¿Suerte? Yo no creo en ella
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Quizá la única excepción sean los juegos de azar, pero hasta de eso dudo por lo que en seguida les platico.
Plácido Garza
(Advertencia: este artículo es el doble en extensión de los que habitualmente escribo. Los no afectos, favor de brincarse hasta el CAJÓN DE SASTRE o sencillamente, olvídense de esto y vuelvan a sus chats de celular…)
El día que conocí a los dos doctores cubanos -uno en matemáticas y el otro en estadística aplicada- hasta de los juegos de azar dudé como portadores de la infame palabrita esa de “suerte”.
Si me hubiera topado con ellos en La Habana, no habría tenido la “suerte” de traérmelos a éstas bárbaras tierras del norte, porque salirse de la isla y de los dominios del otro infame Fidel Castro -que en el infierno se retuerza- no sería posible.
Pero tuve la “suerte” de compartir pupitre con ellos en un programa académico de la Universidad de Moscú y allá fue más fácil convencerlos de que se echaran el tiro conmigo y conseguirles un permiso especial para que vinieran a México a una especie de prolongación del diplomado aquél.
Por “suerte”, en el contenido del plan de estudios de medio año de teoría, había la posibilidad de que quienes ahí estuvimos, escogiéramos cualquier opción de país para poner en práctica durante un mes más, lo que aprendimos en el llamado -agarre aire por favor- “Diplomado de Variantes Estadísticas Numéricas y Nominales Aplicadas a Análisis Informativos de Opinión Pública”.
Larguísimo el nombre ¿verdad? Pues qué “suerte” que se los traduje al español, porque en ruso está “pior”, como decía mi abuela la traductora simultánea.
ESTÁ EN RUSO
Léanlo -si no- en el idioma en que fue impartido el mentado diplomado: “"Диплом количественных и номинальных статистических вариантов, применяемых к информационному анализу общественного мнения".
Bueno, pues ese par de doctores cubanos educados en la más alta escuela de la estadística, trabajaron conmigo durante un mes en el capitalista municipio donde vivo -SPGG- y ya estando acá tuve la suerte de que el Ministerio de Educación de Cuba, para el que trabajaban, les permitiera extender su estancia acá durante 15 meses.
No tengo empacho en decirles cuánto ganaron de salario mensual conmigo durante ese tiempo: $22,000 pesos cada uno. ¿Poco para dos lumbreras como ellos? No, si les digo la “suerte” que tuvieron, pues el estipendio que les pagaba el gobierno cubano cada mes era de 25 CUCS (peso cubano convertible equivalente 1=1 frente al dólar gringo).
Y me siento en libertad de compartirles ese dato, porque resulta que cuando terminaron el proyecto para el que les contraté -la primera plataforma de BigData que opera desde entonces en México- no tuve la “suerte” de retenerlos porque contra lo que supuse, los dos quisieron regresar a La Habana, donde allá están ganando 37 CUCS de sueldo mensual.
AQUÍ, LOS RÁBANOS: ROJOS POR FUERA Y BLANCOS POR DENTRO
La última vez que platiqué con ellos los sentí contentos, porque son socialistas consumados y creyentes, a diferencia del remedo sin remedio de los “rojillos” de membrete como Fernández Noroña, Batres, Padierna, Sansores, Taibo II, Gómez Ayala, Ackerman y otros que -como también decía mi abuela- “comen santos y cagan diablos”, porque diciéndose “socialistas” tienen la “suerte” de vivir en la opulencia más desfachatadamente capitalista que existe.
LA CLAVE ES: JUGAR A NO PERDER
Este par de talentosísimos doctores cubanos en números, me enseñaron que la mentada “suerte” no existe ni siquiera en los juegos de azar, porque mediante la aplicación de complejas ecuaciones algorítmicas se pueden reducir en millones las posibilidades de perder en la ruleta, en las cartas, en las rifas y hasta en las maquinitas de los casinos.
¿Leyeron bien? Dije “reducir las posibilidades de perder”, no “aumentar las posibilidades de ganar”, porque mediante esa ecuación -apostarle a no perder- es como se podría tener la “suerte” de ganar en cualquier terreno: el deporte, la política, el amor… la vida misma…
Claro, estoy escribiendo para el 1% de mis lectores -o menos- porque seguro que el 99% ya me abandonaron desde el segundo párrafo, pero la “suerte” que tendrán los de ese amado por mí 1% -o menos- es que si me siguen leyendo hasta el final quizá descubran que “apostar a no perder” puede hacernos ganar más que si lo hacemos a la inversa.
