Don Paco, el saltillense de corazón que cumplió su sueño en el Camino de Santiago
La lectura de hoy es una joya para quien esté dispuesto a leerla con los “sentidos abiertos” para llegar hasta su final. Busca que recordemos que si tenemos un sueño en la vida, este sí se puede llegar a realizar
Este relato que van a leer en formato de entrevista, intenté que fuera muy fidedigno a lo que nos dijo nuestro invitado, muy especial para nosotros por la calidad de persona que es, por lo que nos han dicho, por lo que hemos conocido de él al conversar y por todo lo que irradia su presencia. Así que en esta ocasión habrá poca edición del texto, en el que nos cuenta la hazaña de su vida: recorrer el Camino de Santiago Francés, en España y Francia, en 28 días y 27 etapas.
Francisco Javier Ortiz Casas, de 61 años, es originario de Nuevo León, y a sus dos años, junto a su familia, vino a vivir a la ciudad de Saltillo.
En esta ciudad realizó su vida, por lo que se considera saltillense de corazón. Trabajó por toda su vida en la banca, actualmente está jubilado y es mejor conocido entre la comunidad de senderistas como “Don Paco”.
Platicar con él es como abrir un baúl de tesoros, por la riqueza que se absorbe al escucharlo contar una parte importante de su vida, llena de amor por la naturaleza desde muy pequeño, así como por su constancia para superarse y lograr vivir mejor. En cada palabra de su conversación hay gratitud, que se refleja al describir todo lo que ha alcanzado. Al leer la historia de Don Paco, sus palabras parecen que cobran vida, a tal grado que pareciera que aun lo escucho, rememoro y anhelo vivir lo que con tanta pasión nos describió. En mi caso así lo es, su relato es tan inspiracional que me invita a pensar que los sueños se cumplen y esto no es obra de la suerte, es el resultado del esfuerzo de labrarse un camino en la vida, lleno de experiencias donde todo, lo bueno y lo malo obran para el bien de nuestro propósito en ella.
Te invito a que leas esta entrevista, con la que Coahuila Natural te lleva a conocer de primera mano a nuestro querido don Paco y la fascinante historia que lo marcó para siempre; las huellas que dejaron sus pasos en la aventura que vivió en el Viejo Continente, cumpliendo el sueño de su vida: realizar el Camino de Santiago Francés que es la ruta del Camino de Santiago por excelencia, con más tradición y la más popular.
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Este es el más conocido del mundo, en gran medida porque es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco, y comienza su recorrido en el norte de la Península Ibérica, desde Saint Jean Pied de Port, la última ciudad francesa, hasta Santiago de Compostela. Un total de 776 kilómetros divididos en 32 etapas de aproximadamente 25 kilómetros cada una. Esperamos que encuentres regocijo y dejes volar tu imaginación con esta estimulante entrevista. Comenzamos.
Pregunta: Cuando nos conocimos en el recorrido de La Viga, nos contó la historia de que había cumplido el sueño de su vida, pero esto tuvo un inicio ¿nos cuenta cómo fue que creció el amor por el senderismo en usted?
Respuesta: Siempre me gustó caminar por las montañas, hacer senderismo, pero mi trabajo fue siempre estar muy encerrado, porque mi vida me la pasé en los bancos, en total 37 años. Llegó la pandemia y en mi trabajo se tuvieron que tomar decisiones y pues desgraciadamente me incluyeron a mí en el reajuste. Pensé: ‘siempre di lo mejor de mí en mis trabajos’, así que no me sentí mal pues era el momento perfecto para pensar en mi persona y lo que me gusta hacer, que es el senderismo. Senderear siempre me ha gustado y ahora tendría el tiempo para hacer algo por mí. Fue así como coincidí con Edmundo Torres de EdAventures. Comenzamos a hacer recorridos en el cañón de San Lorenzo y luego a hacer rutas en las sierras de Arteaga y finalmente llegaron los volcanes. Todo eso dio pie para retomar mi sueño y querer hacer el Camino de Santiago.
P: ¿Por qué el Camino de Santiago?
