Pistolas de juguete: infancias robadas por la violencia en México
Todos somos responsables de incitar una cultura violenta: la consumimos en la música, películas, lecturas, charlas, fotos. No nos cuestionamos a quienes puede llegar el mensaje
Las calles están llenas de violencia. Policías y militares se pasean por aquí y por allá con armas largas, se ve normal este tipo de violencia, la que nos hace anhelar el poder de un arma para sentirnos seguros, poderosos. Ese anhelo lo transmitimos a los niños, para quienes jugar con artefactos bélicos, fingiendo a matar o ser narcos, ya es muy normal.
Todos somos responsables de incitar una cultura violenta: la consumimos en la música, películas, lecturas, charlas, fotos. No nos cuestionamos a quienes puede llegar el mensaje, tal vez sea porque nosotros fuimos criados con el mismo código, de que todo esto es normal, así que no hacemos lo posible por cambiarlo.
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¿Será más difícil llevar un mensaje de paz? ¿Cómo y cuál sería ese mensaje? ¿Quién podría llevarlo? Quizá podría llevarlo cualquiera, solo tendríamos que cambiar la forma de ver las cosas, el enfoque. Sería algo así como en la fotografía de nota roja, porque si podemos cambiar la forma en la que vemos la nota roja, podemos cambiar como vemos al mundo.