Theresa May: perdiendo en el triunfo
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El Partido Conservador logró el triunfo en las elecciones generales de Reino Unido el pasado 8 de junio con 317 escaños, 9 menos de los necesarios para lograr la mayoría absoluta del Parlamento. Por lo que Theresa May en coalición con el Partido Unionista Democrático de Irlanda del Norte (que cuenta con 10 escaños) seguirá presumiblemente al frente del Gobierno de Gran Bretaña.
Sin embargo, creer que se trata de una gran victoria para el Partido Conservador y la primera ministra Theresa May es ver de manera superficial los resultados, ya que en realidad las proyecciones de un triunfo rotundo acabaron en un apretado resultado, que pone en entredicho el liderazgo de la gobernante.
Cabe recordar que como Reino Unido tiene un sistema parlamentario se puede llamar a elecciones adelantadas y disolver la Cámara cuando el Primer Ministro busca fortalecer su posición. De tal forma que May vio que las proyecciones de voto la favorecían ampliamente, ya que el promedio de encuestas le asignaban el 43 por ciento de la intención de voto, frente a un 25 por ciento de los laboristas, así que llamó a elecciones adelantadas porque pensó que lograría sin problemas la mayoría absoluta y ello la ayudaría a sacar adelante la negociación que permitiría la salida de Reino Unido de la Unión Europea.
Sin embargo, una vez que empezaron las campañas, la ventaja de May se fue erosionando, al grado que Jeremy Corbyn candidato del Partido Laborista quedó apenas dos puntos por debajo de ella en las votaciones, por lo que en realidad la oposición fue la gran ganadora de las elecciones.
Es decir, que Theresa May pierde, aunque haya ganado, porque hoy tiene menos escaños de los que tenía antes de la elección, pierde porque la mayor parte de Reino Unido votó por candidatos contrarios al Brexit, pierde porque ya no existe seguridad sobre su permanencia en el cargo, porque el partido la puede sustituir por otra persona y pierde porque ya no tiene la legitimidad popular para continuar con el proceso de salida de Reino Unido de la Unión Europea.
El gran problema que hoy enfrenta May es que sus votantes, los que la hicieron ganar, esperan que ella concrete el Brexit, mientras que la mayoría de los electores del país, sobre todo los que apoyaron a los partidos Laborista, Liberal Demócrata y Nacional Escocés, votaron para que Gran Bretaña se mantenga al interior de la Unión Europea.
Pero el caso de Theresa May no es atípico, sino parte de una tendencia global que apunta hacia la impredecibilidad de los resultados electorales, ya que abundan los ejemplos en los últimos años de procesos que parecían definidos hacía uno de los bandos y con el avance de la campaña los resultados tienden a cerrarse e incluso a propinarle tremendas derrotas a quienes partieron como favoritos, como el caso de Hillary Clinton y Donald Trump, la derrota en el referéndum constitucional que provocó la renuncia del primer ministro de Italia, Mateo Renzi, y los resultados de la elección general de España en 2015.
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@victorsanval