R: Bueno, en un inter de los trabajos en la banca, trabajé en la UAdeC en el Departamento de Tesorería, fue allí que llegó a mis manos un libro de Pablo Coelho: “El Peregrino”, y su lectura captó mi atención desde el primer momento, me prendí del libro. Me emocionó mucho conocer la aventura que realizó el autor en el Camino de Santiago. En ese libro describe cómo descubrió su vocación como escritor, fue un parteaguas para su vida ya que en ese momento él estaba viviendo muchas situaciones, entonces fue como un reencuentro con él mismo durante el trayecto. Esto me resultó muy inspirador y pensé: ‘¡qué padre sería realizar el Camino de Santiago!’. Eso sucedió en el año 2010 y fue algo que no olvidé.
P: Pasaron 13 años y se consolidó el proyecto, ¿cómo fue?
R: Pues bueno, en el 2020 se presentó lo de mi liquidación en la banca y me dije: ‘me faltan dos años y medio para la jubilación, tengo que encontrar algo para hacer, porque sino se me va a hacer eterno el tiempo. Afortunadamente entré a la famosa modalidad 40 del IMSS, así que entré a trabajar a una inmobiliaria para compensar el tiempo que me faltaba para jubilarme y terminar con algunos pagos pendientes. Yo seguía con la idea rondando en mi cabeza: ‘ojalá pueda hacer el Camino’. Era una idea, solo una idea, un proyecto hasta no tener la certeza y los recursos; pero a la misma vez sabía que ese día llegaría y pues me jubilé y todo se acomodó y se dio. De niño yo siempre fui muy ‘luchoncillo’, fui bolero los tres años de Secundaria, porque mis papás no podían comprarme los libros y les ayudaba con lo que sacaba. En la Preparatoria me ocupaba los fines de semana en otros trabajos, como mesero y lavaplatos. Yo pienso que el que quiera salir adelante lo puede hacer. He disfrutado tanto la vida. Gracias a Dios que me ha permitido vivirla en todos los sentidos. Siento que he sido una persona muy responsable en todo, así como en los trabajos que tuve, siempre cumplí y eso me tiene tranquilo.
P: La idea del viaje comenzó y ¿desde entonces practicó el senderismo, es decir, del 2010 a la fecha?
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R: No, no, solo lo he practicado durante los últimos tres años. Fui pasivo por el entorno del trabajo, ya que un trabajo te exige demasiado, muchas veces hasta el sábado y domingo; luego apareció el sueño del Camino de Santiago y se quedó guardado en mi mente porque tenía el gusto de caminar y retomo el senderismo en el 2021, con mi objetivo muy claro.
P: Y entonces, ¿cómo le gustaba el senderismo sin practicarlo?
R: Yo soy de una comunidad, de un ranchito en Rayones, Nuevo León. Siempre que íbamos para allá con mi familia, me encantaba salir de la casa donde me quedaba en el rancho y caminando me iba a visitar a mis tíos y todos están lejos, como dos o tres kilómetros, y pues así hacía algunos recorridos. De niño me gustaba caminar en las sierras, a lo mejor ya lo traía dentro de mí, porque caminaba cuando podía por el Camino del Cuatro hasta el Diamante, por puro gusto de ver la naturaleza, observar las piedras, los árboles y los arroyos; todo eso me fascina.
P: ¿Cómo reaccionó su familia, es decir su esposa y sus hijas, a su sueño de ir a Europa a realizar el Camino de Santiago?
R: Siempre me apoyaron y justo cuando me decidí a realizar la ruta, una de mis hijas tenía la boda de unos amigos en Suecia. Le dije: ‘me voy yo primero para realizar la ruta, me alcanzan cuando haya finalizado y luego te vas a la boda y me dejas a tu mamá para pasar unos días en España’. Y así sucedió.
P: Cuéntenos, ¿cómo fue el inicio de su aventura y el cumplimiento de su sueño?
