La misteriosa mula que trajo a Saltillo al Santo Cristo de la Capilla
Su origen, su llegada y sus milagros, son dudas que solo la fe ha podido responder desde hace 414 años, ¿por qué es tan especial esta imagen religiosa en Saltillo?
Una mula inició una de las devociones más importantes de los saltillenses. ¿Es arriesgado decirlo? No lo creo. No cuando la imagen religiosa de la que hablamos “compite” en veneración con el mismísimo patrono de Saltillo.
El Santo Cristo de la Capilla no es el patrono de la ciudad, pero pareciera que sí.
A él se le hace tremenda fiesta cada 6 de agosto, convoca a centenares de personas en sus novenarios y miles de creyentes le hacen peticiones.
Se pensaría que ese papel le corresponde a Santiago Apóstol, el verdadero patrono de la ciudad. Pero no.
A él se le dedicó la construcción de la catedral, aunque no se le celebra en grande. Su fecha de exaltación más bien coincide con el Aniversario de Saltillo.
Otra diferencia, es que Santiago llegó a la ciudad por imposición española y a Santo Cristo lo trajo una mula. Pero a eso llegaremos más adelante.
Santiago está arraigado a Saltillo desde su fundación. Villa de Santiago de Saltillo, ese fue el primer nombre que el 25 de julio de 1577 los españoles le pusieron a la hoy ciudad. Ese día, coincide con la celebración de la iglesia católica al Apóstol Santiago.
Y el nombre de Saltillo, fue por un pequeño salto de agua que los conquistadores vieron en un llano en el Barrio Ojo de Agua, en la Zona Centro.
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¿Mula divina?
Aquí es donde la mula entra en escena. La leyenda cuenta que 31 años después de la fundación de Saltillo, una mula solitaria indicó dónde y a quién venerar.
Eso dice la leyenda que se ha transmitido por generaciones y que hasta hoy comparte la iglesia.
En 1608 una mula entró a la ciudad, sin compañía, sin guía, pero sí con una caja en su lomo.
Se cuenta que el animal llegó a la Zona Centro y se echó frente a la Plaza de Armas. Ahí, le desmontaron la caja en la que llevaba una imagen, la del Santo Cristo. Una vez que la descargaron, de la mula no se volvió a saber nada.
Lo que pasó después con la imagen obedece más a un acto de fe. Santos Rojo, uno de los fundadores de Saltillo, colocó al Santo Cristo en el altar de las Ánimas. Era una pequeña capilla de adobe ubicada en donde se asentó la mula.
Desde entonces, los pobladores empezaron a orar y hacer peticiones al Santo Cristo. Ya en 1690, los descendientes de Santos Rojo edificaron en el mismo lugar otra capilla, de piedra.
Cerca de 1762 se terminó de construir una nueva casa para el Santo Cristo, la que conocemos actualmente a un lado de la catedral.
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Una mujer devota, Josefa Báez de Treviño, donó a la obra de la capilla parte del caudal que le dejó su marido, el capitán Bartholomé de Elizarrarás y Cuéllar.
¿Y el origen?
Ya hablamos de la extraña llegada del Santo Cristo a Saltillo, e igual de misterioso es su origen, y por supuesto, las versiones son varias.
Se creía que la imagen provino de Veracruz, que había llegado de Europa en las flotas marítimas de Castilla. Según, desde Xalapa, y que Santos Rojo se la habría traído al norte del país.
Pero desde 2004 esa teoría se descartó durante una restauración que se le hizo. Se reveló que el Santo Cristo no es europeo sino americano. Historiadores consideran que la elaboraron artesanos de Michoacán o algún otro sitio céntrico de la Nueva España.
En la investigación que se hizo de la imagen, hace 18 años, también se especificó que el principal material que lo compone es la pasta de caña de maíz.
¿Y los milagros?
Más de cuatro siglos tras el arribo de la mula, los actos que se le atribuyen al Santo Cristo son innumerables.
Que si haber terminado con sequías, evitar epidemias, salvar de la muerte a cientos de personas, sanar enfermos y otros que quizá nunca sabremos.
Son precisamente esos milagros los que cada año motivan a los feligreses a organizar la fiesta del Santo Cristo. A excepción del 2020 y 2021, cuando la pandemia lo impidió.
Pero quitando esos dos años, el 6 de agosto las calles que rodean a la Catedral se llenan de puestos de comida, la gente camina hombro con hombro y los Matlachines hacen lo suyo.
Como ya dijimos, Santo Cristo no es el patrono, pero parece que sí lo fuera. Como ya dijimos, una mula protagonizó su llegada, aunque hay quienes dicen que esa narración se parece a otras contadas en otras ciudades.
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Y sobre los milagros, ahí sí cada quien ha de contar su propia historia. Al final, qué es la fe si no la seguridad de que algo es cierto. Ah, y sobre Santiago, que sí es patrono, hemos de platicar más a detalle en otra ocasión.
*Con información de Esperanza Dávila, Carlos Recio y Pablo Cuéllar.
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