Andrés Manuel López Obrador rinde protesta como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos

Nacional
/ 1 diciembre 2018

Andrés Manuel López Obrador es oficialmente el presidente constitucional número 65 de los Estados Unidos Mexicanos

Andrés Manuel López Obrador tomó protesta como el presidente de México número 65, de manos de Enrique Peña Nieto, el diputado Porfirio Muñoz Ledo recibió la banda presidencial para entregarla al actual mandatario del país.

“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de presidente de la República, que el pueblo me ha conferido de forma democrática por el bien y la prosperidad de la unión, y si así no lo hiciera que la nación me lo demande", recitó.

Ya con la banda presidencial, Andres Manuel López Obrador, dirige su primer mensaje como mandatario de México. 

 

 

Durante su primer discurso, López Obrador agradeció a Peña Nieto no haberse entrometido en las elecciones, como lo hicieron otros mandatarios.

"Le agradezco sus atenciones y le reconozco el hecho de no haber intervenido, como lo hicieron otros presidentes, en las pasas elecciones", dijo el Presidente en tribuna.

"Se acabará con la corrupción y con la impunidad que impiden el renacimiento de México", dice López Obrador en su primer discurso como presidente.

Andrés Manuel López Obrador asumió la presidencia de México con un claro rompimiento con la política económica y la estrategia de combate a la inseguridad emprendidas por Enrique Peña Nieto durante su gobierno. AMLO, como es conocido popularmente por los mexicanos, anunció un cambio de modelo económico para el país y una separación del poder político del poder empresarial, pero prometió respeto al dinero de los inversionistas nacionales y extranjeros;  y al mismo tiempo saludó el establecimiento de una guardia nacional para mantener en orden la seguridad pública con apoyo de las fuerzas armadas. Y sentenció en que es partidario de la no reelección.

López Obrador descargó contra las reformas energética, hacendaria y educativa que fueron emblema en el sexenio de Peña Nieto apenas asumió el poder y de ésta última, el hoy presidente dijo que procederá con su desmantelamiento apenas corra el primer minuto de enero de 2019. En política exterior, en contrasentido a la activa diplomacia de Peña, AMLO definió su posición como una de respeto a la autodeterminación de los pueblos y de paso aprovechó para enviar un saludo a Donald Trump y Justin Trudeau, a los que planteó desde San Lázaro un nuevo acuerdo regional de inversión para América del Norte que atienda el problema de la inmigración. Y aunque no estuvo presente en la Cámara de Diputados, el presidente agradeció en medio rechiflas la visita al país del venezolano Nicolás Maduro y llamó “amigo” a Evo Morales de Bolivia.

Así, México inició este sábado una nueva era en su historia política, con la investidura de Andrés Manuel López Obrador como el presidente número 65 de los mexicanos luego de un respaldo de 30.1 millones de votos que lo llevaron a la presidencia el 1 de julio. López Obrador, político natural y de 65 años de edad, asumió la presidencia de la décima economía más exportadora del planeta como el primer presidente de izquierda del país y con ataques al modelo neoliberal mexicano, en momentos en que toda América Latina gira hacia los gobiernos de derecha con Jair Bolsonaro como adalid recién electo en Brasil.

López Obrador llegó a la sede del Congreso de la Unión con la promesa de un cambio radical y profundo para México, pero de modo pacífico, fraterno y sin prejuicios ideológicos. Allí mismo, donde hace trece años los legisladores lo habían despojado de sus derechos políticos por la polémica construcción de una calle para conectar un hospital, AMLO agradeció inmediatamente a su ahora antecesor Enrique Peña Nieto por no haber entorpecido su camino a la Presidencia durante el proceso electoral de 2018, aunque luego descargó contra Peña, sus reformas y todo el modelo económico del que han echado manos los presidentes mexicanos desde 1982.

Presidente que llegó a su toma de posesión con un 62% de aprobación de los mexicanos -10% más que Peña Nieto en 2012-, López Obrador prometió no perseguir a políticos y delitos del pasado, sino preparar el camino de las instituciones para evitar las trasgresiones del futuro y al mismo tiempo estableció un plan para solucionar  los problemas de corrupción e inseguridad que golpean al país y esclarecer de una vez por todas Ayotzinapa sobre los 43 normalistas desaparecidos, que septiembre de 2015 significó el inicio del fin del sexenio de Peña Nieto y cortó las posibilidades del PRI de retener la Presidencia de México.

Paladín contra la corrupción, AMLO aseguró que en su gobierno no se perseguirán a los mexicanos por su nivel socioeconómico, orientación sexual o nivel educativo, entre otros.

Pero sí recalcó que el sexenio que hoy empezó no habrá más “un comité” de empresarios y políticos que durante años se han repartido el poder en México a costa de las posibilidades de desarrollo de millones de mexicanos, porque “no se debe condenar a quienes nacen pobres a morir pobres”, por ello, aseguró, “no tengo derecho a fallar; nada material me importa y el poder siempre debe ejercerse con sabiduría y humildad (…) Gobernaré con toda mi entrega a la causa pública. Actuaré sin odios y no le haré mal a nadie. Y apostaré siempre a la reconciliación y que por el camino de la concordia. Creo en el sufragio y la no reelección. No habré de reelegirme”, frase con la que intentó tranquilizar a quienes piensan que López Obrador pueda mantenerse el poder gracias a la aplanadora de Morena en ambas cámaras del Congreso.

“Estoy consciente de la gran expectativa que se ha creado entre los mexicanos y los desafíos que significan los problemas nacionales (…) Soy optimista en que vamos a salir bien. Vamos a enfrentar bien los grandes problemas nacionales, porque creo en el pueblo y la cultura del pueblo”, dijo López Obrador desde la tribuna de San Lázaro.

Y de nuevo volvió a insistir en que México será modelo y potencia económica en el mundo, teniendo como eje un borrón de la corrupción desde las cúpulas, a la que empeñó su honor y su palabra.

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