R: Bueno todo comenzó el 12 de mayo del 2023 en el viaje a Monterrey para tomar mi vuelo. Al aeropuerto me llevó Edmundo Torres, que se ofreció muy amablemente a ayudarme en este punto. En el trayecto pienso: ‘tengo 32 días para hacer el Camino de Santiago’. Son 32 etapas, esto no incluía el tiempo que me tomaría llegar desde Saltillo hasta el punto de inicio del Camino, acomodarme, así como encontrar un hotel para descansar. Realmente iba muy justo de tiempo y también estaba la inquietud de si iba poder aguantar todas las etapas. Ya había hecho recorridos de 28 kilómetros en un día y realmente me sentí bien, aunque sí es cansado, 28 kilómetros no son cualquier cosa y pues así iban a ser mis días en el Camino, entre 28 y 32 kilómetros por día para poder completar en tiempo la ruta. Llego a Madrid el 13 de mayo por la mañana y me tengo que trasladar hasta Pamplona, que está al norte de España y que en autobús está a cinco horas de camino. Pero yo tenía que llegar hasta la frontera con Francia, porque era donde se comienza oficialmente el Camino de Santiago Francés, en Saint-Jean-Pied-de-Port. Llegué a Pamplona y parto rumbo a Roncesvalles, que es la primera localidad española en el Camino Francés. Una vez que se llega a ese punto, uno se vale por sí mismo en todo, a menos que te encuentres con más personas que vayan a comenzar la ruta en Francia; hasta tomar un taxi se vuelve una aventura en solitario. Mi hija me consiguió un hostal en Saint-Jean-Pied-de-Port y tenía que llegar allí. Afortunadamente estaba por salir una furgoneta y les faltaba una persona. Era mi lugar, era Dios dándome una muestra que estaba conmigo y con mi sueño.
P: Dígame, ¿cómo fue la noche previa al comienzo del Camino de Santiago?
R: Muy cansada, llegué al hostal el 13 de mayo por la noche y pues traigo “volteado” el horario del sueño, y no podía dormir porque para mi cuerpo era de día, aunque en ese lugar estuviera de noche. Estaba muy desvelado y solo pude dormir unas cuatro o cinco horas. Sumado a esto, pues los nervios y la emoción por el comienzo de mi aventura jugaron también su papel esa noche. Finalmente cerré los ojos y dije: “bueno, pues que sea lo que Dios quiera”.
P: Y, ¿ya tenía idea de cómo iba a ser?. Es una ruta de un poco más de 800 kilómetros.
R: Sí, antes de estar allí a punto de comenzar la ruta, vi muchas narraciones en YouTube de personas que habían caminado esta misma ruta. Allí contaban todo lo que deberías de llevar y lo que no, así como el equipo necesario y otras cosas. En mi mochila llevaba, cuatro shorts, cuatro playeras, una toalla de nadador que seca rápido, un suéter, no llevaba una chaqueta y si me hizo falta, unos tenis y sandalias de baño. Llevaba un termo de un litro y medio y realmente no hubo necesidad de usarlo porque siempre hubieron tiendas donde abastecerse de agua.
P: Al comienzo de la ruta, les entregan alguna documentación o ¿cómo es el proceso?
R: Bueno cuando llegas a Saint-Jean-Pied-de-Port, vas a la oficina de El Peregrino, allí empieza todo, te explican lo que debes saber y te dan una guía del camino y un “pasaporte”. Este es un carnet del peregrino que hace la ruta y te piden en cada lugar que vas llegando, te lo sellen. En estos papeles que te dan viene una descripción de todo: dónde empiezas y dónde terminas. Yo llegué el 13 de mayo, pero realmente comencé el 14, en ambos días me sellaron. Y bueno, cuando uno termina la ruta, le dan la Compostela, que es un certificado escrito en latín, que avala todos los kilómetros que caminaste, en mi caso 779 kilómetros, que es la ruta completa y te lo entregan en la Catedral de Santiago de Compostela.
P: Sin duda muy interesante hasta este punto, imagino que los primeros pasos en el Camino han de haber sido mágicos, ¿cómo fue ese primer día en sus primeros pasos en el Camino de Santiago?
