Como en las películas; sencilla, nada presumida, así era Carmen Salinas
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El creador lagunero, Eduardo Mercheyer, despide agradecido a la mujer generosa que lo acogió por cuatro años en su aventura en la Ciudad de México
TORREÓN, COAH.- El creador lagunero, Eduardo Mercheyer, envió un último adiós a Carmen Salinas, quien falleció el jueves.
Cuenta Mercheyer Hernández que llegó a la Ciudad de México en los 90’s buscando estudiar actuación e incursionar en el medio artístico, y en una ocasión se cruzó con la actriz lagunera en los pasillos de Televisa: “estaba sentada y quién sabe cómo se enteró que era de Torreón”, platicaron y lo invitó a vivir en un departamento que tenía a la vuelta de su casa.
Carmen vivía en la colonia Narvarte y a la vuelta de su casa tenía un departamento y en él un estudio de grabación que se había traído de Los Ángeles; ahí grababa parte de sus producciones y lo rentaba a artistas.
También grababan la música, porque tenía lo último de tecnología de aquellos años.
Relata que estando en su casa, como trabajaba todos los días en telenovelas y los fines de semana en teatro, le tocó participar en “Cada Quien su Vida”, en el salón Los Ángeles.
“Me llevaba de acompañante y si tenía algún compromiso, también me llevaba, le cargaba el abrigo, aunque su acompañante oficial era “El Chato”, quien fue su manager de muchos años”, cuenta.
Recuerda Mercheyer que como no le pagaba renta ni los alimentos, ni nada, “me pedía que regara el jardín, y los fines de semana la acompañaba al mercado”.
En el mercado todos la conocían, era como una fiesta, le regalaban fruta, verduras, todo mundo se le acercaba, era muy querida, le iba muy bien y los domingos era ir a comprar flores y a arreglar las lápidas de la familia y rezar.
“Compraba muchas flores para las lápidas abandonadas alrededor de donde descansa su hijo, las limpiábamos, las arreglábamos, pagaba albañiles para que las restauraran y las regaran”.
Saliendo del panteón se iban al juego de Chivas, luego a comer en el restaurante, y por la tarde a la corrida de Toros y todavía el domingo por la noche, al teatro.
UNA MUJER GENEROSA
En los cuatro años que duré con Carmen, vi cómo invitaba a la gente que no tenía, los llevaba a su casa, siempre fue generosa con todo mundo, nada fijada.
“Para las fiestas me prestaba trajes del “Chato”, camisas de marca, por eso la primera vez que tuve dinero me compré unos zapatos de verse”, cuenta el lagunero.
En el departamento de Carmen vivía Nicandro Díaz, también de Torreón y Martín Álvarez, a quien ya conocía, los dos íbamos a comer a la casa de la artista.
Tenía cocineras de Oaxaca, le hacían de todo, preparaban una comida de lujo, así como en los grandes restaurantes.
Así como se ve en las películas, así era Carmen Salinas, sencilla, nada presumida, todo natural y aparte empezó desde abajo, le tocó andar en las carpas, cuando era joven tenía bonito cuerpo, muy atractiva y aparte imitaba a los de su tiempo.
Le tocó andar de carpa en carpa, hasta que se hizo empresaria, hizo muchas novelas, no terminó de grabar en la que estaba.
Descanse en paz.