Saltillo: cumple 100 años capilla del Sagrado Corazón de Jesús en Rancho El Morillo
El recinto mantiene el azulejo original y diseñado para la capilla, su confesionario, sus puertas y sus ventanas. Norma Rodríguez, bisnieta de don Francisco Narro Acuña, reconoció que su conservación ha sido un reto
Hace un siglo, en un contexto de estabilidad postrevolucionaria, el matrimonio formado por Francisco Narro Acuña y María Concepción Gómez Flores tomó la decisión de erigir una capilla dedicada al Sagrado Corazón de Jesús en su propiedad. Este acto no solo refleja su profunda fe católica, sino también un compromiso con la comunidad y la tradición religiosa que caracterizaba a la sociedad de la época en Saltillo.
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INAUGURACIÓN Y CONSAGRACIÓN
El 19 de septiembre de 1924 marcó un hito en la historia de la capilla, ya que fue consagrada por el obispo Don Jesús María Echavarría. Este recinto, construido con adobe y con una fachada de ladrillo, fue concebido como un espacio sagrado para la comunidad, un lugar de encuentro espiritual que ha perdurado a lo largo de los años. Su diseño arquitectónico refleja las influencias del estilo regional, utilizando materiales autóctonos que lo integran con el entorno.
PATRIMONIO INTANGIBLE
A un siglo de distancia, la capilla permanece prácticamente intacta, un testimonio vivo de la devoción y el esfuerzo por conservar su esencia original. El constante mantenimiento ha sido fundamental para que las remodelaciones sean mínimas y se haya podido preservar los colores y detalles arquitectónicos que la caracterizan.
En su interior, aún se puede admirar el azulejo original, el confesionario de madera, las puertas y ventanas, así como la viguería que sostiene su estructura. Cada elemento cuenta una historia, una memoria de fe y tradición que sigue viva en las generaciones actuales.
RECONOCIMIENTO A LAS HEREDERAS DEL LEGADO
Elsa y Norma Rodríguez García, bisnietas de ‘Pancho’ y ‘Concha’, han tomado la iniciativa de abrir las puertas de este significativo sitio a VANGUARDIA, con el fin de compartir con la comunidad de Saltillo uno de sus tesoros centenarios. Su esfuerzo por mantener viva la historia familiar y el patrimonio cultural es admirable, y demuestra un fuerte sentido de pertenencia y responsabilidad hacia las tradiciones.
EL MORILLO: UN CONTEXTO HISTÓRICO RICO
El rancho El Morillo, del cual forma parte la capilla, tiene una historia rica y compleja. Según el historiador Luis Edelmiro Galindo, este rancho perteneció originalmente a la Hacienda San Nicolás de los Berros, un nombre que hoy corresponde a una colonia cercana al sur de Saltillo. El historiador Sergio Alejandro menciona que la hacienda era próspera y se encontraba a 14.9 kilómetros al surponiente de la Catedral. Con el tiempo, su nombre cambió a Rancho El Morillo, ubicado a 11 kilómetros de distancia de este punto.
Norma, al referirse a la ubicación de El Morillo, explica que “ahora estamos en el kilómetro dos del límite de la ciudad de Saltillo. Entonces, el pavimento se acababa allá por San Lorenzo, y luego ya era terracería. Nosotros nos conectábamos a Saltillo por la antigua carretera a Zacatecas, que es la (calzada) Antonio Narro”. Esta descripción no solo proporciona un sentido de ubicación geográfica, sino que también evoca la transformación del paisaje urbano y rural en la región.
UN LEGADO FAMILIAR Y SOCIAL
Francisco, dueño de la hacienda, era primo hermano de Antonio Narro Rodríguez, quien, junto a su hermana Trinidad, donó su patrimonio completo a la educación de profesionistas agrarios. Este legado se tradujo en la creación de la Universidad Autónoma que lleva su nombre, un claro reflejo del compromiso familiar con el desarrollo educativo y social de la comunidad.
En el testamento de Antonio, se menciona que Francisco sería el primer albacea, y el intelectual José García Rodríguez, el segundo. Este detalle resalta la importancia de las conexiones familiares y el impacto que estas decisiones han tenido en la historia local.
Elsa comenta sobre la capilla: “La construyó mi bisabuelo Francisco Narro Acuña en 1924, y tenemos un documento que dice que se la deja a sus nietos, a los Narro y a los moradores que vivan en El Morillo”. Esta declaración subraya la intención de la familia de preservar la capilla como un bien comunitario, un espacio de reflexión y unión.
DEVOCIÓN Y REFLEXIÓN EN TIEMPOS DIFÍCILES
La antropóloga Elsa Rodríguez ofrece una perspectiva interesante sobre la construcción de la capilla. Identifica dos razones principales: la ferviente devoción del matrimonio hacia el catolicismo, especialmente de Concepción, y la sensación de inminente cercanía con la muerte. Según Guillermo Tovar y de Teresa, durante esa época, el promedio de vida en España era de 30 años. Al haber nacido en 1855, se puede suponer que ‘Pancho’, en 1924, “ya se sentía viejo”. Esta reflexión acerca de la mortalidad resuena profundamente, ya que muchas familias construyen espacios sagrados como una forma de buscar consuelo y protección espiritual.
La capilla se construyó justo antes del reparto agrario, un momento crucial en la historia de México que llevó a la expropiación de propiedades. La familia Narro fue afectada por estas políticas, lo que sumó una capa de complejidad a su legado. Elsa menciona que, tras la muerte de Francisco, su hija Francisca Narro Gómez quedó “tambaleando”, pues fue la única que se quedó con El Morillo.
UN EMPRESARIO INFLUYENTE
Norma narra que su bisabuelo, Francisco Narro Acuña, fue un importante comerciante de finales del siglo XIX y principios del XX. Entre sus actividades más destacadas se encuentra la producción de guayule y su papel como cofundador del Banco de Coahuila. También fue alcalde de Villa de Patos, hoy conocida como General Cepeda.
Las memorias familiares indican que Francisco nació en Saltillo en 1855, hijo del matrimonio entre Susana Acuña y Camporredondo, heredera de la Hacienda San Nicolás de los Berros, y Blas María Narro. Su trayectoria empresarial también lo llevó a ser presidente municipal de Saltillo y un destacado comerciante de ixtle, logrando posicionar su producto tanto en Nueva York como en el puerto de Hamburgo, en Alemania.
MANTENIMIENTO COMO GARANTÍA DE CONSERVACIÓN
Alma, otra de las herederas, lamenta que en el Centro Histórico de Saltillo existan edificaciones de menor antigüedad que no han sido conservadas con el mismo esmero que la Capilla del Sagrado Corazón de Jesús. “Para mantenerla, ha sido clave el constante mantenimiento permanente. A cada rato que veo una humedad... y ahorita ya le urge otra vez pintar toda la madera, está muy, muy reseca”, comentó con preocupación.
Este enfoque en el mantenimiento no solo resalta la importancia de cuidar el patrimonio, sino que también refleja un compromiso con la comunidad, asegurando que futuras generaciones puedan disfrutar de este legado cultural.
UN LUGAR PARA LA COMUNIDAD
Finalmente, Norma señala que la capilla está abierta al público, invitando a cualquier persona que desee visitar el tesoro que guarda El Morillo. Este gesto de apertura y hospitalidad subraya la importancia de la capilla no solo como un espacio religioso, sino también como un lugar de encuentro y convivencia para todos los habitantes de la región.
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