Peña Nieto arranca su quinto año de gobierno

Nacional
/ 1 diciembre 2016

En cuatro años de gobierno, el presidente Enrique Peña Nieto ha realizado movimientos en su gabinete, por estrategia política u obligado por las pifias de algunos de sus colaboradores

De frente a lo que será la recta final de su mandato, Peña Nieto puso como titular de la Procuraduría General de la República (PGR) a Raúl Cervantes, quien ocupaba un sitio en el Senado, y quien podría contender para ser el primer Fiscal General de la Nación, para cubrir el cargo por nueve años.

Para incorporar a Cervantes a la PGR, el mismo 26 de octubre pasado, el Ejecutivo federal llevó a Arely Gómez, que era la procuradora, como titular de la Secretaría de la Función Pública, acéfala desde la renuncia de Virgilio Andrade, el pasado 18 de julio.

Antes de estos dos nombramientos, la renuncia de Luis Videgaray Caso a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público fue uno de los movimientos en el gabinete presidencial más sonados entre la clase política, esto ocurrió el 7 de septiembre anterior.

La separación de Videgaray sorprendió, ya que el extitular de Hacienda fue uno de los dos pilares del gobierno de Peña Nieto.

Sin menoscabo de que antes de eso fue coordinador de Transición Gubernamental del equipo de transición del Presidente electo; coordinador general de la campaña presidencial y, en el Estado de México, fue su secretario de Finanzas, con una amistad de quince años.

Videgaray renunció en medio de la polémica por la visita a México del entonces candidato republicano a la Presidencia de Estados Unidos, Donald Trump, y ahora Presidente electo de los vecinos del norte.

Seis días antes de la renuncia de Videgaray, el 30 de agosto, por órdenes del presidente Peña Nieto, Enrique Galindo fue relevado de la Policía Federal (PF). La remoción del jefe policiaco se dio 11 días después de que la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) dio un informe donde se estableció que elementos de la PF ejecutaron a 22 integrantes del Cártel Jalisco Nueva Generación en Tanhuato, Michoacán, y en medio de una polémica por el enfrentamiento en Nochix-
tlán, Oaxaca, donde ocho personas murieron, en el marco de la lucha de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) por abrogar la Reforma Educativa.

Más de media docena de personas que trabajaron con Peña Nieto mucho antes de ser Presidente han sido removidos de sus cargos en el gobierno federal.

Iba a entrar el gobierno en sus primeros 150 días, con el reconocimiento de las principales fuerzas políticas por el Pacto por México, firmado tan pronto como tomó las riendas del país el Presidente, cuando, el 27 de abril de 2013, se conoció un escándalo protagonizado por la hija de Humberto Benítez Treviño, entonces titular de la Profeco, que presionó para que clausuraran un restaurante.

Benítez Treviño, político mexiquense, quien fue procurador General de la República en 1994 y secretario general de Gobierno en la administración de Peña Nieto en el Estado de México entre 2005 y 2009, fue destituido por orden presidencial a mediados de mayo de 2013, por el secretario de Gobernación Miguel Ángel Osorio Chong.

David Korenfeld, otro mexiquense, dejó el gobierno de Peña Nieto después de que un vecino del fraccionamiento Bosque Real denunció en redes sociales que Korenfeld usó en beneficio personal un helicóptero de la Comisión Nacional de Agua (Conagua), dependencia de la que era director.

Korenfeld, que fue titular de la Secretaría del Agua y Obra Pública en toda la administración de Peña Nieto como gobernador del Edomex, fue evidenciado a principios de abril de 2015.

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En la Comisión Nacional de Seguridad han sido dos hombres los removidos. Primero el médico Manuel Mondragón y Kalb, el 14 de marzo de 2014, y su sucesor, Monte Alejandro Rubido, quien fue destituido por el Presidente el 28 de agosto de 2015, después de la fuga de Joaquín El Chapo Guzmán del penal de alta seguridad de El Altiplano, el pasado 11 de julio.

Otro de los personajes que dejó el primer círculo presidencial fue el exgobernador del Edomex, Emilio Chuayffet, que se desempeñó como secretario de Educación Pública entre el 1 de diciembre de 2012 y hasta 2015. Chuay-
ffet habría tenido algunas resistencias para operar la Reforma Educativa del presidente Peña y actualmente está en el retiro.

Emilio Lozoya Austin, que se integró al equipo del candidato presidencial Peña Nieto como coordinador de Vinculación Internacional y fue vicecoordinador de Asuntos Internacionales, ocupó la dirección de Petróleos Mexicanos (Pemex) desde el principio de la administración hasta el 8 de febrero pasado, sin que se conozcan públicamente los factores que lo dejaron fuera de la empresa productiva del Estado, aunque fueron determinantes algunos hechos de corrupción en la empresa.

En la misma fecha que fue removido Lozoya se anunció la salida de Mercedes Juan de la Secretaría de Salud, y llegó en su lugar José Narro, el exrector de la UNAM.

Jesús Murillo Karam, exgobernador del estado de Hidalgo, que inició el gobierno de Peña Nieto como titular de la Procuraduría General de la República (PGR), dejó ese encargo para ocupar la titularidad de la Sedatu, desde donde dejó la Administración Pública.

