PGJE: puede ser muy eficaz
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Menos de una semana después —al menos en el papel— la Procuraduría General de Justicia de Coahuila parece haber resuelto el caso de homicidio registrado en la Región Carbonífera de la entidad, capturando a dos presuntos responsables del asesinato de tres ancianas el domingo pasado.
Mediante un comunicado de prensa, la entidad encabezada por Homero Ramos Gloria dio a conocer ayer la aprehensión de dos personas: una de ellas en la Carbonífera y la otra en la ciudad de Saltillo, apenas un día después de ofrecer una recompensa de 200 mil pesos por información que condujera a la captura de los presuntos responsables.
Faltará todavía, por supuesto, que al presentar su caso ante un juez, la PGJE exhiba pruebas suficientes para demostrar la culpabilidad de los imputados y que ello conduzca a la emisión de una sentencia condenatoria que ponga fin a este desagradable episodio.
Mientras ello ocurre, lo menos que puede decirse es que la Procuraduría de Justicia de Coahuila parece haber demostrado, con este caso, su capacidad para se eficaz en la investigación de los delitos, la identificación de los presuntos responsables, su localización y puesta disposición de un juez.
En otras palabras, la dependencia encargada de velar por los intereses de los coahuilenses parece haber probado que cuenta con los recursos técnicos y humanos suficientes para cumplir eficazmente con su labor.
Pero frente a la manifestación de eficacia que acaba de darnos la Procuraduría se alzan múltiples ejemplos de ineficacia en la investigación de conductas que igualmente agravian a la sociedad y en ese catálogo la corrupción gubernamental se encuentra, sin duda alguna, en primer lugar.
¿Por qué la Procuraduría de Justicia no es capaz de exhibir, en la investigación de los delitos cometidos por funcionarios públicos, en contra de los intereses de los coahuilenses, la misma eficacia mostrada en la investigación del homicidio de las tres ancianas muzquenses?
¿Por qué en los múltiples casos de corrupción que se han denunciado públicamente las investigaciones no se inician, o no avanzan, o no generan resultado alguno que ponga en marcha procesos que conduzcan al castigo de quienes nos han ofendido a todos?
Pareciera como si se tratara de dos dependencias distintas: una que actúa con prontitud, profesionalismo, rapidez e incluso pulcritud, y otra que voltea convenientemente para otro lado cuando se muestra la presunta existencia de casos en los cuales el dinero público ha servido para que se construyan fortunas privadas.
Valdría la pena que quienes laboran para dicha dependencia al menos hicieran un alto en el camino y reflexionaran sobre esta dicotómica personalidad que exhiben al sólo mostrarse capaces de resolver aquellos casos en los cuales no existen consecuencias políticas de por medio.
Valdría la pena que decidieran un día sorprendernos también con la resolución de un caso de corrupción, acción que todos los ciudadanos les reconoceríamos ruidosamente.