Un año después, sigue el enigma de la muerte del fiscal Nisman

Internacional
/ 16 enero 2016

El periodista especializado en casos policiales Facundo Pastor señaló a dpa que "si a Nisman lo mataron hay que buscar las pruebas, pero las pruebas no están" en el expediente.

El misterio que rodea la muerte del fiscal argentino Alberto Nisman permanece hoy, a un año de que el funcionario que investigaba el atentado al centro comunitario judío AMIA y había denunciado a Cristina Fernández de Kirchner por supuesto encubrimiento a Irán fue hallado con un tiro en la cabeza.

La Justicia no definió aún una hipótesis acerca de si la muerte de Nisman fue un suicidio o un homicidio, aunque para su madre, Sara Garfunkel, no hay dudas: "A él lo mataron, no se mató".

La investigación, luego de casi un año sin avances, parece empezar a moverse. La jueza del caso, Fabiana Palmaghini, apartó a la fiscal Viviana Fein de la instrucción y el nuevo Gobierno argentino, a cargo de Mauricio Macri, ordenó la desclasificación de documentación e información sobre Nisman, a la vez que relevó del secreto a los agentes de inteligencia que pudieran tener datos clave. A su vez, dos efectivos que estaban en la custodia del fiscal fueron citados a declarar.

El periodista especializado en casos policiales Facundo Pastor señaló a dpa que "si a Nisman lo mataron hay que buscar las pruebas, pero las pruebas no están" en el expediente.

"En la causa no hay elementos para pensar en una segunda persona en la escena de la muerte, pero tampoco explica qué pasó", afirmó Pastor, abogado y autor del libro "Nisman, ¿crimen o suicidio? ¿héroe o espía?", de la editorial Margen Izquierdo, en el que relata los últimos días del fiscal y revela las redes de inteligencia en las que habría estado involucrado.

La ex pareja de Nisman y madre de sus dos hijas, la jueza Sandra Arroyo Salgado, insiste por su parte en que el fiscal fue asesinado, en base a un informe de peritos contratados por la querella. El resultado tiene amplias diferencias con la autopsia oficial, que fue ratificada por expertos de la Corte Suprema. También denuncia la supuesta alteración de la escena de la muerte.

En las pericias no se halló pólvora en la mano de Nisman, como suele ocurrir en los casos de suicidio con armas como la pistola calibre 22 de donde salió el disparo y que le había prestado al fiscal un colaborador suyo, Diego Lagomarsino, el único imputado en la causa de la muerte.

El papel de Lagomarsino aún no está claro, ya que además se determinó en otra causa paralela que había abierto una cuenta bancaria en una entidad financiera en Nueva York junto con Nisman y la madre del fiscal.

La hermana del fiscal, Sandra Nisman, denunció que "después de un año, muchas pruebas y muchas cosas ya se perdieron". "Si en las primeras horas o días no se investiga a fondo, sin haberse tomado todos los recaudos, después es muy difícil, es complicado", declaró a la Agencia Judía de Noticias.

El caso Nisman conjuga múltiples factores que un año después de ocurrido no llegan aún a develarse, entre ellos los nexos que tenía el fiscal con agentes de inteligencia locales e internacionales. En particular, con uno de los más influyentes espías de la era kirchnerista, Antonio "Jaime" Stiuso, luego desvinculado por orden del gobierno de Fernández de Kirchner y denunciado ante la Justicia.

Nisman fue hallado muerto en la noche del 18 de enero de 2015 con un disparo en la cabeza en el baño de su lujoso departamento en el barrio de Puerto Madero en Buenos Aires. Junto a su cuerpo se encontró el arma calibre 22 de Lagomarsino.

Nisman tenía a su cargo la fiscalía especial para la investigación del atentado a la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en Buenos Aires, que en 1994 dejó 85 muertos y cientos de heridos. En su pesquisa contó con colaboración de los servicios de inteligencia, en especial de Stiuso.

El 14 de enero de 2015, Nisman presentó una denuncia contra la entonces presidenta Fernández de Kirchner (2007-2015), su canciller Héctor Timerman y otros políticos vinculados al kirchnerismo por supuesto encubrimiento de los siete iraníes acusados por la Justicia argentina por el ataque a la AMIA, a través de la firma en 2013 del memorándum de entendimiento con Irán.

Cuatro días más tarde, el fiscal fue hallado muerto por su madre y sus custodios. Nisman tenía previsto presentar ante el Congreso al día siguiente, el 19 de enero, los detalles y argumentos de su acusación contra la entonces presidenta. La denuncia finalmente fue desestimada por dos instancias judiciales, pese a los reclamos presentados desde diversos sectores.

La muerte del fiscal tuvo un fuerte impacto en la opinión pública, que quedó demostrado en la multitudinaria marcha del 18 de febrero a la histórica Plaza de Mayo en reclamo de justicia. La misma demanda será enarbolada el lunes en una manifestación convocada por la Delegación de Asociaciones Israelitas en Argentina (DAIA), la principal entidad judía en el país.

"La DAIA convoca a los ciudadanos a reclamar que la muerte del fiscal Nisman no quede en la impunidad porque seguramente con el esclarecimiento de la misma tendremos más datos de la causa AMIA. No queremos que la causa muera con el fiscal Nisman", declaró a dpa el presidente de la DAIA, Ariel Cohen Sabban.

El dirigente judío evitó opinar sobre si Nisman se suicidó o fue asesinado. Advirtió no obstante que "cualquier persona que tenía a su cargo la causa sobre terrorismo más importante del país estaba en riesgo".

La titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, denunció que se ha "dilatado la toma de decisiones de la fiscal y de la jueza porque hubo mucha interferencia del gobierno que terminó el 10 de diciembre para que no se avanzara en la investigación de la muerte del fiscal Nisman".

Para Pastor, "la Justicia está bailando al ritmo de la división social". "Se instalaron tantas dudas que cualquier resolución o veredicto judicial va a generar polémica", sostuvo el periodista, quien instó a analizar el caso lejos de la especulación política.

"La incógnita central es preguntarnos como sociedad por qué el caso Nisman se cuela en la grieta social y política que está aún vigente en la Argentina, con el riesgo de que termine en un enigma sin resolver".

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