Murillo, quien fue delegado del CEN del PRI en el Edomex cuando Peña ganó la elección, en 2005, jugó un papel fundamental en la campaña presidencial, cuando era senador. Dejó la PGR debido a las pifias en el caso de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, ocurrida el 26 de septiembre de 2014, dejando para la historia la frase: “la verdad histórica”.

Dos personajes que fueron fundamentales en la vida política del presidente Peña Nieto antes de llegar a Los Pinos, y que arrancaron su gestión como secretarios de Estado, fueron enviados a sendas embajadas.

Uno de ellos es Juan José Guerra Abud, militante del Partido Verde, quien fue secretario de Medio Ambiente de diciembre de 2012 a agosto de 2015. Guerra Abud es actualmente embajador de México en Italia, pero cuando fue secretario de Desarrollo Económico del gobierno del Estado de México, entre 1993 y 1998, tuvo como su secretario particular a Peña Nieto; fue desde ahí donde el actual presidente de México saltó al primer plano de la política mexiquense.

El otro es Enrique Martínez y Martínez, exgobernador del estado de Coahuila. Fue titular de la Sagarpa y actualmente es embajador de México en Cuba. Se convirtió en un consejero político de Peña Nieto en 2007, cuando Martínez y Martínez fue nombrado delegado del Revolucionario Institucional en el Estado de México, después de que el coahuilense buscó ser candidato presidencial del PRI en 2006.

Como parte del primer círculo que acompañó a Peña Nieto desde su administración en el Estado de México y que han sido hechos a un lado están los constructores Juan Armando Hinojosa, defenestrado por el caso de la “casa blanca” de la esposa del Presidente, Angélica Rivera, y que iba a construir el tren a Querétaro y el acueducto de San Luis Potosí a Monterrey; otro es el caso de Eustaquio de Nicolás, que fue líder en construcción de vivienda, desde Homex; es amigo de Enrique Peña Nieto desde la época estudiantil; se conocieron en la Universidad Panamericana, donde De Nicolás estudio ingeniería; ambos vivieron en la misma casa de huéspedes cuando fueron estudiantes en la Ciudad de México, en la década de los ochenta.

David López, que también fue parte del primer círculo presidencial, desde los tiempos de la gubernatura dejó la dirección de Comunicación Social de la Presidencia para irse como diputado federal, desde donde buscó ser candidato al gobierno de Sinaloa.

Jorge Carlos Ramírez Marín, un político yucateco que como abogado se la jugó en la campaña presidencial, inició el gobierno de Peña como titular de la Sedatu, cargo que dejó para convertirse en diputado federal, desde donde se prevé busque la candidatura a la gubernatura de su tierra, en 2018.

Otros que siguen dentro del círculo presidencial, pero en distinto puesto al original, son Aurelio Nuño, que pasó de la Oficina de la Presidencia a la Secretaría de Educación Pública; Luis Miranda, de la subsecretaría de Gobernación a la Secretaría de Desarrollo Social; Francisco Guzmán, de coordinador de asesores del Presidente pasó a la Oficina de la Presidencia; Rosario Robles, de Sedesol a Sedatu; José Antonio Meade, de Relaciones Exteriores a Sedesol y de ahí a Hacienda; Claudia Ruiz Massieu, de Turismo a Relaciones Exteriores; Enrique Ochoa de la Comisión Federal de Electricidad al PRI; José Antonio González, del IMSS a Pemex, y Mikel Arriola, de Cofepris al IMSS.

Ejecutivo presenta balance de su gestión

El presidente Enrique Peña Nieto celebra hoy, 1 de diciembre, ante unos ocho mil 300 servidores de la Administración Pública Federal, su cuarto año al frente del Gobierno de la República.

En el evento “4 Años Transformando a México”, que se realizará en la Expo Santa Fe, en la Ciudad de México, el primer mandatario hará un recuento de lo logrado por su administración a la fecha, y los pendientes que se deben atender en los dos años que restan del sexenio.

A la presentación de este balance asistirán los integrantes del gabinete presidencial.

En 2015, el mensaje del Presidente con motivo de sus tres primeros años de gobierno se realizó en Palacio Nacional, al que asistieron funcionarios de distintas dependencias, integrantes de las fuerzas armadas y personas de diversos sectores de la sociedad.

Metas cumplidas

Al cumplirse este jueves cuatro años del actual sexenio, el gobierno de Enrique Peña Nieto ha cumplido 97 de los 266 compromisos pactados durante su campaña presidencial; tres se cancelaron o suspendieron, y 166 están en proceso de cumplimiento.

De acuerdo con un informe elaborado por la Secretaría Técnica del Gabinete de la Presidencia de la República, el compromiso es cumplir al cien por ciento todos los acuerdos, a más tardar el 30 de noviembre de 2018.

Entre lo concretado destaca la creación del Instituto Nacional del Emprendedor, que genera crédito, formación y capacitación a los emprendedores; la aprobación de la Reforma Energética y la construcción de distintos proyectos de infraestructura en todo el país.

