Repartidores de apps en Saltillo atienden a aislados por COVID-19 entre riesgos y sin seguro médico
Con el inicio de la pandemia, la demanda de repartidores de aplicación aumentó y con ello los riesgos que les acompañan
SALTILLO, COAH.- El principal temor de los repartidores ya no se encuentra en las calles ni en los bulevares, sino en la exposición al contagio de coronavirus durante su jornada laboral.
Aunque también corren riesgo de que ellos y sus motocicletas queden por debajo de las llantas de otros vehículos, desde el inicio de la pandemia los riesgos aumentaron, al enfrentar cara a cara al mortal virus.
Pues durante el confinamiento y hasta la fecha el número de solicitudes a domicilio incrementó, desde traslados de comida, medicamentos, pedidos por paquetería y hasta flores, aseguraron repartidores de Saltillo.
Incluso antes de ser vacunados, incluyendo a los choferes de aplicaciones como InDriver, los repartidores debían entregar pedidos a la puerta de personas que padecían COVID-19, algunos de ellos sin prever pagos en línea o solicitar que dejaran el pedido en la puerta para luego retirarse.
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De acuerdo a repartidores de las aplicaciones de Rappi y DiDi, ninguno de ellos cuenta con seguro médico o alguna compensación por el riesgo de contagio que existe al entregar pedidos a personas que probablemente portan el virus.
Mientras que las plataformas digitales sólo han difundido protocolos y medidas de seguridad para usuarios, y no para sus repartidores, sino que son ellos mismos quienes prevén medidas que les permitan continuar trabajando sin enfermarse y esparcir el virus.
“Es evidente cuando trasladas un pedido de comida y salen con el cubrebocas alejándose de alguna manera de la puerta, pero a la hora de pagar, no siempre es en línea, además, no hay forma de detener que tosan mientras hacen el pago o te abren la puerta”, comentó un repartidor en moto.
Y es todavía más evidente cuando solicitan medicamentos que son claramente un cóctel para combatir el COVID-19, agregó, pero es nuestro deber entregar el pedido y asegurarnos de que lo reciban, porque después nosotros somos quienes somos cuestionados en caso de algún error en la entrega.
“Llegas y tocas y las personas te pagan con billetes que toman con sus manos, si acaso me ha tocado que le echan desinfectante al paquete o la bolsa de entrega, pero nunca sabemos si el virus pueda ser de allá para acá”, comentó un repartidor.
Quien asegura que además, se han visto obligados a comprar sus propios insumos para protegerse, pues las empresas para las que trabajan no otorgan gel antibacterial o desinfectante.
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“He sabido de amigos, que mejor en negocios como florerías y fondas, les dan su botellita de gel, cubrebocas y desinfectante para que rocíen después de entregar pedidos, pero no en todos, no todos los patrones son conscientes”, comentó.
Los repartidores, quienes permanecen en el anonimato para evitar represalias laborales, hicieron un llamado a la sociedad en general para acatar las recomendaciones sobre pagos en línea o esperar a que el repartidor se retire de la puerta para abrir y tomar el pedido, como una forma de contribuir a que sigan haciendo su trabajo con menor riesgo de contagiarse.