Primero basurero tóxico, ahora campo experimental; ¿no da para más Coahuila?
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Sin hacer mucho ruido y aprovechando que la opinión pública estaba en el tema electoral, en la misma semana que iniciaron las campañas federales (Presidente, Senadores y Diputados) Petróleos Mexicanos (Pemex) firmó un contrato con la compañía texana Lewis Energy para explotar un yacimiento de hidrocarburos de forma no convencional en Hidalgo, Coahuila.
Y esta semana, aventajando los pasos necesarios para la consolidación del proyecto, se reunieron en Palacio de Gobierno la Comisión Reguladora de Energía y autoridades estatales.
Llama la atención que la entidad sea pionera del tema en México, considerando que no es la única con aparentes –no probadas– reservas de Gas Shale en el subsuelo a cinco años de que fue aprobada la Reforma Energética que permite, entre otras cosas, un “Contrato de Servicios Integrales de Exploración y Extracción”. Así Pemex comparte costos con empresas extranjeras. En este caso, una inversión de 617 millones de pesos que parecerían, por la forma cómo estructuran la información, aterrizarían íntegros en el estado y los beneficios se reflejarían en el bolsillo de sus habitantes.
Nada más alejado de la realidad. Costean el trabajo y poca cosa más. Otorgan beneficios pingües a los municipios vecinos. Servicios, básicamente. El dinero que indirectamente se queda no es suficiente para activar una economía local.
Por lo demás, Hidalgo es el municipio donde Coahuila se une con Tamaulipas, Nuevo León y Texas. Un punto neurálgico. Estratégico para experimentar. Y que la entidad sea el conejillo de indias para el País, pues.
¿Acaso porque no hay oposición aquí, a diferencia de otros estados?
Se trata de 51 predios privados y 119 parcelas ejidales (VANGUARDIA, 27/03/18) en el campo “Olmos” (¿tiene alguna relación, mensaje o dedicatoria para Eduardo Olmos, subsecretario de Coordinación y Enlace Gubernamental?). No hay licencia social, pero tampoco nadie se opone: la población permanece inerte, apática, dejada. Nadie reclama.
Más que un ente social donde predomina el Estado de derecho, Coahuila es un organismo vivo, pero sin defensas. Con inmunodeficiencia. Todo le vulnera, ante la falta de oposición política.
Y es, también, el único territorio del País con dos Cimari. En Ramos Arizpe uno y en General Cepeda otro. A pocos kilómetros de distancia entre ambos. ¿La vocación de Coahuila es ser el basurero tóxico del País? ¿Para eso sirven estas tierras y esta gente?
El patio trasero. Un desierto que sólo sirve para tapizarse de paneles solares y perforarse con la técnica de la fractura hidráulica. Sin considerar que la última década se transformó en un cementerio de fosas clandestinas. Dejado de la mano de Dios.
En el Plan Estatal de Desarrollo 2017-2023, cabe señalar, no figuran estrategias al respecto. Hay, eso sí, un apartado que se denomina “industria energética y minería” donde aparece un punto en particular: “atraer inversiones que generen empleos altamente productivos, y bien remunerados, a partir del potencial energético del estado”.
Se dirá en su defensa que los proyectos son federales. ¿Y no hay acompañamiento entonces?
En cambio, en el eje cuatro de su propuesta de campaña Miguel Riquelme planteó “fortalecer” el Clúster Energía Coahuila, A.C., dando por hecho que Gobierno del Estado carece de profesionales y subcontratará la estructura paralela de Rogelio Montemayor como intermediarios. Manga ancha a quien fue inhabilitado para ejercer cargos públicos durante 20 años, hasta 2025, por “violación a las leyes y normatividad presupuestal”.
Adicionalmente prometió “realizar las gestiones necesarias para incorporar a Coahuila al Plan de Licitaciones de la Secretaría de Energía”, y “poner en marcha un programa de desarrollo de empresas proveedoras locales, para que se incorporen a la industria energética”.
CORTITA Y AL PIE
No hay garantías. Hay riesgos. Las reservas de agua en la Región Norte, de por sí aprovechadas por Constellation Brands para la cervecería de Nava, se pueden ver presionadas por los descomunales requerimientos para la fractura hidráulica.
Por si fuera poco al día de hoy no hay evidencia científica que desmienta la peligrosidad del fracking. No son mitos ni leyendas urbanas. Cito solamente dos: tránsito de materiales peligrosos (lodos bentoníticos, por ejemplo) por vía terrestre para su confinamiento en otras regiones, y sismos moderados. ¿Han pensado siquiera en esto?
LA ÚLTIMA Y NOS VAMOS
Si el coronel de García Márquez “no tiene quien le escriba”, Coahuila no tiene quien le defienda, lo cual es peor.
Ecocidio a la vista. Primera llamada.
@luiscarlosplata