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R: Fue muy emocionante todo el primer recorrido, muchos campos de trigo, y pues ese día se supone que iba a llegar a Roncesvalles, ya en España, que es la primera estación desde Saint-Jean-Pied-de-Port en Francia, pero el albergue estaba lleno allí y tuve que caminar casi tres kilómetros más hasta llegar a Burguete-Auritz. Allí me sellaron y me quedé en su albergue porque tenía lugares disponibles. Es una aventura muy padre porque conoces mucha gente y te haces de amigos. En mi primera caminata conocí a dos muchachos, uno de Israel y otro de Corea, muy buenas gentes, caminamos juntos por casi dos etapas más. Otra cosa: la verdad soy malo para leer mapas en el celular, así que me fijaba en las personas que traían mochila y los seguía, esperando que no se fueran por otra ruta, ya que este camino tiene dos vertientes. Este primer camino no fue pesado, sí había pendientes pero tranquilas. El primer día me tocó una lluvia muy fuerte junto a un granizo muy diminuto, ya casi llegando a Roncesvalles, por eso también tienes que llevar un impermeable. Me llamó mucho la atención una chica que iba en este camino, pero con huaraches en plena lluvia, pensé: ‘¡cómo se le ocurre venir con huaraches aquí!’. Ya en etapas posteriores coincidí con ella cuando llegué a un pueblo que estaba solo y parecía fantasmagórico. Ya en el albergue más tarde llegó la muchacha de los huaraches y en la plática me dice: ‘mi mamá es mexicana, ella es tarahumara y mi papá es estadounidense’; pero la chica era muy blanca y de ojos azules. Entonces entendí el por qué de los huaraches. A esta primera etapa de Roncesvalles muchos españoles le sacan la vuelta, porque se les hace difícil, pero difícil es La Viga en Arteaga, así que este tramo fue como un dulce para mí. Sí es un ascenso pero pavimentado, porque hay muchas casas de campo y establos a la orilla del camino. Y así fueron mis primeros casi 28 kilómetros de la ruta.
P: Avanzó más de los aproximados por día, ya que son 25 kilómetros los estimados por etapa, ¿esa fue su estrategia para ganar tiempo al tiempo?
R: Sí, me iba adelantando etapas, eso lo veía en el “pasaporte” que me dieron. En el primer día avancé casi tres kilómetros más. Así lo hice por casi todo el Camino.
P: Físicamente, ¿cómo se encontraba después de cuatro etapas? casi ya había recorrido un poco más de 100 kilómetros.
R: Les juro que yo iba molido, cuando llegaba al albergue me cambiaba los tenis, me ponía las sandalias del baño y salía a caminar un poco para descansar los pies. Durante la caminata, puedes ir compensando el cansancio con descansos. Algo que tiene en particular al hacer este Camino es que se hace solo, tú y tu persona y nada más. Es estar consciente de que a veces te vas a encontrar caminando solito y otras veces irás acompañado. Entonces hasta cierto punto se convierte en un ejercicio de estar solo contigo mismo. El tener un respeto a la parte de la intimidad, de la introspección. En esos momentos, solo, me sentía pleno de estar haciendo lo que tanto esperé y eso me alejaba de todo lo que pudiera ser cansancio y del dolor del cuerpo. De hecho se recomienda que sea así, en solitario, porque así puedes manejar tus tiempos, descansar en el momento que tu quieras y así no vas presionado porque vas retrasando a algún acompañante o que te atrasen a ti. En cada etapa caminaba entre cinco y seis horas, salía aproximadamente a las seis y media de la mañana, más tardar a las siete, y llegaba como a las 15 horas al siguiente albergue. Caminé aproximadamente 30 kilómetros por etapa y así iba avanzando un poco más, para llegar a tiempo con mi esposa y mi hija en el día señalado. En este punto estoy firmemente seguro de que la preparación que recibí en todos los entrenamientos que realicé en EdAventures, realmente me sirvieron bastante. Esto es más como un reto personal de hacer el Camino completo, más allá del significado religioso de la ruta.
P: ¿Qué sucedía al brincarse las etapas?, ¿se perdía de algo?
R: Las etapas las ponen porque son los pueblos más pintorescos o los más representativos del camino, entonces yo los pasaba de largo porque quería hacer cinco u ocho kilómetros más. La etapa de Castilla-León, que fue la etapa 17, fue pesada porque el camino se volvió tedioso. Es pura meseta, meseta y más meseta. Se ven sembrados de un lado y de otro. Ves sembrados de puro trigo y en algunas ocasiones me pareció ver habas. Una etapa antes, el de la Rioja, lo que puedes ver, son campos sembrados de vid. En Castilla y León, pasas por los pueblos más bonitos como Burgos y León. Este cuenta con unas hermosísimas catedrales, son una explosión de arquitectura, es un lugar muy bonito y digno de conocer.
P: ¿Qué sucedió con la gente que conociste en la ruta?, ¿todos lograron terminar su empresa?
