'Sin muro no hay trato': Trump sobre TLCAN

Internacional
/ 18 enero 2018

El presidente corrige a su jefe de gabinete, pero admite la financiación indirecta de la obra a través de la balanza comercial

El jefe de gabinete de la Casa Blanca, el general John Kelly, es la otra cara de la moneda. Cuando Donald Trump se desborda, él calla; y cuando el presidente calla, él explica. Eso hizo ayer en una aparición televisiva en Fox y en una reunión con legisladores demócratas filtrada por los medios estadounidenses. En ambos casos señaló que México, a juicio de Kelley, no pagará directamente por el muro fronterizo, que los dreamers (soñadores) tienen posibilidades de quedarse en Estados Unidos y que el presidente estuvo “mal informado” en los comicios y “ha evolucionado” en temas de migración. “Una cosa es hacer campaña y otra es gobernar. Es muy difícil”, remachó Kelly.

Las sorprendentes palabras del antiguo y carismático general de marines fueron respondidas por la mañana por Trump. En dos tuits, el presidente dejó claro quién manda. Para despejar dudas afirmó que su concepto de muro "nunca ha cambiado ni evolucionado" desde que lo concibió y que, además, tendrá que ser sufragado por México. "El muro es el muro [...] y deberá ser pagado, directa o indirectamente o a través de reembolso a largo plazo por México, que tiene un superávit comercial de 71.000 millones de dólares con Estados Unidos. El muro de 20.000 millones de dólares no es nada comparado con lo que México obtiene del NAFTA [Tratado de Libre Comercio de América del Norte en sus sigles en inglés]", afirmó el presidente.

Su postura, aunque en apariencia corrige a su jefe de gabinete, también abre la puerta a la posibilidad de que, al final, el pago del muro dependa de la renegociación del NAFTA y, por tanto, se diluyan en la balanza comercial. Un aspecto que el propio Kelly, en sus intervenciones, había señalado. “De alguna forma, es posible que logremos obtener el dinero de México, pero no directamente desde su Gobierno. En cualquier caso, no va a haber un muro entero de mar a mar. (...) En vez de eso, lo que la Administración pretende es fijar barreras físicas en muchas zonas, y que sumen unos 1.100 kilómetros”, dijo Kelly.

El muro es uno de los grandes símbolos del mandato. El presidente se niega a renunciar a su construcción y hace dos semanas presentó una propuesta al Congreso para que financiase con 18.000 millones de dólares la obra a cambio de permitir que se quedasen en el país los dreamers (690.000 jóvenes que entraron en Estados Unidos sin documentos siendo menores y a los que Barack Obama concedió protección temporal).

Pero también es cierto que desde hace meses Trump ya no exige públicamente que México sea el pagador final del muro y que en los últimos días han crecido las voces en la Administración que han vinculado esta financiación a la mejora de la balanza comercial que traería consigo una negociación exitosa del Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El jefe de gabinete también mostró su confianza en que se iba a alcanzar un acuerdo en materia migratoria con los demócratas y que el futuro de los dreamers era aún esperanzador. Justo lo contrario de lo que ha señalado Trump, quien esta misma semana dio por perdido el pacto con la oposición por su negativa a financiar el muro.

Esta toma de postura de Kelly, quien anteriormente ocupó la cartera de Seguridad Nacional, muestra no sólo su talante moderado, sino su creciente poder en la Casa Blanca. Un entorno en el que ha puesto orden, frente al caos de la época del Reince Priebus, y donde se ha granjeado el respeto del presidente.

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