Cáncer de mama en Coahuila: hábitos de vida, clave para reducir riesgos
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La mortalidad por esta enfermedad mantiene a la entidad entre las más afectadas del País, situación que refuerza la urgencia de la detección oportuna y la prevención basada en el autocuidado.
Cada año, a nivel mundial, se intensifican las acciones de concientización para prevenir el cáncer de mama, una enfermedad que no aparece de manera repentina, sino que se desarrolla por la combinación de factores genéticos, hormonales y, de forma determinante, del estilo de vida.
Si bien no es posible garantizar una prevención al 100 por ciento, la evidencia científica confirma que modificar la alimentación, aumentar la actividad física y reducir factores de riesgo puede marcar una diferencia significativa. La forma en que se vive, se come y se cuida el cuerpo influye directamente en la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.
Hasta el mes de octubre, en Coahuila se habían registrado 100 fallecimientos por cáncer de mama y 480 nuevos casos diagnosticados. De acuerdo con el registro epidemiológico federal, la entidad se ubica como la tercera con mayor mortalidad por esta causa en el País.
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La directora de Promoción y Prevención de la Salud en Coahuila, Martha Alicia Romero Reyna, señaló que este panorama responde, en buena medida, a la resistencia de la población a acudir a revisiones médicas y realizarse estudios como la mamografía, fundamentales para una detección temprana.
Las cifras oficiales muestran que Coahuila mantiene un acumulado de 157 mujeres fallecidas por tumores malignos de mama, mientras que en 2024 la entidad cerró con 244 defunciones, de acuerdo con datos preliminares de la Secretaría de Salud del Estado correspondientes al periodo de enero al 26 de agosto de 2025.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer estiman que hasta un tercio de los casos de cáncer podrían prevenirse mediante cambios en la alimentación, reducción de la grasa corporal y mayor actividad física.
Investigaciones científicas han identificado como factores de riesgo principales la obesidad, el sedentarismo, el consumo elevado de grasas saturadas, azúcares y alcohol, los cuales generan inflamación, alteraciones hormonales y metabólicas que favorecen la aparición de tumores malignos.
Desde esta perspectiva, la nutrición preventiva ha dejado de ser una tendencia para convertirse en una herramienta de salud pública. Pequeños cambios, como incorporar alimentos ricos en fibra —verduras y leguminosas— y antioxidantes —frutos rojos—, contribuyen a regular niveles hormonales, reducir la inflamación celular y neutralizar radicales libres.
Aunque el mes de octubre refuerza la conciencia social sobre el cáncer de mama, especialistas subrayan que la prevención debe ser una práctica constante durante todo el año. Mantener una dieta equilibrada que incluya frutas, verduras, cereales integrales, arroz y pasta integral es una acción indispensable para reducir riesgos.
Más allá de la pérdida de peso, el objetivo es disminuir la grasa corporal, lo que ayuda a controlar el exceso de estrógenos, directamente relacionados con el desarrollo de esta enfermedad. Asimismo, el consumo regular de grasas saludables, como nueces, almendras y pescados ricos en omega 3, favorece una respuesta antiinflamatoria en el organismo.
Especialistas recomiendan también reducir el consumo de carnes rojas, azúcares refinados y bebidas azucaradas, así como evitar el alcohol, ya que incluso en pequeñas cantidades incrementa el riesgo de cáncer de mama.
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En cuanto a la actividad física, el llamado es a comenzar de manera gradual, avanzando paso a paso. Incorporar ejercicios de fuerza, incluso desde casa, contribuye a mejorar el metabolismo y la salud hormonal.
Finalmente, las autoridades de salud reiteran que la autoexploración y la revisión médica anual siguen siendo herramientas fundamentales. La detección oportuna continúa salvando miles de vidas y confirma que la prevención del cáncer de mama es el resultado de decisiones diarias, constancia y autocuidado.
¿QUÉ HACER?
- Llevar una alimentación balanceada y alta en fibra, que incluya brócoli, acelgas, espinacas, setas, uva y papaya.
- Disminuir el consumo de azúcares y grasas.
- Practicar ejercicio al menos 30 minutos diariamente.
- Mantener un peso adecuado.
- Evitar el cigarro y el alcohol.
- Realizar una autoexploración mamaria mensual a partir de los 20 años, de preferencia al quinto día de la menstruación.
- Solicitar una mastografía a partir de los 34 años, en caso de antecedentes familiares de la enfermedad. Si no se tienen, se debe hacer cada 2 años a partir de los 40, y cada año al llegar a los 50.