R: Pues todo el Camino conocí gente muy agradable. No todos hacen de una vez el recorrido, pues no todos cuentan con el tiempo suficiente. Otros lo hacen por periodos de tiempo ya que trabajan y aprovechan sus vacaciones, para retomar donde se quedaron. Algo que me gustó fue que cuando saludas a alguien en la ruta es costumbre decir: ‘buen camino’. El chico de Corea se despidió porque él sí iba con un grupo de coreanos y el de Israel me dijo que él se iba a quedar en Pamplona, porque de allí se iba a ir en autobús o en tren hasta Sarria, para hacer el resto del tramo, que es la última etapa del Camino de Santiago, porque quería la Compostela y no tenía el tiempo para hacer la ruta todo el mes, así que nos despedimos. También conocí a otro chico que se llama Pedro, es de España, pero vive en Milán y fue muy amable. Me encontré a dos chicas jóvenes que me decían “mexicano”. Saliendo de un pueblo llamado el Ganso yo ya me venía topando con una chica como que era alemana, “güerita”, que parecía muy fuerte, se veía que hacía deporte y también me encontré con una japonesita. Yo veía que venían atrás, y luego más adelante no se porque volteé y las chicas estaban como alarmadas, y me decían: ‘un oso, un oso’. Justo había pasado delante de mí un oso, pero no lo ví porque yo iba mirando el suelo. Solo fue un susto. En el camino encontré animales como zorros y venados jugando entre los trigales. Son aventuras que uno pasa. Fíjate, que no me encontré otro mexicano en mi camino y realmente había pocos latinos, solo una colombiana con su pareja, un argentino y un grupo de ciclistas uruguayos.
P: Aquí México se divide en estados, ¿es lo mismo en España y cuántos recorriste en esta ruta?
R: Son comunidades, se les dice así y se recorren cuatro: Navarra, La Rioja, Castilla y León y Galicia. Todo lo que vi en los reportajes de YouTube, era lo que estaba viendo y viviendo en persona. Busqué las piezas de arquitectura y monumentos famosos que dejó Antonio Gaudí en León y Astorga. Son construcciones muy adelantadas al tiempo en que se realizaron, son joyas.
P: ¿Lidiaste alguna vez con el pensamiento de no terminar la ruta?
R: No, la verdad no.
P: ¿Cuál era la fuente de tu motivación para concluir la ruta?
R: Cada vivencia que vas teniendo en tu vida es un aliciente. La verdad yo tuve una infancia muy difícil, muy difícil, te digo porque a pesar de que crecí en un hogar lleno de amor, también hubieron muchas carencias. Entonces yo siempre pensé: ‘tengo que lograr en esta vida lo que se me presente, lo que yo desee alcanzar, no tengo que pedirle permiso a alguien, si yo me siento capacitado para hacerlo, y si no puedo, pues ser lo suficientemente valiente para decir: sabes, no le entro’. Un poco antes de León, en una parte del camino que se llama Bercianos del Real del Camino, me sucedió que en esa ocasión, creo que me excedí en querer avanzar de más. Había leído que debía tener cuidado con la señalización en este lugar, ya que los lugareños hacían que el camino se desviara, para que los caminantes pasaran por su comunidad y visitaran sus negocios. A mí me pasó, me desvié como por tres kilómetros. Llevaba nueve kilos en la mochila y siento que ya iba cansado, pensé que debería quitar peso de mi mochila. Yo llevaba en ella un frasquito de talco, uno de crema y uno de gel, más o menos entre todos como medio kilo y se los dejé al chico del albergue. Pero fue solo un momento de frustración, por haber perdido tres kilómetros. Pienso que también influyó que el día fue muy soleado y había caminado 35 kilómetros. Lo máximo que hice un día fueron 37 kilómetros. Nunca caminé de noche. Lo más tarde que caminé fue hasta las cinco de la tarde.
P: ¿Cómo son los hostales o albergues en los que se descansan durante el Camino de Santiago?
R: Están muy bien, muy acondicionados y muy higiénicos. La gente es muy respetuosa, si dejas tu celular en la cama, nadie lo toma. Una vez que le agarré la “onda” a los albergues, como al cuarto día, le pedí a mi hija que ya no hiciera más mis reservas, porque ella me ayudó a reservar hasta Pamplona. Yo comencé a reservar solo, tenía una guía que me habían dado en el principio de todos los albergues que hay en el camino. Después Pedro, un amigo español, me sugirió bajar una aplicación que se llama Buen Camino y desde allí puedes ver si hay lugar disponible para descansar en los albergues. Estos se dividen en dos tipos, los municipales, que administra el gobierno y los públicos, que son de gente que se dedica a tener este negocio. Ambos están en perfectas condiciones, hay regaderas para hombres y regaderas para mujeres, en algunos lugares los dormitorios son mixtos y en otros están separados, la gente que llega a esos lugares está cansadísima, y allí escuchas ruidos de todo tipo.
