Espeleólogos en acción: Viven la pasión de explorar
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<span style="font-weight: bold;">Saltillo, Coah.-</span> Un grupo de espeleólogos comparte la experiencia de ingresar a una cueva donde las gateras impiden andar de pie y las figuras que forman las estalactitas son verdadero un deleite.
Explorar el mundo desconocido puede ser para muchos la búsqueda de desafíos extremos, de llegar a las profundidades y sentir de lleno la oscuridad de una cueva. No importan bajas temperaturas, el riesgo y enfrentarse a sitios jamás visitados por el hombre para practicar la espeleología.
El impulso que empuja a entrar en cuevas es principalmente la posibilidad de viajar a un inmenso mundo inexplorado, donde la seguridad depende de cada uno.
Se descubre que la tierra en que se vive existe el misterio, que hay paredes y precipicios en la oscuridad justo debajo de lugares soleados.
Algunos espeleólogos, como Mauricio Pérez Gómez, pasan más de 28 horas comiendo y durmiendo en una caverna. Mau estuvo en sitios jamás pisados por el hombre. Exploró ríos hasta su origen y contempló la reunión de las aguas en el vacío.
Mau y sus compañeros Isidro, Pepe, Arnoldo, Nancy y Silvia -quienes desde hace años se reúnen para disfrutar de la aventura en las montañas y sierras de Coahuila y Tamaulipas- aprendieron a ver las montañas no sólo como superficies, sino como lugares con grandes profundidades.
Conocen la fatiga. Saben llevar a cuestas kilos y kilos de baterías, lámparas, comida ligera -barras de cereal, chocolates, agua-, cuerdas, mosquetones, arneses, ochos y equipo de grabación o fotografía.
