‘No ejerzo de viuda de Roberto Bolaño’
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Carolina López asiste en la FIL a la presentación de ‘El espíritu de la ciencia-ficción’, novela inédita del escritor chileno
GUADALAJARA.- Si hay dos escritores de los que se hable sin cesar en la Feria del Libro de Guadalajara esos son Mario Vargas Llosa y Roberto Bolaño. El peruano, homenajeado por sus 80 años, fue omnipresente los tres primeros días. El chileno, fallecido en 2003 a los 50, será el gran ausente durante esta semana dedicada a una literatura, la latinoamericana, que hace tiempo que lo consagró como el penúltimo gran maestro. No hay coloquio en el que no se pronuncie su nombre.
Este martes, además, el escritor y cineasta Guillermo Arriaga y el crítico Christopher Domínguez Michael presentaron por todo lo alto El espíritu de la ciencia-ficción, una novela inédita ambientada en la Ciudad de México, escrita en 1984 y que ha supuesto un sonado cambio de editorial por parte de los herederos de Bolaño. A partir de ahora será Alfaguara, y no Anagrama, la encargada de publicar la obra del autor de Los detectives salvajes. Entre este año y el que viene, serán 21 los títulos que el sello propiedad del grupo Penguin Random House pondrá a la venta tanto en formato trade –el de las novedades-, como en bolsillo y en electrónico.
Horas antes del acto público -en el que se ponderó a Bolaño como “un tipo extraño de escritor mexicano: un chileno chilango”-, Carolina López, su viuda, habló durante una hora con la prensa. Lo hizo con toda naturalidad pero rodeada por los editores de Alfaguara de México, España, Chile y Colombia. Entre los periodistas, además, se sentaban su hijo Lautaro, de 26 años, y su agente literario, el estadounidense Andrew Wylie, al que acompañaba Cristóbal Pera, responsable de la división de lengua española de la agencia que gestiona los derechos mundiales del autor de 2666 al lado de los de creadores como Borges, Andy Warhol o Bob Dylan.
López explicó la organización del Archivo Bolaño, que atesora en Blanes (Girona) las 14.374 páginas que Bolaño dejó al morir en “varias pilas de papeles” y de las que ha salido El espíritu de la ciencia-ficción. 84 libretas, carpetas recicladas una y otra vez, libros de poemas distintos que combinan los mismos versos y casi un millar de cartas, junto a cientos de recortes, revistas y fotos, forman parte de un archivo que ya está digitalizado y ha empezado a recibir consultas de estudiosos de todo el mundo. Para López, el valor de un material así es ue permite seguir el método de trabajo –notas de escritura, borrador y redacción en limpio- de un autor que tuvo su primer ordenador en 1995, que quiso ser escritor desde los 17 años, empezó a publicar a los 43 y murió a los 50. “Entre los 17 y los 43 escribió mucho, por eso hay tanto material”, dijo. Todavía está por evaluar cuánto de lo inédito es publicable”.
Consciente de las suspicacias que ha despertado el cambio de editorial y el hecho de haber relegado al crítico Ignacio Echevarría, hasta ahora principal asesor literario del legado de Bolaño, Carolina López se hizo a sí misma la pregunta más comprometida: ¿habría publicado el propio Bolaño El espíritu de la ciencia-ficción? “La premisa es falsa porque él no está”, se respondió. “Es posible que no porque iría publicando lo que estuviera escribiendo, pero seguro que estaría contento de que se publicara ahora”. Echevarría publicó un artículo que respondía a su vez a otro de López, también publicado en estas páginas. Entre otras cosas, el crítico afirmaba que fue él quien, venciendo las reticencias de la viuda del escritor, impulsó la publicación de sus primeros inéditos. ¿Fue así? “Todo lo que tenía que decir lo dije ya en el artículo de EL PAÍS”, contestó López. “Solo añadiré que sin mi autorización no se hubiera publicado nada. No recuerdo haber sido reticente. Los primeros años fueron muy duros. Mi hija, Alexandra, tenía 2 años y Lautaro, 13. Y acababan de perder a su padre. No sé si [Ignacio Echevarría] se refiere a eso, pero cuando los chicos eran pequeños estábamos en otras cosas. El ritmo de de una familia y el de valoración de un archivo no son el mismo. Cuando los chavales han crecido he podido dedicarme más a esto.”
Preguntada por el posible paralelismo entre su figura y la de María Kodama, viuda de Borges, López fue rotunda: “Es un orgullo que me comparen con ella. Solo hay que ver dónde y cómo está la obra de Borges. Ha hecho un gran trabajo para preservarla y difundirla”. Luego agregó: “La viudas arrastran un estigma, son víctimas de un estereotipo machista. Cuando mis hijos se ocupen del legado de su padre, ¿también serán viudas? Yo no ejerzo de viuda de Bolaño igual que antes no ejercía de ‘señora de”.
Horas más tarde, el mexicano Christopher Domínguez Michael, autor del prólogo de El espíritu de la ciencia-ficción, recordó que Bolaño estuvo enfermo mucho tiempo, por lo que “podría haber destruido lo que sabía que, a su muerte, iba a ser publicado; pero era consciente de su estatura de clásico”. El crítico añadió que no había conocido al escritor en los años en que este vivió en México y que tampoco tenía nada que ver con el archivo: “No dejo pues que me regañen albaceas despedidos”, dijo en referencia a las críticas de Ignacio Echevarría a la edición de una novela que el propio Domínguez Michael considera de mayor interés que inéditos como Los sinsabores del verdadero policía o El Tercer Reich. No es, subrayó, un “agregado inútil” sino una de las “piezas fundamentales” de la obra del autor más influente de la literatura latinoamericana del cambio del siglo XX al XXI. Solo hay que dar una vuelta por la FIL para comprobarlo.