Coahuila: Superar secuelas por un delito sexual es posible (utilizando técnicas probadas con veteranos de guerra)
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Terapeuta afirma que existen técnicas probadas que ‘borran’ sucesos traumáticos
Superar las secuelas y síntomas que deja un delito sexual es posible, señala la terapeuta Laura Castillo, quien tiene certificación en EMDR y Brainspotting, técnicas que utiliza con sus pacientes víctimas de un abuso sexual.
De acuerdo con la terapeuta, está comprobado a nivel científico que estas técnicas, probadas con veteranos de guerra, funcionan y que los pacientes no vuelven a presentar síntomas relacionados con los sucesos traumáticos que hayan vivido.
Algunos de los síntomas que presentan las víctimas de abuso son negación, culpa, vergüenza, cuidar en exceso a otras personas, generar adicciones al alcohol u otras sustancias, además de subir o bajar mucho de peso.
Cuando una persona cuenta que ha sido agredida, Laura recomienda que se les escuche, se confíe en que dice la verdad y decirle a la víctima que se siente que haya vivido esa situación; escuchar, en lugar de hacer comentarios largos. Después preguntarle qué quiere hacer, explicar que existen opciones: denunciar, buscar un acompañamiento psicológico o emocional y, por último, se debe respetar si la víctima decide no denunciar o no acudir a terapia.
¿QUÉ ES EL EMDR Y EL BRAINSPOTTING?
El EMDR, descubierto en 1987 por Francine Shapiro, trabaja a nivel cerebral, con las sustancias bioquímicas que produce el cerebro. Se realiza a través de movimientos oculares, sonidos y toques (como si te tocara una pluma) y esto permite que se muevan los hemisferios cerebrales. Este tipo de abordaje es rápido, pero el Brainspotting, que es como un hijo del EMDR, lo es incluso más.
Fue desarrollado por David Grand, en 2003. Con esta técnica, se descubrió que hay un punto en el cerebro donde guardamos el trauma.
Grand encontró que al reducir los movimientos oculares, los pacientes pueden procesar las experiencias traumáticas con un impacto más contenido.
ACOMPAÑAMIENTO Y TERAPIA
Laura ha acompañado a pocas víctimas de abuso en el proceso de denuncia. Señala que, muchas veces, las familias no quieren que las víctimas denuncien, porque significa exponerse y, en los casos que sí lo hacen, no le ha tocado alguno en el que se declare culpable a los agresores.