politicón
/ 14 noviembre 2019
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“El Chapo”, Ayotzinapa y Tlatlaya nos retratan y nos humillan. Retratan al gobierno del PRI mejor que todas las propuestas, nacionales e internacionales de Enrique Peña Nieto y subordinados. En todo han fallado nuestros dirigentes. No hay una secretaría digna de aplauso. No hay un político en servicio digno de admiración. Todas las “buenas ideas” y las mentadas reformas han fracasado y en ningún rubro hemos avanzado —falta por ver qué sucederá con la educación en Oaxaca—. Si en todo reprobamos, ¿cómo no hacerlo en la enésima “cruzada contra la pobreza”?

La pobreza no se mejora con propuestas, mejora con hechos. Sin tela de donde cortar, imposible disminuir el tema más acuciante y más grave de nuestra nación. La pobreza se profundiza y con ella los vocingleros del priato demuestran su incapacidad. Pobreza y miseria retratan el fracaso y la acumulación de lacras de éste y de los gobiernos previos.

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) informó hace unos días que la pobreza aumentó en México en 2014; ahora, 55.3 millones de personas viven en situación de precariedad, lo que representa el 46.2 por ciento de la población. También se reportó que la pobreza extrema disminuyó: en 2012 se contabilizaron 11.5 millones de personas, mientras que en 2014, disminuyó a 11.4 millones, lo cual, significa que 9.5 por ciento de la población subsiste en esa condición. Pobreza extrema significa carecer de recursos incluso para alimentarse. En números, si creemos en los datos proporcionados por el gobierno, sólo 100 mil connacionales dejaron atrás la miseria.

En 10 estados, continúa el informe, se ha profundizado la pobreza, Oaxaca, Chiapas, Estado de México entre ellos; Gonzalo Hernández Licona, secretario ejecutivo del Coneval, enlistó otros datos pertinentes: “…se han reducido las carencias en educación, salud y seguridad social en la población en pobreza, pero no mejoró el acceso a la vivienda y a la alimentación en el país”.

Después de asegurar que la pobreza repuntó, como anoté, en 10 estados, Hernández Licona matizó que en tres, Guerrero, Nayarit y Jalisco las cifras disminuyeron, pero no lo suficiente para compensar el incrementó en otros estados. Ante esos logros (tres mejoraron), y esos fracasos (diez empeoraron), la receta y la esperanza, siempre de acuerdo a Coneval, es simple: “la responsabilidad es compartida entre los gobiernos local y federal”, aseguró el doctor Gonzalo Hernández. Las conclusiones se centraron en dos aspectos: combatir la pobreza requiere mejorar las políticas sociales y económicas.

Los datos expuestos deben leerse desde varias perspectivas, no sólo de acuerdo a las estadísticas, (casi) siempre amañadas, ofrecidas por Coneval. Cinco observaciones —no hay espacio para más: 1) Dos años y medio han pasado desde el regreso del PRI. En cuanto al combate a la pobreza nada se ha logrado. 2) Decir que la pobreza extrema ha disminuido es falso: aunque haya cien mil ciudadanos menos en esa condición, en los últimos tres años el aumento poblacional ha incrementado el número de habitantes en condiciones de miseria. 3) En ese mismo rubro, no se explica si la disminución se debió a muertes asociadas a enfermedades o a desnutrición (en México fallecen cada día nueve personas por hambre). 4) En el informe no se mencionan los logros, si acaso los hubo, de la Cruzada Nacional contra el Hambre. 5) Es inverosímil creer que “…se han reducido las carencias en educación, salud y seguridad social en la población en pobreza, pero no mejoraron el acceso ni a la vivienda ni a la alimentación”; es inverosímil y falso: sin vivienda digna y alimentación adecuada y suficiente nada mejora.

Dos años y medio han transcurrido desde el regreso del PRI. El 21 de enero de 2013 en Las Margaritas, Chiapas, el presidente Peña Nieto anunció, con pompa y elegancia, la Cruzada Nacional contra el Hambre, estrategia de inclusión y bienestar social del gobierno federal que pretendía abatir de manera masiva la pobreza, la desnutrición y la marginación social en México. ¿Qué sucedió? Lo de siempre: todo ha empeorado.

Notas insomnes. Tiene razón Gonzalo Hernández Licona: combatir la pobreza requiere mejorar las políticas sociales y económicas. Hasta ahora no ha (no han) dicho cómo. 

 

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