Menores, un blanco fácil para agresores; advierte especialista de la UAdeC
que muchas veces no les creen en casos de abuso
Aunque la violencia sexual hacia niñas, niños y adolescentes aumentó y se hizo visible durante la pandemia, son personas a quienes les cuesta hablar y muchas veces no les creen en casos de abuso.
“Los menores son los más vulnerables, son los que menos hablan, los que más fácil son de manipular o atormentar, esto hay que tomarlo muy en cuenta”, señaló Berenice de la Peña, directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC).
“No es tan sencillo que un niño, niña o adolescente lo hable porque la mayoría de las ocasiones no le van a creer o minimizan lo que están pensando”, agregó la especialista en salud mental.
Durante la pandemia, la violencia dentro de los hogares aumentó y esto incluyó las agresiones sexuales, cuyos principales perpetradores son familiares o personas allegadas al círculo de la víctima, según las estadísticas.
“Recordemos que al hablar de delitos sexuales, que los niños hablen sobre su situación es algo complicado porque por lo general el agresor es parte de la misma familia, es parte del mismo sistema”, explicó Berenice de la Peña.
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TRAUMAS Y VIOLENCIA
Las huellas que deja el abuso sexual a los menores van desde los comportamientos que tienen en la escuela y en el hogar, hasta ciertas conductas impropias para su edad y agresiones contra su vida que terminan en suicidio.
“Los psiquiatras han mencionado que muchos de los factores que empujan a un niño, niña o adolescente a cometer suicidio es un abuso sexual o violación sexual”, apuntó Berenice de la Peña.
“Son hechos que marcan, que vulneran al menor, que cambian la vida y que se tienen que trabajar”, subrayó.