Epidemiólogo coahuilense atribuye regreso de enfermedades a fallas transexenales en vacunación

Los actuales efectos colaterales de la falta de vacunación son consecuencia del relajamiento que el Sistema Nacional de Inmunización padeció hace por lo menos 12 años, declaró a VANGUARDIA el epidemiólogo coahuilense Emilio Masaki Nakasima.

El impacto no es inmediato, ni siquiera de un sexenio a otro, precisó el experto al referirse a la versión del medio digital Latinus, que atribuye el regreso de enfermedades prevenibles a la ausencia de inoculaciones durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

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“La información que recabó fue manipulada; además, se omitió la realización obligada de un análisis comparativo que abarcara los últimos cuatro sexenios, mínimo”, expresó.

Insistió: “Seguramente esa nota informativa está pagada para satisfacer intereses meramente políticos; la podemos etiquetar como una auténtica fake news”.

“Los efectos colaterales —apuntó— de la falta de vacunación en general no son inmediatos, sino a largo plazo, es decir, más de doce años”, dijo.

Nakasima Sasaguri afirmó que “desde hace varios sexenios existe el antecedente del abandono de los programas de primer nivel, gratuitos y universales”.

“En Coahuila habría que revisar también el manejo del tema, incluso durante la pandemia de COVID-19, pues aquí también se han registrado muertes por la falta de insumos”, dijo.

El epidemiólogo, con más de una década de experiencia como coordinador estatal del Programa Ampliado de Inmunizaciones, dijo haber denunciado “hace más de cinco sexenios” la desaparición de los programas preventivos de primer nivel.

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Estos se referían, entre otras enfermedades, al combate de la tuberculosis, la rabia, el VIH y los vectores, así como a la promoción de la cartilla de vacunación, la planificación familiar y lo que ahora se denomina “programa de enfermedades crónico-degenerativas”.

Desde entonces, “se veía el desmantelamiento —denunció— de la infraestructura, así como el mal manejo del presupuesto federal en los estados para los programas del Seguro Popular, que nada tenía de popular y que era pura subrogación, sinónimo de corrupción”.