Relatos y Retratos de Saltillo: Los molinos de trigo
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Se ha escrito que Saltillo fue uno de los primeros lugres del Continente Americano donde se sembró trigo
Desde tiempos de la fundación, Saltillo y su región han tenido una vocación agrícola. El principal cereal que se ha cultivado por más de 400 años ha sido el trigo. El grano encontró en estas tierras la fácil adaptabilidad al suelo y clima.
Se ha escrito que Saltillo fue uno de los primeros lugres del Continente Americano donde se sembró trigo, hay quienes afirman que fue el primero, lo cierto es que los pobladores que trajeron los preciados granos no imaginaron la dependencia y fuerte cultura que se desarrollaría en estas tierras en torno al trigo.
Una vez levantadas las primeras cosechas, comenzó el trabajo de molienda para la obtención la harina de trigo, los molinos, llamados de pan, estaban equipados con rodeznos que a su vez movían la muela para la pulverización del cereal, los artefactos instalados al norte del valle obtenían su fuerza motriz de las aguas llamadas Navarreñas, en honor a Juan Navarro, conocido como El Vizcaíno, quien tuvo un importante molino por ese rumbo. Los molinos que se encontraban en el lado sur, los energizaban las aguas Arizpeñas por encontrarse en la Mesa de Arizpe llamada así por el capitán Juan de Arizpe.
En 1615 otro importante molino de pan fue el de Bernabé de las Casas, quien a su vez vendió a los hermanos Martín y Diego Sánchez, el cual se encontraba muy cerca de las tierras de Santos Rojo, otro fundador de Saltillo. En ese mismo año Andrés Rodríguez, de oficio maestro carpintero, convino con Bernabé de las Casas para construirle un rodezno o rueda y asentar un molino en la hacienda de Las Salinas, el acuerdo garantizaba que al término del trabajo, debía dejarlo moliente y corriente.
Pedro Baltazar Flores, en 1678 adquirió el molino de pan que fue de los herederos de Juan Navarro, seguro uno de los primeros en Saltillo. Joseph Martin Sánchez Navarro, clérigo administrador de los diezmos, solicitó al cabildo en 1765 prohibir la compra de cosechas de trigo por adelantado, ya que se pagaban a precios muy bajos y se evitaba el pago del diezmo.
Los excedentes de las cosechas se vendían a los fundos mineros de Zacatecas. En tiempos difíciles para garantizar el abasto de granos a la población se prohibía sacar maíz y trigo y en repetidas ocasiones, el cabildo acordaba almacenar una buena parte de las cosechas para asegurar el suministro de los granos, tal como ocurrió en 1784 con Pedro José de Padilla, alcalde mayor de la villa de Santiago del Saltillo, ordenó que ninguna persona podía sacar harinas, semillas de maíz o trigo debido a la crisis agrícola, muy probable una fuerte sequía azotaba la región.
En 1752 un litigio por la deuda de dos mil pesos entre dos vecinos de Palomas, hoy municipio de Arteaga, Carlos Félix de Arroyo y Cayetano de Cepeda, se resolvió ante la autoridad y acordaron que Cayetano entregaría a Carlos un herido de molino, corte del cauce natural de un afluente de agua para alimentar al molino, Carlos se comprometía a molerle de por vida el trigo a Cayetano. De casos así, nacería el refrán, llevar agua para su molino.
Muchos y grandes molinos han desaparecido, entre los que se cuentan el de Belem, La Colmena, Eureka, La Goleta, solo uno está en servicio, El Fénix. La Colmena, sus inicios se remontan desde 1856. En los primeros años del siglo 20 fue operado por los hermanos De la Fuente, quienes modernizaron con maquinaria de última generación traída de Francia.
En 1934 el molino La Colmena fue vendido a grupo de inversionistas encabezados por Segundo Rodríguez Narro, Ramiro y Everto Guajardo Rodríguez, Alfredo Flores Heiss y Jesús Rodríguez Álvarez, quienes introdujeron la marca El Diluvio, harina de trigo de mucha aceptación.
Por su capacidad de molienda llegó a ser el molino más grande del norte de la República Mexicana. Años más tarde el molino pasó al Grupo Gruma, gigante productor de harina de maíz, propiedad de Roberto González Barrera y presidente vitalicio del Grupo Financiero Banorte.
LLEGÓ SU FIN
Sin que se conozcan públicamente las razones la centenaria empresa fue cerrada. El edificio, silos, y bodegas de La Colmena situadas sobre la avenida Emilio Carranza esquina con Pérez Treviño se encuentran en venta, en el anuncio se puede leer, se vende como terreno. La fachada del edificio, está en mal estado, ha perdido ladrillos, pero nada que no se pueda arreglar.
Un grupo de personas preocupadas por la posible desaparición del inmueble, han manifestado en diversos foros, que valdría mucho la pena el salvar este lugar. Sería mucho pedir a los consejeros del grupo bancario el rescate de esta importante obra de arqueología industrial, ahí se podría establecer un sitio dedicado a la cultura del trigo. ¿Se podría concebir a un saltillense sin las tortillas de harina o el pan de pulque? Habría tanto por mostrar, los habitantes de la región, nos debemos en gran parte a la cultura del trigo.