Pakistán conmemora primer aniversario de masacre en escuela Peshawar

Internacional
/ 16 diciembre 2015

Unas 150 personas, entre ellas 136 niños, murieron el 16 de diciembre de 2014 durante un asalto talibán a la escuela gestionada por el Ejército en la ciudad noroccidental del país.

Pakistán conmemoró hoy el primer aniversario de la masacre perpetrada por los talibanes en una escuela de Peshawar con una ceremonia en el lugar del atentado, rodeada de amplias medidas de seguridad, a la que acudió el primer ministro, Nawaz Sharif, junto a otros líderes militares y civiles.

En la ciudad, situada en el noroeste del país, y en el resto de Pakistán se tomaron amplias medidas de seguridad para evitar cualquier intento de sabotaje del acto por los insurgentes, informaron funcionarios de la seguridad.

En la ceremonia participaron también familiares de las víctimas y el jefe del Ejército, Raheel Sharif, así como los gobernadores de cuatro provincias.

Unas 150 personas, entre ellas 136 niños, murieron el 16 de diciembre de 2014 durante un asalto talibán a la escuela gestionada por el Ejército en la ciudad noroccidental del país, que conmocionó a la población y desató una operación a gran escala contra el extremismo islámico.

Nawaz Sharif aseguró que su país casi ha conseguido con sus operaciones militares romper la columna vertebral del terrorismo. "Las operaciones continuarán y no está ya lejos el día en que podamos ofrecer a nuestros hijos un Pakistán en paz", señaló.

Además, prometió que Pakistán se vengará de "cada gota de sangre derramada" de los niños muertos y dijo que ese atentado le quitó la idea de alcanzar la paz con los talibanes, gestada en 2013.

 

Pakistán reaccionó al ataque declarando una guerra total contra los insurgentes y también reanudando las ejecuciones de los condenados por terrorismo y otros delitos graves. Según el Ejército, unos 3.400 insurgentes han sido abatidos durante la operación.

La cifra de atentados contra instituciones estatales y civiles se redujo casi a la mitad este año. Pero el lunes los extremistas mataron a 24 personas, entre ellas muchas mujeres, en un atentado contra un mercado en el valle de Kurram, cerca de la frontera con Afganistán.

¿Un nuevo Pakistán? Un año después de la masacre escolar en Peshawar

En los últimos días, el dolor fue en aumento. "Cada vez mayor cuanto más se acerca el 16 de diciembre", confiesa Atlaf Hussein, que recuerda cómo intentó distraer a los combatientes talibanes para que no entraran en el aula en la que estaba su hija Khola

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¡"Yo también soy musulmán, no les disparen a los niños!", gritaba. Luego sintió cómo le disparaban en el abdomen. Antes de desmayarse, llegó a oír cómo comenzaban a disparar en el aula en el que estaba Khola.

Hussein, de 42 años, es maestro de inglés en la escuela operada por el Ejército en la ciudad de Peshawar, en el noroeste de Pakistán, que el 16 de diciembre del año pasado fue atacada por talibanes armados. Siete hombres irrumpieron en las instalaciones con armas automáticas y fueron aula por aula.

Mataron a 150 personas: 136 eran niños y entre ellos estaba Khola Hussein, de seis años. Fue la víctima más joven de la masacre.

El baño de sangre de Peshawar se convirtió en un trauma nacional. Pero también fue el puntapié para una ofensiva inusual contra los milicianos islamistas de Pakistán. Durante mucho tiempo, los talibanes habían sido considerados una ayuda bienvenida, como cuando contribuyeron a desplazar a los soviéticos de Afganistán e incluso en el conflicto entre Pakistán e India por la región de Cachemira.

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"Pakistán los protegió durante años", dice Mansur Mehsud, del centro de investigación Fata, que monitorea a los extremistas paquistaníes. Pero luego, la violencia de los extremistas se dirigió cada vez más contra el Estado. Casi 60.000 personas murieron desde 2003 en atentados, afirma en su web South Asia Intelligence Review, que realiza un conteo de las víctimas. Más de 20.800 de ellas eran civiles.

