Rousseff advierte de que batallará contra una destitución “ilegal”

Internacional
/ 23 abril 2016

Después de que la Cámara de Diputados aprobara su proceso de destitución, es el Senado el que debe ratificarlo en una votación que se espera para primeros de mayo.

La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, defendió este viernes en Nueva York que el proceso de destitución que los diputados han iniciado contra ella no constituye sino “un golpe” a la democracia y que, si sale adelante, presentará batalla y podría recurrir también a Mercosur. En un encuentro con varios medios de comunicación, tras su intervención en una ceremonia de Naciones Unidas sobre el clima, la mandataria recalcó que sus opositores buscan retirarla del poder sin fundamentos legales.

"Apelaría a la cláusula democrática si el Senado acepta el proceso rompiendo las normas democráticas”, afirmó ante la prensa, en la casa del Consulado de Brasil. Mercosur tiene una cláusula democrática que puede activarse para suspender a un país si se derroca a un Gobierno, tal y como ocurrió en Paraguay en el año 2012.

Después de que la Cámara de Diputados aprobara su proceso de destitución, es el Senado el que debe ratificarlo en una votación que se espera para primeros de mayo. Rousseff, del Partido de los Trabajadores, recalca que no hay base legal que respalde ese proceso, el llamado impeachment, ya que no es objeto de ningún proceso criminal. “No hay una sola acusación de corrupción contra mí”, dijo, “es incómodo destituir a una persona inocente”.

Pero el apoyo que tendría en el grupo de países latinoamericanos que forman Mercosur no está claro. Uruguay ha salido en defensa de Rousseff –y es el país ocupa la presidencia rotatoria de Unasur y Mercosur-, pero no ha logrado que salga adelante un texto de apoyo a la presidenta. Paraguay, precisamente, considera la dura crisis política brasileña (paralela a una económica no menos grave) como un asunto interno sobre el que el Mercosur tiene poco que decir.

Tanto esta posibilidad de recurrir al Mercosur como la comparecencia ante la prensa en Nueva York forma parte de la estrategia internacional puesta en marcha por el equipo de Rousseff para tratar de combatir fuera de Brasil este proceso. En teoría, la destitución se ha activado sobre el argumento de unas tácticas presupuestarias irregulares del Gobierno, aunque en la votación de la Cámara de Diputados quedó claro que lo que ocupa a la oposición son las críticas políticas contra la presidenta. Es por eso por lo que Rousseff, jefa de estado, no ve base legal. “Este es un tema político, no puedo ser destituida por motivos políticos”, insistió.

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¿Aceptará el resultado de lo que diga el Senado si optan por apearla del poder? A Rousseff le hicieron la misma pregunta dos veces para dejar claro que presentará batalla. “Lucharé con toda mis fuerzas para asegurar que no se rompe la democracia” en Brasil dijo, para remachar que deben respetarse las elecciones democráticas.

Horas antes había comparecido en la firma del acuerdo del clima, logrado en la cumbre de París en diciembre, para asegurar ante los 171 países presentes que el pueblo brasileño “trabaja duro, ama la libertad” e impedirá “cualquier retroceso”. Mientras, quedaba como mando al cargo el vicepresidente, Michel Temer, a quien Rousseff considera “golpista y conspirador”.

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