Viola sacerdote a niña en retiro; de seminarista abusó de otra

Nacional
/ 26 marzo 2018

Olga Lilia Tovilla, nunca imaginó que el seminarista que abusó sexualmente de su hija de ocho años, detenido, sentenciado y quien purgó condena de ocho meses de prisión, terminaría siendo sacerdote católico y 10 años después sería nuevamente detenido por violar a una niña de 11 años

CDMX.- Olga Lilia Tovilla, nunca imaginó que el seminarista que abusó sexualmente de su hija de ocho años, detenido, sentenciado y quien purgó condena de ocho meses de prisión, terminaría siendo sacerdote católico y 10 años después sería nuevamente detenido por violar a una niña de 11 años.

Su caso representa la prueba fidedigna del método sistemático de protección y encubrimiento a sacerdotes pederastas, utilizado aún por la jerarquía católica mexicana para evadir la acción de la justicia en tiempos del pontificado del papa Francisco, quien sostiene que hay tolerancia cero para los delitos sexuales del clero.

El caso se remonta al 15 de junio de 2007 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, en la parroquia de Nuestra Señora del Carmen, donde el seminarista Julián Quino Velasco, de 30 años y perteneciente a los Misioneros de Guadalupe, llegó desde el Estado de México para ofrecerles un curso de baile.

Ese día eligió a la hija de Olga le dijo: “Me acompañas a casa de doña Chepi para traer unos regalos”. La menor accedió.

“Yo me quedé recargada en una pared viendo televisión y él me jaló muy fuerte y cerró la puerta… se sentó (..) y después me acostó en la cama”, dice la menor en su declaración ministerial.

Luego de cumplir condena de 8 meses, Olga Lilia pensó que el seminarista nunca llegaría a ser sacerdote pero, para su sorpresa, se enteró que Julián Quino Velasco ocupó varios cargos en distintas iglesias, escalando puestos. Pero el 20 de mayo del año pasado fue detenido por policías municipales en el Estado de México, donde era vicario de una parroquia, donde violó a una niña de 11 años durante un retiro espiritual.

“La Iglesia es una mafia. El narcotráfico y la Iglesia son los peores. Van al mismo nivel”, destacó Olga. 

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