Preocupante; hay déficit de geriatras en el País y en Coahuila
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El acelerado envejecimiento poblacional es inversamente proporcional a la formación de especialistas.
El envejecimiento poblacional es acelerado en Coahuila y en el País. En 2022 había 841 médicos certificados en geriatría para atender a 15.1 millones de personas adultas mayores (PAMs), es decir, a cada profesionista le correspondería atender a más de 17 mil pacientes.
Ahora, hay mil 036 especialistas para atender a 20.6 millones de PAMs, es decir, cada uno atendería a más de 19 mil personas, lo que significa que año con año se incrementa el déficit de especialistas en la atención de este sector poblacional, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Geriatría, la Secretaría de Salud y el INEGI.
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En países como Estados Unidos y de la Unión Europea, se recomienda al menos un geriatra por cada 5 mil personas adultas mayores, para labores de prevención, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de las enfermedades más frecuentes a partir de los 60 años.
La Organización Mundial de la Salud reporta que la geriatría se encuentra dentro de las cuatro especialidades con mayor potencial de desarrollo en los próximos años, por el envejecimiento poblacional.
Coahuila se ubica en la sexta posición entre los estados con mayor esperanza de vida, con 75.6 años en promedio. por detrás de la Ciudad de México que tiene el mayor promedio con 76.7 años; luego siguen Baja California, Aguascalientes, Baja California Sur y Nuevo León.
El aumento de la expectativa de vida de las personas, la disminución de la natalidad, el mayor número de enfermedades crónicas y la importante presencia de discapacidad entre las personas mayores, son desafíos a los que hace frente nuestro sistema de salud, advierte la OMS.
En PAMs, las principales causas de muerte son las enfermedades del corazón, diabetes, tumores malignos, influenza, neumonía, enfermedades cerebrovasculares, enfermedades pulmonares obstructivas, del hígado, insuficiencia renal y los accidentes.
Algunos padecimientos se pueden evitar, retrasar y/o ralentizar, para lo cual se requiere aumentar la formación de geriatras, que tengan la capacidad no sólo de atender el aspecto físico, sino que deben tener la preparación necesaria para diagnosticar y atender cuadros de depresión y ansiedad, que surgen por diversas circunstancias al entrar a la tercera edad.
El estado emocional se altera por la incertidumbre económica, las bajas pensiones, la salida del hogar por parte de los hijos, la aparición de enfermedades y los síntomas de demencias tempranas, como el Alzheimer, y el Parkinson, que pueden conducir a una dependencia parcial o absoluta de otras personas.
Así, el aumento en la esperanza de vida no significa necesariamente una mejoría en las condiciones de salud o en la calidad de vida de la gente, sino lo contrario: el envejecer es un fenómeno que aumenta las probabilidades de enfermar, de tener alguna discapacidad y de morir y el Instituto Nacional de Geriatría refiere que el acelerado envejecimiento poblacional es inversamente proporcional a la formación de especialistas.