‘Pese al caos, Burning Man fue una experiencia única’: saltillense varado en festival de Nevada

Coahuila
/ 6 septiembre 2023

Claudio Montoya planeó regresar del desierto de Nevada el domingo, pero las condiciones climatológicas se lo permitieron hasta un día después

El saltillense Claudio Montoya y su esposa Brenda Galván quedaron atrapados -junto a otras 70 mil personas- en medio del desierto de Nevada, en Estados Unidos, tras las fuertes lluvias registradas el pasado fin de semana en esa zona.

Montoya y Galván asistieron por cuarto año al festival cultural y autogestivo Burning Man, en el que cerca de 80 mil personas asisten con casas de campaña y rodantes para crear por una semana, una ciudad.

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“Todos los participantes que vamos lo construimos. No es un festival tradicional donde hay escenarios y artistas como en Coachella o EDC, sino que los participantes tenemos que aportar algo para construir y destruir el festival y la ciudad temporal”, dijo el viajero.

Explicó que hay músicos que aportan algún número, otros hacen pequeños trabajos y particularmente él se dedicó a apoyar a los artistas para que pudieran hacer sus instalaciones en el evento.

Contó que arribó al sitio del evento desde el viernes 25 de agosto y planeaba irse este domingo 3 de septiembre. Sin embargo, inusuales lluvias lo impidieron.

Tal como han informado otros medios de comunicación como The New York Times o Infobae, sobre el lugar cayeron cerca de 1.3 centímetros de lluvia el pasado viernes 1 de septiembre, lo que provocó grandes zonas de lodo que impidieron la entrada y salida de vehículos.

Infobae con información de Associated Press, publicó que Mark Deutschendorf, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional, declaró que la precipitación promedio para todo el mes de septiembre estaba pronosticada en apenas 53 milímetros.

“El jueves en la madrugada hizo más frío. El viernes empezó a llover como a mediodía. Una lluvia no tan fuerte pero que siempre está y terminó como a las tres de la mañana. Con esa lluvia teníamos capas de barro de cinco o 10 centímetros. Caminabas y levantabas el barro con las botas. Pasaron a pesar el triple”, dijo Montoya.

Contó que conforme se fue conociendo la noticia a nivel internacional de las personas que quedaron varadas en el desierto, amistades comenzaron a llamarle o mandarle mensajes para saber su estatus.

Aseguró que a diferencia de lo que se informó, no hubo personas que “murieran” de hambre o de sed, sino que a través del trueque -práctica común en Burning Man-, las personas colaboraron para apoyarse con agua o comida.

“Es muy difícil que al ser un festival colectivo alguien se quede sin comida o sin un vaso de agua. En nuestro caso siempre preparamos comida e invitamos a los que van pasando”, relató Claudio.

No obstante, consideró que “sí hubo caos”, pues a final de cuentas no se podía salir ni entrar del perímetro que se realizó para la ciudad artificial.

Lo anterior, según Montoya e Infobae, provocó que por ejemplo no pudieran arribar cuadrillas que se dedican a limpiar los baños portátiles, lo que causó incomodidad entre los asistentes.

“Los que estamos acostumbrados a ir a festivales estamos familiarizados con ese tipo de baños, de los azules de plástico. Pero ahora había una capa de lodo increíble en cada baño, como de unos cinco centímetros”, contó el saltillense.

Agregó que por las capas de lodo que aún había la mañana del lunes 4 de septiembre, el vehículo que rentó estuvo a punto de quedarse atascado.

“Las personas dicen ‘no puedo salir de aquí’ entonces empieza una especie de pánico. Esto originó que muchos tomaran la decisión de salir y cuando lo hicieron echaron a perder las calles ya trazadas para una ciudad de 80 mil personas, imagínate”, señaló Montoya.

El coahuilense contó que hasta el lunes 4 de septiembre por la tarde, personas se mantuvieron en el desierto de Black Rock, pues aún no terminaban con las actividades del festival.

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Contó que durante un año se trabaja en las esculturas de un hombre y un templo, mismas que como tradición y dando origen al nombre del festival, se queman al final del evento.

Detalló que es un símbolo del desprendimiento y regularmente se hace los días sábados y domingos, aunque estaba previsto quemarse la noche del lunes 4 de septiembre.

COMENZÓ EL ÉXODO

Montoya contó que, tras varias maniobras con el vehículo que rentó, pudo salir de Black Rock la mañana del lunes para instalarse de nuevo en la ciudad de Reno y regresar a México el martes 5 de septiembre.

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Allí, mencionó que se dispuso a limpiar su casa de campaña, ropa y otros artículos que dejará en una bodega para utilizarlos el próximo año, pues aunque la aventura fue inesperada, la tomó de manera positiva.

“Es indescriptible. Es algo que nos tocó vivir a todos los que fuimos y que disfrutamos. Al menos yo lo disfruté mucho. Ya estás ahí, tienes que disfrutarlo, ya ni modo. Tienes que ver también el lado positivo y seguir con el festival”, puntualizó.

COAHUILA EN BURNING MAN

En 2018, Coahuila también se hizo presente en el festival Burning Man cuando el Museo del Desierto (MUDE) aportó dos esculturas de dinosaurios adornadas con elementos huicholes al evento en Nevada.

Con una inversión de cuatro millones de pesos y el trabajo de 26 artesanos, un tiranosaurio Rex y el Velafronsis Coahuilensis estuvieron presentes en el festival, aguantando vientos del desierto de hasta 160 kilómetros por hora.

“Nosotros mandamos una propuesta diciendo que queríamos hacer una escultura que combinara lo que nosotros hacemos, que es paleontología, con el desierto, que es donde se encuentra el peyote, que es donde los huicholes vienen a buscar el peyote y hacen su ceremonia que les enseña cuándo deben sembrar, cuándo deben de cosechar, que es una ceremonia muy importante y en el arte la manifiestan con su manera de poner el espacio sagrado”, dijo en 2018 Arturo González, director del MUDE.

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