P: ¿Qué fue lo que más le gustó comer?
R: Siempre desayunaba bocadillos de jamón y queso, porque realmente me gustaron mucho y pues la gastronomía española no tenía mucho que ofrecer como la mexicana. También en este tiempo perdí peso, como unos seis kilos, tanto por el ejercicio como por la alimentación. Aun así no sentía hambre, es decir no me mal pasé, porque cuando llegaba al pueblo iba a un super donde se miraban los duraznos muy ricos o naranjas y me llevaba uno o dos para el camino. Llegaba al albergue en la tarde y los albergues te ofrecían el menú del peregrino, que casi siempre eran cuatro cosas, cuando te registrabas te decían: ‘¿vas a tomar el menú del peregrino?’, siempre lo tomé y te decían: ‘pues está esto y esto, ¿qué vas a querer?’ y ya preparaban la comida para el día siguiente. Todo muy formalito porque tenían su salón desayunador y las casas, eran casas muy antiguas y de piedra.
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P: ¿Todo el tiempo estuvo en comunicación con la familia?
R: Sí, yo estaba en comunicación por Whatsapp. Al llegar a Madrid en el aeropuerto compré una tarjeta de una compañía de internet francesa y traje datos todo el tiempo, me costó 45 euros. Estaba en contacto con mis hijas y esposa todo el tiempo, a todo momento.
P: ¿Qué tan seguro se sintió en el camino?
R: Muy seguro, demasiado seguro. El camino es aislado, pero la verdad la gente no tiene necesidad de hacer maldad y pues todo el camino está muy bien señalizado. En una etapa estaba conviviendo con la personas en el hostal donde me iba a quedar y se me cayó la cartera y un chico se me acercó y me dijo: ‘Oye se te cayó tu cartera’. Fue un gesto muy lindo de parte de la gente, ya que sin ella, no hubiera podido hacer más nada, pues allí traía el dinero y las identificaciones. Y así la gente me iba dando confianza.
P: ¿Hubo algún problema con el idioma?
R: No. En toda la ruta se habla español, pero con los turistas tenía que ser en inglés, no lo domino al cien, pero al menos en lo básico sí podía comunicarme. También estudié en la Alianza Francesa por unos tres años y me sirvió en una parte del camino.
P: Aparte de la experiencia de caminar, ¿qué más le gustó de realizar el Camino de Santiago?
R: La historia, te reencuentras con la historia, el camino tiene mil 800 años aproximadamente de historia. Leí algo sobre el tema religioso del Camino e incluso fui a una biblioteca temprano para leer sobre la biografía del apóstol Santiago, porque sé que él murió en Jerusalem, pero la historia del Camino de Santiago, comienza cuando dice que el cuerpo del apóstol apareció en Santiago de Compostela en un sarcófago junto a dos personas decapitadas que eran sus ayudantes. En ese tiempo en España se manejaban reinos, el Rey de Asturias, Alfonso Segundo, confirmó que era el cuerpo de Santiago y como el apóstol había estado predicando en España pues parecía cierto. La historia dice que un ermitaño llamado Pelayo, encontró la tumba. Pelayo observó durante varias noches consecutivas unos resplandores misteriosos sobre un montículo del bosque, como si fuera una lluvia de estrellas. Este, altamente impresionado por las luces, decidió ir ante el obispo Teodomiro para contarle lo que había visto. Junto con el obispo se dirigió al lugar y este también pudo contemplar el fenómeno, y allí entre la densa vegetación, fue donde se encontraron un sepulcro de piedra en el que reposaban tres cuerpos, que serían identificados como el del apóstol y dos de sus discípulos. Esto se consideró como un milagro. Y pues este Camino de Santiago es el más antiguo del peregrinaje y es patrimonio de la Unesco.
P: ¿Le gustaría realizar de nuevo la ruta, es decir el Camino de Santiago?
R: Sí, de hecho lo quiero repetir y solo porque es la recomendación y ya lo viví y fue muy grato. La verdad la experiencia es un peregrinaje, no es un recorrido turístico, como algunos lo quieren ver, aunque tiene sus particularidades. Los pueblos quieren hacerlo como turismo, porque ya ahorita a estas alturas en la temporada más alta llegan más de dos mil peregrinos a Santiago de Compostela de todos los caminos. Yo no la haría en invierno, para mí la mejor temporada es en mayo, que fue el mes en que yo fui, ya que no hace mucho calor ni mucho frío.
