- 25 septiembre 2024
Narra profesor de la UAdeC horrible experiencia por el huracán Otis en Acapulco; asegura ninguna autoridad avisó
Hubo una anarquía total y saqueo de comercios
Una experiencia de pesadilla vivió el Doctor Luis Fernando Camacho Ortegón, de la UAdeC, al pasar la noche en el hotel Palacio Mundo Imperial, durante el paso del huracán “Otis”; acudió a recibir el Premio Nacional de Educación en Ciencias de la Tierra, el cual otorga la Asociación de Ingenieros de Minas, Metalurgistas y Geólogos, y donde le dieron a conocer su adscripción al Sistema Nacional de Investigadores (SN) en el nivel uno.
Relata que se vivió un caos en el hotel y no pudieron llegar a su habitación hasta la madrugada. Ninguna autoridad los alertó y el personal del hotel estaba confiado de que sería un huracán más, pero terminó por arrasar con más del 50 por ciento de las instalaciones de la sede del Congreso Internacional de Minería, en donde estuvieron alrededor de 250 coahuilenses.
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Camacho Ortegón espera llegar a Nueva Rosita a más tardar este día luego de viajar por tierra a Chilpancingo, en donde el tráfico es lento, y más tarde a la Ciudad de México para tomar un vuelo a Monterrey.
Llegó a Acapulco el lunes por la mañana en un vuelo, sin ninguna complicación, y el martes iniciaron los trabajos del Congreso, en donde sí alcanzó a recibir su premio, en las instalaciones del hotel sede, Palacio Mundo Emperial, localizado en la zona diamante.
“No se nos comunicó de que hubiera riesgo de huracanes o que el Congreso tenía algún tipo de riesgo. De la gravedad del huracán nunca nos avisaron las autoridades. En el acto inaugural, la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, no participó y se disculpó dejando al Secretario de Gobierno. Suponemos que las autoridades no tenían claro la gravedad de enfrentar al huracán sin precauciones”, dijo.
En la inauguración del Congreso estuvo el gobernador de Zacatecas, David Monreal, y tres embajadores. Por Monreal fue un vehículo de la Guardia Nacional hasta el miércoles para sacarlo de la zona de peligro, pero tampoco atendieron ninguna otra petición de empresarios y diplomáticos.
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“Terminó la inauguración cerca de las 09:00 horas, luego nos trasladamos a la inauguración de la convención en los stands de expositores, se hizo el corte de listón. Me retiré a un restaurante dentro del hotel para festejar el premio y que les habían otorgado el nivel uno del Sistema Nacional de Investigadores de Conacyt. Incluso dentro del restaurante, el servicio, meseros y todo el personal tomaron las cosas a la ligera diciendo que eran cosas normales que pasaban en Acapulco”, explicó.
Antes de terminar la cena, empezaron a volar camastros, mesas y sillas del área de las albercas, se fue la energía eléctrica. “Ahí fue donde dijimos que esta cosa se salió de control. La administración nos dijo que fuéramos a las habitaciones, pero el huracán ya lo teníamos encima”.
UNA EXPERIENCIA HORRIBLE
“No pasé la noche en mi habitación. Tratamos de llegar, pero fue imposible porque los vidrios se estaban reventando y volaban esquirlas de cristal. Era peligroso, los vidrios se tambaleaban y entraban pedazos de palmeras, madera y fierro como chapas de puertas y otras cosas”.
“El personal del hotel nos movió a una escalera de emergencia para llegar a nuestro piso, pero fue imposible porque teníamos que pasar por zonas que estaban abiertas, expuestas, y la velocidad del aire arrancaba la ropa. Entramos a un piso en donde había más compañeros de la UAdeC y nos alojamos con ellos en la Torre Dos del Palacio Mundo Imperial”.
“En ese piso permanecimos, era el tercero, hasta la 01:00 horas cuando bajó la intensidad del huracán. Pudimos avanzar por el sótano a una escalera de servicio y escalamos hasta el noveno piso para movernos por un pasillo que comunica a todas las torres y pudimos llegar a la Torre Uno, donde estaba nuestro cuarto y ahí pasamos la noche”.
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“El aire estaba más calmado, pero los cuartos estaban inundados. Todo el hotel se inundó. Los barandales de los cuartos en los balcones se reventaron de los cristales templados y todo quedó expuesto. Se tapó el drenaje sanitario y pluvial y se inundaron habitaciones, pasillos y balcones. Todo esto fue sin luz porque no había en todo Acapulco. Las plantas de emergencia del hotel no pudieron echarse a andar porque se inundó el cuarto de controles”.
“Nos quedamos en las habitaciones, sin agua, sin luz y sin servicio de internet ni teléfono. El viento se colaba ya poco a las habitaciones porque en la madrugada la velocidad había disminuido. Pero al inicio el viento rompía los cristales de los balcones, se metía a los cuartos y sacaba los muebles, también rompió puertas y ventanas, prácticamente vació los cuartos”.
“Fue una experiencia horrible. Pero sinceramente fue más horrible que la experiencia del huracán, la anarquía en el puerto. Ni una sola autoridad se hizo presente desde el huracán, ni después del huracán. El jueves a las 10:30 horas llegaron dos personas en una patrulla de la Guardia Nacional a buscar al gobernador Monreal, de Zacatecas, que estaba hospedado ahí y extraerlo del puerto”.
“Los comercios, después del huracán, después de las 02:00 horas, aun lloviendo, fueron saqueados por la gente de Acapulco. No solo fueron tiendas de comida, sino outlets y algunas de diseñador como Palacio de Hierro. En Plaza Galerías saquearon todo. La gente se llevaba relojes finos, Rolex, todo lo que se pueda imaginar. Se veían las camionetas llenas de ropa de diseñador, Prada, Gucci, etcétera, bolsas. Estuvieron saqueando de todo. Incluso enfrente del hotel hay un banco y en la madrugada se escucharon balazos porque entraron al banco y balacearon las ventanas”.
Los organizadores del Congreso habían contratado autobuses para los traslados internos y esos mismos autobuses rescataron a los convencionistas para salir del puerto rumbo a la Ciudad de México.