Las más recientes obras entregadas por el presidente Peña Nieto fueron las universidades politécnicas en Coahuila y el viaducto elevado en Puebla.

Entre los compromisos pendientes se encuentran el Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el tren interurbano Toluca-México, la ampliación del tren eléctrico de la zona metropolitana de Guadalajara, y el establecimiento a nivel nacional del seguro de desempleo.

Están cancelados la construcción del Tren Transpeninsular Mérida-Punta Venado, el centro de convenciones de Córdoba y el proyecto del tren rápido Querétaro-Ciudad de México.

“PUEDE SENTAR BASES PARA SEGUNDA VUELTA”

La cuenta regresiva de los últimos 729 días de mandato del presidente Enrique Peña Nieto comienza hoy, y lo hace con retos fundamentales, no solamente para terminar de marcar cómo será vista su administración en la historia, sino para el futuro de México.

Así lo aprecia Heriberto Galindo Quiñones, diputado en la LXII Legislatura, la que aprobó las Reformas Estructurales, que fueron, dijo el exlegislador, “dos años grandiosos para su administración”, pero que, ahora, sostuvo el priista, tiene enfrente distintos retos:

Tres elecciones estatales: Coahuila, Estado de México y Nayarit; el combate a la corrupción y la impunidad, y la vigilancia del ejercicio presupuestal, para lo cual, señaló Galindo Quiñones, “el Presidente tendrá que revisar a su gabinete y echar mano de los talentos mexicanos para gobernar el último tramo de su gobierno”.

En entrevista, el político sinaloense dijo que Peña Nieto podría dar nuevos pasos en materia de reforma política, y explicó a qué se refiere:

“El presidente Peña Nieto pudiera reglamentar los gobiernos de coalición y, aunque no sea inmediato, dejar las bases de lo que un día va a haber en México: la segunda vuelta electoral; si no inmediatamente, como segundo efecto de los gobiernos de coalición”, indicó.

 

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Galindo Quiñones, que pasó una época de su carrera en el servicio exterior como embajador de México en Cuba y fue cónsul general en Chicago, también expuso que en esta recta final de su administración, Peña Nieto tendrá que lidiar con el nuevo presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que durante su campaña colocó a los mexicanos como sus enemigos.

“A nivel diplomático debe reforzarse la política exterior para tener un diálogo abierto, directo, sensato, civilizado, no agresivo, pero sí en defensa de la dignidad de México y de los intereses de México”, dijo Galindo, quien fue cónsul de México en Chicago entre 1998 y 2000.

Desde su punto de vista, se debe reforzar la embajada de México en Washington, para tener interlocutores de mayor presencia con el gobierno de Donald Trump. “Conviene el entendimiento, no conviene una política bélica contra Estados Unidos. Las cosas no van a ser cordiales, van a ser difíciles, quiere acabar con el TLC, expulsar migrantes, imponer gravámenes a los aranceles”.

De vuelta a la política interior, Heriberto Galindo opinó que para la elección del Estado de México, entidad que Peña Nieto gobernó de 2005 a 2011, “debemos escoger, a candidato o candidata que sean potencialmente ganadores para que lleven al triunfo al candidato del PRI”.

Dijo que una vez escogido el candidato, y esperando que sea un candidato triunfador, se fortalecerá el PRI y el Presidente de la República de cara a la última etapa de su mandato, aunque también importan las elecciones de Coahuila y Nayarit.

Según Galindo, el presidente Peña Nieto puede revertir las tendencias en la aceptación popular de su gobierno. Y explicó cómo:

“Con medidas relativamente radicales: ahondar profunda y contundentemente en el combate a la corrupción y la aplicación de las leyes a los corruptos. Profundizar en toda una estrategia en contra de la impunidad, radical, de tolerancia cero, para que vuelva a haber confianza en él y en su gobierno”.

Otras medidas, dijo, deben ser hacer un esfuerzo por la aplicación más atinada del presupuesto, es decir que los recursos públicos sean utilizados para las demandas sentidas del pueblo, y no para desarrollar obras que son caprichos de gobernadores o alcaldes.

También propuso una política de austeridad total, para que los recursos alcancen para las obras que más se requieren.

Según las cuentas de Galindo Quiñones, el gobierno puede, dentro de los límites del endeudamiento y déficit permitidos, buscar recursos para hacer algunas obras de infraestructura que el país requiere, y que por falta de recursos no sea han realizado y ejemplificó:

“Debe impulsarse la construcción del nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México; volvería a revisar la posibilidad del tren de la Ciudad de México a Querétaro. En un plano de transparencia y honestidad ante el público. Obras  de infraestructura que le den confianza a la población, las que se puedan realizar en los próximos dos años”.

Opinó que Peña Nieto debe acercarse a la gente y dar un golpe de timón en lo relacionado con la comunicación.

“Hemos fallado en la divulgación de las bondades de las políticas públicas aplicadas por la administración del presidente Peña Nieto... no hemos tenido la política de comunicación social más atinada, los acontecimientos negativos se han impuesto”, concluyó.

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