P: En total, ¿cuántos kilómetros abarca la ruta desde donde comenzó?
R: Pues cuando llegué a Roncesvalles, hay un letrero que dice 790 kilómetros hasta Santiago de Compostela, pero cuando te dan el certificado dice que recorriste 767 km, pero si le sumamos los 28 kilómetros que recorrí en Francia desde Saint-Jean-Pied-de-Port dan un total de 818 kilómetros.
P: ¿En cuántos días hizo la ruta completa?
R: Fueron 27 días, comencé el 14 de mayo y llegué el 10 de junio a la Catedral de Santiago de Compostela. La idea era llegar el 13 de junio, así que me quedaron tres días para ir a pasear con mi esposa y mi hija. La verdad no soy una persona de muchos recursos, pero estaba aprovechando lo de la jubilación y pues ahorita que se pudo hacer disfrutamos mucho ese momento. Finalmente tuve que tomar un vuelo el día 11 de junio a las seis de la mañana a Barcelona y allí fue que nos reencontramos.
P: Desde un punto más humano, a veces nos dicen que la vida es un viaje y que uno debe escoger lo que debe de llevar en la mochila para este recorrido. Haciendo una analogía con el viaje que realizó, ¿qué sintió al caminar solo con su mochila, solamente con lo que necesitaba?
R: La verdad bien, es como caminar con tu casa en tu espalda, es decir tengo todo lo que necesito. Es estar seguro de sí mismo y saber que llevo lo suficiente para terminar lo que comencé.
P: ¿Qué le enseñó el caminar esta ruta, sobre usted y que no conocía?
R: Sentirme pleno. Yo creo que necesitaba ese tiempo para hacer lo que tanto me gustaba de niño que es caminar, de agarrar para el Camino del Cuatro, de ir al rancho y caminar y caminar. Yo me veía allá en el Camino de Santiago y decía qué bonita sierra, qué bonita roca. Hubieron paisajes muy bonitos que se quedaron en mi mente por lo que disfruté al mirarlos. Uno saliendo de un lugar que se llama Nájera, estaba el pueblo y un río y de repente se perdía el Camino de Santiago y después aparecieron dos sierras que se abrían y en medio pasaba el camino y luego del otro lado empezaba la planicie, dos contrastes de paisajes muy bonitos. Luego en otro lugar llamado Hontanas, en plena meseta, iba caminando por los trigales, y me pregunté, ¿dónde está el pueblo?, el pueblo estaba escondido en un pozo, y 500 metros antes de llegar, lo podías ver en el descenso, un pueblo muy bonito, porque casi todos son pueblos medievales. La verdad es que disfruté mucho.
P: Finalmente, quiero saber que pasó por su mente el último día que despertó en el albergue sabiendo que era el ocaso de la aventura en el Camino de Santiago, cumpliendo el sueño de su vida, ¿cómo fue ese momento?
R: Fue algo muy bonito saber que estaba cumpliendo el sueño de mi vida, parecía que todo pasó en un suspiro, cada paso valió la pena, se quedan grabados en mi memoria tantos recuerdos, tantos paisajes. Mi hija me puso un localizador en el celular y ella me dijo: “papá ya vas llegando, estás en O’Pedrouzo, ya estás a veintitantos kilómetros”. Me hubiera gustado mucho poder encontrarme a todos mis amigos que conocí en la ruta y poder tomarnos la foto del recuerdo en la Catedral de Santiago de Compostela. Me tocó ir a la misa para dar gracias por haber concluido este viaje. La misa el padre la da en español y dice: hoy se reportaron que llegaron ‘tantos’ peregrinos. Estando en la catedral le quise hacer justicia a mi amigo Edmundo Torres, pues convivimos mucho esos tres años previos al viaje en las caminatas, en las rutas y desplegué una banderita de EdAdventures afuera de la catedral. Realmente todo fue una experiencia maravillosa y es algo que me gustaría repetir de nuevo.Mientras cerramos esta conversación, observo a la persona con la que estoy hablando, sonriendo radiante de alegría. Y conociendo a Don Paco, no dudo que logre viajar de nuevo y pronto estemos charlando sobre sus aventuras en el Viejo Continente.
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