Celebrando a los abuelos: un legado de amor y dedicación inquebrantable
COMPARTIR
En el Día de los Abuelos, se conmemora la vida y legado de Jesús Cisneros y María de la Luz Guízar, figuras fundamentales en la familia de Larissa Plata. Jesús, quien falleció a los 89 años, dejó un legado de trabajo duro y responsabilidad, mientras que María de la Luz continúa siendo una fuente de amor y sabiduría para sus hijos y nietos
Con motivo del día de los abuelos, conmemoramos a dos figuras inolvidables en la vida de la familia de Larissa: Jesús Cisneros Perales y María de la Luz Guízar Juárez. Jesús, quien falleció a los 89 años, y María de la Luz, que continúa siendo una fuente de amor y sabiduría, han dejado una marca indeleble en sus nueve hijos y 24 nietos.
Jesús Cisneros Perales vivió una vida de dedicación y sacrificio. Desde joven, asumió la responsabilidad de cuidar a sus hermanos y a su madre, mostrando un sentido de compromiso y responsabilidad que lo definió. Empezó a trabajar en el Servicio de Administración Tributaria como office boy, comenzando una trayectoria laboral que lo llevaría a ascender y, eventualmente, a jubilarse con orgullo. Su vida estuvo marcada por el trabajo arduo y la perseverancia, siempre con el propósito de asegurar el bienestar de su familia. Su ejemplo de integridad y dedicación fue una guía constante para sus seres queridos.
TE PUEDE INTERESAR: Sobrevivir al fuego: la historia del Gran Rojo, el legendario camión de bomberos de Saltillo
María de la Luz Guízar Juárez, por su parte, fue una mujer de gran fortaleza y modernidad. Antes de casarse, trabajó en un banco, demostrando su independencia y habilidades profesionales. Sin embargo, tras el matrimonio, eligió dedicarse plenamente a su familia, convirtiéndose en el pilar emocional y práctico del hogar. Su amor y apoyo incondicional fueron el centro alrededor del cual giraba la vida familiar.
Para su nieta Larissa Plata Cisneros, el paso de vivir con sus abuelos en Saltillo, tras mudarse desde Reynosa para estudiar, fue un punto de inflexión significativo. Larissa, que había tenido pocas oportunidades de conocer a sus abuelos en su niñez, encontró en Jesús y María de la Luz no solo a sus abuelos, sino a auténticos mentores y guías en la etapa crucial de su vida universitaria.
“Mis abuelos se convirtieron en la razón de que yo sea quien soy hoy,” dice Larissa con emoción. Aunque al principio el cambio fue difícil, Larissa pronto descubrió que la convivencia con ellos le ofreció más que un simple hogar; le proporcionó el apoyo y la formación que necesitaba para enfrentar la vida adulta.
Larissa recuerda con cariño las palabras de sabiduría de su abuelo, quien, al percibir su dolor tras una desilusión personal, le ofreció consuelo con una frase que nunca olvidará: “No importa que te hayan hecho, hijita, las cosas siempre pasan.” Este consejo, lleno de empatía y fortaleza, reflejaba el profundo amor y la comprensión que Jesús tenía por sus nietos.
María de la Luz, aunque a veces parecía discreta, demostró ser una segunda madre para Larissa. Su capacidad para observar y comprender, a menudo sin decir una palabra, era un testimonio de su amor incondicional. Larissa describe a su abuela como una figura increíblemente servicial y empática, cuya influencia ha dejado una huella duradera en su vida.
Hoy, en el Día de los Abuelos, rendimos homenaje a Jesús Cisneros Perales y María de la Luz Guízar Juárez por el amor inmenso y el compromiso inquebrantable que ofrecieron a su familia. Su vida conjunta fue una lección de sacrificio, fortaleza y cariño verdadero. El legado de Jesús y María de la Luz vive en cada historia compartida, en cada lección aprendida y en cada corazón que tocó. Su amor sigue siendo una fuente de inspiración y guía para todos sus descendientes, y su memoria continuará iluminando el camino de las generaciones futuras.