Durante mucho tiempo, se evitaron las operaciones militares. Por un lado, de acuerdo con el analista Mehsud, porque algunos miembros del aparato estatal diferenciaban entre "buenos" (es decir, provechosos para Pakistán) y "malos" talibanes. Por otro lado, porque se temían acciones de represalia.

Pero con la masacre de Peshawar, en la que los combatientes mataron a niños, se cruzó un límite. Una semana después se ideó un plan antiterrorista nacional y el Ejército logró desplazar a los talibanes con la operación de nombre marcial "Sarb-i-Asb" (Golpe con la espada del profeta) de la mayoría de sus bastiones. Muchos extremistas huyeron a la vecina Afganistán.

Desde entonces sucedieron dos cosas, según Amir Rana, del Instituto de Estudios sobre la Paz paquistaní. "En primer lugar: la seguridad mejoró", dice. El número de atentados en 2015 se redujo casi a la mitad en comparación con el año anterior. Desde principios de año murieron más de 3.500 personas. Sin embargo, en años anteriores, esa cifra se ubicaba en torno a unos 11.700. Noviembre fue, con 174 muertos, el mes con menos víctimas civiles desde 2007.

"En segundo lugar, se redujo la tolerancia de la sociedad ante la violencia", añade. Sin embargo, el rechazo a la violencia islamista no significa que el apego a la ideología islamista sea cada vez menor. "La sociedad paquistaní se está volviendo cada vez más religiosa y conservadora", afirma Rana. Un motivo de ello es el surgimiento de una élite religiosa que financia escuelas, partidos y organizaciones de beneficencia islámicas.

Miles de predicadores van de puerta en puerta intentando atraer a las personas a las mezquitas en Pakistán. Muchos se preguntan si un mayor vuelco al islam puede traducirse en una mayor cantidad de islamistas, es decir, musulmanes integristas. Pakistán es, después de Indonesia, la mayor sociedad musulmana del mundo. Algunos creen que lo que sucede allí podría repetirse en el resto del mundo musulmán.

El Ejército, por su parte, dice que las operaciones militares no bastan para vencer a los extremistas. El plan antiterrorista tiene también una pata "civil", pero ésta avanza con mucha lentitud. Por ejemplo: las más de 20.000 escuelas religiosas deberían ser registradas, ya que de allí salen algunos de los extremistas. Sin embargo, los líderes religiosos se opusieron a la medida, y ésta nunca fue implementada.

Hace poco, una joven mujer llamada Tashfeen Malik mató junto con su esposo a 14 personas en San Bernardino, en Estados Unidos. Malik era oriunda de Pakistán y había sido radicalizada en una escuela coránica en Multan, una ciudad del este de Pakistán, según informaron fuentes de los servicios secretos paquistaníes.

Altaf Hussein, el padre de Khola, se asustó mucho con ello. Lo único que lo ayuda es pensar que la muerte de su pequeña hija sirvió al menos para sacar al país del letargo y para evitar más muertes. Sin embargo, para Hussein, la solución al terror islamista no es prohibir la religión, sino más islam. Un mejor islam.

 

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Pakistán ejecuta a ocho condenados antes de aniversario de masacre

Pakistán colgó a ocho condenados por asesinato, un día antes de que se cumpla el primer aniversario de la masacre perpetrada por los talibanes en una escuela, tras la cual el Gobierno levantase la moratoria a la pena de muerte.

En este caso las ejecuciones tuvieron lugar en cinco prisiones diferentes de la provincia de Punjab, en el centro del país, según informó a dpa una fuente del Ministerio de Interior.

El Gobierno paquistaní levantó la moratoria a la pena de muerte después de 136 niños muriesen en el ataque talibán contra una escuela de Peshawar gestionada por el Ejército.

En un primer momento las autoridades anunciaron que sólo ejecutarían a condenados por terrorismo, pero la mayor parte de las personas a las que se les aplicó la pena de muerte estaban acusados de asesinato.

Hace dos semanas fueron ejecutados los cuatro primeros condenados por la masacre de la escuela. Un tribunal militar condenó a muerte a seis extremistas por apoyar a los atacantes.

En lo que va de año Pakistán ejecutó a 300 personas, sólo por detrás de China e Irán.

 

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