Rinden homenaje al maestro Eloy Cerecero en el Congreso del Estado de Coahuila
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El Congreso del Estado rindió homenaje al maestro Eloy Cerecero Sandoval, recién fallecido y autor del mural en el vestíbulo principal del recinto del Poder Legislativo, obra que representa a una sociedad necesitada de cambios y de bases para la construcción de algo mejor.
En el mural se aprecian manos que portan un voto y escriben el Acta Constitutiva de la Federación Mexicana de 1824; al centro del mural se observa la efigie de Miguel Ramos Arizpe como diputado sobre una columna clásica que lleva la inscripción “Padre de la Federación Mexicana”.
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En la sección derecha muestra páginas extendidas que contienen leyes, decretos y reformas que emanan del Acta Constitutiva, las cuales se transforman en pliegues de la Bandera Nacional y una figura femenina representando a la nueva patria, entre otros elementos.
Además, se entregó un reconocimiento a la señora Yolanda Alvarado Flores, esposa del maestro, y sus hijos Alejandro, Adriana María, Gabriel Darío, Rubén Augusto, Rafael y Yolanda Isabel, ante la asistencia de familiares, amigos, integrantes de la comunidad cultural, diputadas y diputados.
En la ceremonia se develó una placa que enaltece el legado artístico de un hombre que desarrolló su obra con imágenes cargadas de expresión y de sentido social, sentimientos que transmitió a las nuevas generaciones de artistas en las escuelas en donde impartió cátedra, recordó su hijo Alejandro Cerecero.
El diputado Eduardo Olmos Castro, presidente de la Junta de Gobierno del Estado, expresó que quien logra trascender a través del arte vive para siempre y es el caso Cerecero Sandoval, cuyo legado artístico y gran ejemplo de vida perdurarán para siempre.
“El estilo del maestro fue definido por el mismo como expresionista con sentido social, pues su obra incorpora temas como la fraternidad, la religión, la paz, el esfuerzo, la igualdad, el cambio de los tiempos y los acontecimientos que nos distinguen como mexicanos”, agregó.
Olmos Castro afirmó que el homenajeado entendió el arte como fuente de cambio, razón por la cual dedicó parte de su vida a transmitir su conocimiento y experiencia a las nuevas generaciones, siendo maestro y director de la Escuela de Artes Plásticas Rubén Herrera de la UAdeC.
Desde muy joven, descubrió que su vocación tenía como destino la cultura y los murales para expresar sus ideas y particular manera de traducir el arte y la historia. Su primera exposición individual la montó en 1953 y en 1954 fue admitido en el Frente Nacional de Artes Plásticas de México, como reconocimiento a la calidad y madurez de su obra, un selecto grupo integrado por figuras como Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, José Chávez y Jorge González Camarena.
Su primer mural lo realizó en 1956 para la Casa de Coahuila en la Ciudad de México. Su legado muralista se encuentra en Ramos Arizpe, Parras de la Fuente y Arteaga, en la Rectoría de la Universidad Autónoma de Coahuila y en el Instituto de Cultura Mexicana, de San Antonio Texas, entre otros.