La cruda realidad del transporte público en Saltillo: deficiencia y frustración
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En VANGUARDIA cuestionamos a nuestros lectores sobre cuál consideran que es la ruta del transporte público que tiene las unidades en peores condiciones, y aquí te presentamos algunas de las opiniones vertidas
En Saltillo una problemática constante es el deficiente transporte público.
¿Quién no se ha quejado de retrasos, unidades sucias o que se descomponen y provocan accidentes, además de conductores groseros o que no respetan las paradas oficiales?
Además, la deficiencia en el transporte público molesta a los usuarios debido al impacto negativo en la comodidad y seguridad del viaje. Estos factores contribuyen a una disminución en la calidad de vida de las personas y generan frustración en la sociedad que demanda un servicio eficiente y confiable para satisfacer sus necesidades de movilidad.
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En VANGUARDIA cuestionamos a nuestros lectores sobre cuál consideran que es la ruta del transporte público que tiene las unidades en peores condiciones, y aquí te presentamos algunas de las opiniones de nuestros usuarios:
Rod Zulus es de los pocos que muestra un resquicio de esperanza en medio de la crítica. Según él, si había alguna ruta que se salvara de la quema, eran el Periférico y la ruta Arteaga, alegando que contaban con unidades nuevas y modernas.
David Chino Adame, sin embargo, no compartía el optimismo de Rod Zulus. Él argumentaba que si se cambiaba la pregunta a cuál ruta del transporte público tenía las unidades en mejores condiciones, la respuesta sería unánime: ninguna. Para él, era evidente que el servicio de transporte en Saltillo dejaba mucho que desear.
Juan Castellanos, sarcástico, señala que prácticamente todas las rutas tenían problemas, excepto la ruta Arteaga. Pero ironizaba sobre el alcalde, apodado “el mudo de Chema”, quien prometió priorizar el transporte público y, según Juan, había quedado en palabras vacías.
Erick Garza fue enfático al calificar el servicio de transporte en Saltillo como uno de los peores a nivel nacional. Incluso afirmaba que ni en los ranchos utilizaban los vehículos obsoletos que todavía operaban en la ciudad. Para él, Saltillo merecía un sistema de transporte más moderno y eficiente.
Juan López, por su parte, reconocía que la ruta Arteaga era la única que se encontraba en buenas condiciones, aunque mencionaba que le faltaba un escalón para facilitar el descenso, algo que consideraba un detalle importante. Fuera de esa ruta, según su punto de vista, ninguna otra ofrecía un estado aceptable.
Juan Silva Martínez, de manera irónica, sostenía que las rutas de transporte en Saltillo seguían siendo las mismas de hace 15 o 20 años. A su parecer, solo les realizaban reparaciones o cambiaban el motor, sin tomar en cuenta las mejoras necesarias.
Miguel Zamora apuntaba a la ruta 7 como la más contaminante, comparando los autobuses con fumigadores. Además, mencionaba al instituto del transporte y cuestionaba su efectividad, criticando que los empleados cobraran puntualmente su quincena mientras el servicio continuaba deficiente.
Jesús Reynosa empezó sus críticas por los conductores de la ruta Periférico, quienes presuntamente no usaban cinturón de seguridad y llevaban a los pasajeros hacinados. Él pedía que se les impartieran cursos de educación vial y trato al pasaje.
Juan Fernando Fuentes expresó su frustración al afirmar que no había una ruta en particular a la cual se pudiera recurrir. Todas presentaban problemas mecánicos, estéticos o de limpieza en su interior. Según él, la situación es desalentadora y deprimente.
Rogelio Tovías mostró su descontento total con las autoridades locales en el manejo del transporte público.
EFECTOS NEGATIVOS DE UN TRANSPORTE PÚBLICO DEFICIENTE
Si el transporte público de una ciudad no está en buenas condiciones, puede tener varios efectos negativos tanto para los residentes como para el funcionamiento general de la ciudad. Algunas de las posibles consecuencias incluyen:
Inconvenientes para los usuarios: Los pasajeros pueden experimentar retrasos frecuentes, cancelaciones de servicios, averías o falta de mantenimiento de los vehículos. Esto puede llevar a una menor confiabilidad y puntualidad en los desplazamientos, lo que afecta negativamente la calidad de vida de las personas que dependen del transporte público.
Congestión del tráfico: Si el transporte público no es una opción atractiva o confiable, muchas personas optarán por usar vehículos privados, lo que puede aumentar la cantidad de automóviles en las calles. Esto puede resultar en una mayor congestión del tráfico, tiempos de viaje más largos y una menor eficiencia en general en el sistema de transporte de la ciudad.
Impacto ambiental: Un deficiente sistema de transporte público puede contribuir a un aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire. Si menos personas eligen utilizar el transporte público debido a sus malas condiciones, habrá una mayor dependencia de vehículos privados, lo que resulta en una mayor huella de carbono y una calidad del aire más pobre.
Desigualdad socioeconómica: El transporte público asequible y confiable es especialmente importante para las personas de bajos ingresos, quienes pueden depender en gran medida de él para acceder a empleos, educación, servicios de salud y otras oportunidades. Si el sistema de transporte público no está en buenas condiciones, puede agravar las desigualdades socioeconómicas, dificultando que estas personas accedan a las oportunidades que necesitan.
Impacto económico: Un sistema de transporte público deficiente puede tener un impacto negativo en la economía de la ciudad. Si los pasajeros evitan el transporte público debido a sus malas condiciones, los comercios y las empresas ubicadas cerca de las paradas o estaciones pueden experimentar una disminución en la afluencia de clientes. Además, las empresas que dependen del transporte público para sus operaciones, como los servicios de entrega o los proveedores de servicios de transporte, pueden enfrentar dificultades y costos adicionales.
Para abordar estos problemas, es importante que las autoridades locales inviertan en el mantenimiento y mejora del sistema de transporte público, prioricen la eficiencia y la calidad del servicio, y promuevan alternativas de movilidad sostenible que sean atractivas para los usuarios.