¿MAGIA? NO, ES BIGDATA
Con mi BigData mezclamos y cruzamos en nanosegundos (milmillonésima parte de un segundo) todos los días, millones de eso -datos- en un proceso que podría ser como un símil del jale fecundador de los espermatozoides ante el amado óvulo donde se genera la vida. Aquí, el espermatozoide ganón es el que tiene la “suerte” de no perder ante los otros millones de su especie contra los que compite.
¿Quieren un ejemplo de que esta teoría de tener la “suerte” de no perder es lo que nos hace ganar? ¡Arre!
AMLO es presidente porque apostó -sin saberlo, el buen señor, pues el tiro le salió de pura “suerte”- a no perder ante los más jodidos; no jaló para ganar ante los más ricos, ante los ricos y ante los intermedios (la clase media, por cierto, en francas vías de extinción).
EY, MÉNTOR-WALDO, PACO, BASAVE, VÍCTOR-RAÚL-CHEFO, VÍCTOR MTZ.
Ahora, a los Méntor Tijerina-Waldo Fernández; a los Paco Cienfuegos; a los Agustín Basave; a los Víctor Pérez-Raúl Gracia-Zeferino Salgado, al Víctor Martínez, que asesoran a Clara Luz, a Adrián, a Samuel a Fernando y a Víctor, ahí les va una aplicación de la teoría del BigData a la que yo llamo “jugar a no perder para tener la ´suerte´ de ganar”:
Borren de su lenguaje escrito, verbal y actitudinal todo mensaje que, supuesta, convencional y tradicionalmente ustedes creen que les daría la “suerte” de ganar votantes entre sus adeptos, sus oponentes y entre los indecisos.
Oriéntense en todo aquello -palabra, obra y omisión- que NO les haga perder y así, por default tendrán la “suerte” de ganar.
TRES PASOS. BUENO, SON CUATRO...
1.- Aquí viene la primera refinación del azúcar -cubano, en honor a mis dos amigos del BigData- que estamos creando en este artículo: si yo fuera asesor de tales personajes, identificaría de entre todas sus “armas”, aquellas que podrían hacerles perder -y no ganar- la elección por la gubernatura. Conocerlas, asimilarlas y -lo más importante- reconocerlas y aceptarlas con humildad, les dará la “suerte” de poder ganar.
2.- Ahora, la segunda refinación de nuestro azúcar: ocúpense de identificar aquello que los puede hacer perder, para que ustedes tengan la “suerte” de poder ganar.
3.- La penúltima pieza de la refinación que estamos armando aquí: todo su enfoque a no perder para tener la “suerte” de ganar, nútranlo de los cuatro elementos que sostienen mi BigData: nombres, números, tiempos y fechas.
AH, FALTA LA "PIEDRA ROSETA"
Bueno, debo reconocer que hay un cuarto elemento al que yo llamo “La Piedra Roseta”, (los que no saben qué es la “piedra roseta”, por favor búsquenla en Google) que es el catalizador de los tres primeros y sin el cual, no habrá “suerte”.
Su mención me la reservo por razones obvias. Solo les digo que esta forma de actuar le ha dado la “suerte” de ganar a los que antes perdían a mansalva.
UN ÚLTIMO APUNTE
Las bases de su aplicación están en lo que yo llamo “fuerzas y debilidades aplicadas a la inversa”. Tengo la “suerte” de aplicarlo en todo cuanto hago.
Por cierto ¿saben ustedes cuál es la palabra que menos utilizan los rusos en su vocabulario diario, hablado y por escrito? Esta: Удачи. Y ¿saben qué significa esa jerigonza que acaban de ver? “Suerte”.
Por algo se dice en el argot de las calles rusas, que Vladimir Putin cree en todo, menos en los gays y en la “suerte”.
Cuando conocí de pura “suerte” el departamentito de 77M2 donde vive oficialmente Putin en su natal San Petersburgo, pensé en lo bien que se la pasa ahí con su esposa oficial, Liudmila -a pesar de lo estrecho del lugar- a diferencia de otro que tiene en la moscovita calle de Akadémika Zelínskogo 6 o en el montón de dachas de su propiedad por todos lados.
CAJÓN DE SASTRE
“Santísima Madre de la ´Suerte Encarnada”, exclama la irreverente de mi Kalifa, mientras desliza por sus manos… las cuentas de su rosario dominical.