Reportera también hace pública denuncia contra Andrés Roemer por abuso sexual
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Monserrat Ortiz Ortiz contó que conoció a Andrés Roemer cuando era reportera de ADN40. Ella tenía 23 años. Ya serían cinco las denuncias contra el conductor
CIUDAD DE MÉXICO.- “Hoy decidí romper el pacto. Yo también fui víctima de Roemer. Somos muchas. Somos todas”, escribió la periodista Monserrat Ortiz en sus redes sociales, sobre la denuncia anónima que presentó hace dos años contra Andrés Roemer y que ahora hace pública.
Ortiz es la quinta mujer que denuncia a Roemer, quien, de acuerdo con las denuncias, actúa de la misma manera para violentar mujeres.
En la carta de tres fojas Ortiz contó que conoció al escritor y Embajador de la Buena Voluntad para el Libre Flujo del Conocimiento de la UNESCO, cofundador de Ideas City, miembro de la Universidad de Columbia, Andrés Roemer, cuando era reportera de ADN40 y le pidieron, junto con otra periodista, entrevistarlo para redactar una nota informativa sobre la Ciudad de las Ideas. Ella tenía 23 años.
“Ese mismo día me envió una solicitud de amistad en Facebook. Cuando la acepté, me escribió enseguida para decirme que veía en mí ‘mucho talento’ y tenía unos proyectos donde quizá yo podría colaborar. Cuando dijo eso me emocioné, no solo porque alguien como él ‘viera mi talento’, sino porque la empresa me estaba pagando una mierda y pensé que quizá trabajando profesionalmente en su proyecto podría tener más ingresos.”
Le pidió que se vieran en persona para hablar del trabajo, porque Facebook era muy impersonal. Quedaron un sábado que él pasaría por ella a TV Azteca, pero al final le envió a su chofer, quien la dejó en el interior de su casa, en la colonia Roma.
Contó que la pesadilla comenzó después de que su servidumbre la hizo pasar a la sala principal, él se presentó y la llevó a una salita de proyección de películas, pues ahí tenía las reuniones importantes.
“Entonces comenzó la pesadilla. De pronto estábamos solos, su personal doméstico se había ido de la casa y no había nadie más que él y yo. Primero comenzó a hablar de trabajo. Me preguntó cuánto me pagaban en ADN40. ‘Es una broma’, dijo cuando le respondí. ‘Conmigo vas a crecer mucho más’”.
Recordó que usaba un vestido porque le había tocado grabar en su trabajo y tenía que ir formal, pero él le dijo que seguramente se había vestido de esa manera para enseñarle las piernas. Tomó un cojín para cubrirlas, pero él se lo quitó y la comenzó a tocar. Le dijo que no, lo empujó, que quería irse, pero él no se detuvo.
“Luego Roemer me explicó que era ‘un gran amigo’ del señor Ricardo Salinas Pliego, dueño de la empresa donde yo trabajaba, y podía hacer que yo creciera mucho en el medio… pero si no ‘cooperaba’ también podría hacer que me corrieran cuando él lo deseara. Además, me aseguró que era accionista y podía disponer de quien quisiera porque esa empresa, en parte, también era suya. Después se empezó a masturbar y comenzó el abuso sexual.”
Cuando terminó le puso enfrente unos 7 mil pesos en efectivo y varios dólares. Le dijo que con eso quería que se comprara un vestido caro para volverlo a ver.
“Recuerdo que le cuestioné el por qué no respetaba a su esposa. Él me dijo que ella ya sabía las cosas que hacía y que tenían una ‘relación abierta’. Llegué a mi casa a vomitar. Durante los siguientes meses tuve las crisis de ansiedad más fuertes de mi vida.
“No se lo dije a nadie porque en ese momento pensé que todo había sido mi culpa. Me sentí culpable por llevar vestido y por ir a su casa. Me sentí culpable por permitirle dejarme engañar como novata. Me sentí culpable por entrar a laborar a un sector lleno de mucha mierda, como él. Me sentí culpable porque sabía que eso le iba a romper el corazón a mi familia si llegaban a enterarse.”
Después de eso, le siguió escribiendo. Al principio ella era cortante porque pensaba que si no le contestaba le llamarían de recursos humanos en cualquier momento para ofrecerle firmar su renuncia. Después comenzó a dejarlo “en visto” hasta que se hartó y dejó de enviarle mensajes.
“Solo hablé de esto con la que era mi jefa entonces, aunque sin detalles, y lo hice porque en el canal había un montón de coberturas que requerían entrevistar al señor personalmente y yo no tenía ganas de verle la cara otra vez. Ella dejó de ponerme esas notas.”
Contó que decidió hablar ahora porque creció como mujer y ser humano y entendió que esa agresión no fue culpa suya.
“Al fin logré perdonarme por haber sido una niña ingenua. Quise romper el silencio porque al fin acepté que fui víctima de abuso sexual, tal como las decenas de mujeres que he entrevistado durante mi trayectoria periodística. Y por fin entendí a quienes no quieren denunciar a sus agresores porque las amenazaron y tienen miedo. Quise hablar para romper el pacto patriarcal del que fui cómplice al guardar silencio. Andrés Roemer es un violador.”
Apenas el 15 de febrero, la bailarina profesional Itzel Shanaas contó su mala experiencia.
“Mi denuncia y el relato de los hechos coincide con varios casos. No era una coincidencia. Era un modus operandi. Nos encierra en su casa. Nos lleva ahí con sus dotes de inteligencia que de manera obvia se contraponen con sus enfermas costumbres. Se masturba, te toca, te violenta. También se narraban un par de otros casos distintos y terribles.”