Qué hacer si tu niño no quiere comer
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Preocuparse porque tu hijo no quiere comer no es lo mejor que puedes hacer, aquí te damos más información para saber actuar.
Para las mujeres latinas, la comida es nuestro reino, mediante el alimento le decimos a nuestra familia y amigos lo mucho que los queremos, la familia más humilde siempre ofrecerá sus alimentos sin pensarlo, pasamos largas horas en la cocina preparando comida para todas y cada una de las muchas celebraciones familiares y religiosas y tradicionales que en nuestros respectivos países tenemos y si alguien no se come lo que le damos, lo tomamos como ofensa personal que solo se resuelve cuando se lo come, nos dice que le gusta y pide más.
La comida para nosotros, como para muchas otras culturas, es algo serio y hasta sagrado, agradecemos antes de comerlos y siempre pedimos porque a nuestros seres amados nunca les falte, nadie puede salir de nuestro hogar sin haber probado aunque sea “un taquito”.
Si nuestros hijos comen, nos sentimos muy felices pero si come poco o deja de comer, el mundo se acaba para nosotras.
Te platico todo esto porque culturalmente y en nuestras costumbres comer es muy importante pero a veces estas ideas nos nublan la visión y no nos permiten ver con claridad algunas cosas y nos angustiamos terriblemente cuando el niño no quiere comer cuando puede ser algo normal y hasta sano pero cuando no lo podemos ver y aceptar, podemos inclusive estar favoreciendo la obesidad infantil.
La Guía infantil nos recuerda que antes de estresarnos y retacar a nuestro hijo con comida, respiremos y consideremos que nuestro hijo no quiere comer o ha perdido el apetito por alguna de estas razones:
Hemos estado fallando en fomentar su apetito Dicen que la comida primero entra por nuestros ojos, luego por nuestro olfato y al final por nuestra boca, así que permite que tu hijo use su plato favorito, el vaso con su súper héroe y busca que su comida sea vistosa y atractiva. Permitir que él también contribuya en la preparación de la comida.
No hemos respetado su ciclo natural de hambre - saciedad Pasa muy frecuente que el niño come demasiado, tiene poca actividad y todavía no tiene hambre cuando ya le estamos dando nuevamente de comer. Esta es la fórmula perfecta para la obesidad. Todos nosotros deberíamos aprender a comer solo cuando tenemos hambre y a parar cuando nos hemos saciado.
No tiene mucho desgaste energético Si no tiene actividades físicas, lo más probable es que no tenga mucho desgaste energético y por lo tanto su cuerpo no pedirá alimento.
Ahora te presento algunas recomendaciones que puedes probar y que seguramente alguna puede funcionar para que tus hijos se alimenten apropiadamente:
Nunca debes obligar a comer a un niño Es mejor que le sirvas pequeñas porciones y le invites a solicitar más cuando quiera a hacer lo contrario, servirle mucho y obligarlo a comerse todo.
Establece rutinas y horarios para comer El cuerpo lo agradece mucho.
Reúne a la familia para comer por lo menos una vez al día Comer con alguien más siempre nos abre el apetito y disfrutamos de compartir y platicar.
Siempre busca que tu familia pruebe nuevos alimentos Una nueva fruta, una verdura diferente, las nuevas recetas le ayudarán a tu hijo la experiencia de conocer poco a poco y en la confianza de la familia cosas nuevas.
Evita que el niño coma entre comidas por una semana y observa a qué hora comienza a darle hambre, entonces prepara bocadillos saludables para que en la siguiente semana los consuma, luego observa otra semana más y verifica que esté tomando sus comidas a tiempo y despreocúpate Nunca sobornes a tus hijos para comer o con comida Otra fórmula de éxito para la obesidad.
La comida debe relacionarse a la felicidad, el amor y la alegría por lo tanto no griten ni se peleen a la hora de la comida, busca que se aun momento agradable y tranquilo para todos. ¡Buen provecho!