Saltillo: horarios, espacios y tiempo de traslado a industria afectan salud mental, consideran expertos
Las jornadas laborales, los tiempos de traslado y el diseño de los espacios de trabajo como los parques industriales afectan directamente la salud mental de las personas en ciudades industrializadas como Saltillo, señalaron expertos.
De acuerdo a José Ruiz Fernández, presidente de la Asociación Mexicana de Urbanistas en Coahuila, el diseño de zonas industriales, parques y empresas, así como de su entorno urbano y de las vías de comunicación con que se vinculan a la ciudad, tienen un impacto, tanto positivo como negativo, en la salud mental de las personas.
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“Una persona que recorre diariamente entre 30 y 60 minutos de ida más otro tanto de regreso cada jornada laboral, en vialidades saturadas, encontrándose en su recorrido con gente con prisa y con una actitud no siempre amigable hacia otras personas conductoras, termina por llegar a su lugar de trabajo con frustración, enojo y estrés”, comentó.
Por su parte, la psicóloga y académica de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), Berenice de la Peña, explicó que la satisfacción de las necesidades de las empresas tiene repercusiones importantes en la salud mental de los trabajadores.
“Cuando hay una industrialización, se aceleran también otro tipo de procesos. La dinámica de la ciudad cambia porque gira en torno a las necesidades de las empresas y esto va haciéndose ciertos horarios, ciertas infraestructuras, la ciudad va encaminándose pues a satisfacer estas necesidades. Convergen los tiempos de traslado”, señaló.
Agregó que es común encontrar familias en donde ambos padres trabajan y no tienen tanto tiempo para atender necesidades emocionales o de conducta con los hijos, además de que las ciudades industrializadas como Saltillo se presenta el fenómeno de la migración de familias enteras para buscar mejores oportunidades.
Adicionalmente que en busca de mejores puestos o salarios, los trabajadores recurren a buscar cubrir turnos u horas extra, lo que implica mayor desgaste físico y emocional.
Además, Ruiz consideró que el tiempo que se invierte en horas extras y en traslados largos y tediosos corre en detrimento del tiempo para el esparcimiento, el descanso y las interacciones familiares y sociales.
“Esto por supuesto llega a tener consecuencias por la repetición cotidiana de dichas condiciones, al sumarse a lo anterior los efectos de la actividad laboral, como cansancio, estrés y frustración”, señaló.
De acuerdo al Índice de Competitividad Urbana del Instituto Mexicano para la Competitividad, en Saltillo una de cada cuatro personas trabaja horas extras, es decir más de 48 a la semana.
De la Peña mencionó que un ejemplo muy claro de cómo el trabajo industrializado afecta las relaciones familiares y por lo tanto la salud mental son los horarios y los tiempos de comida, pues por la premura es común que se tengan que realizan en los mismos centros de trabajo.
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“Esto no promociona la cohesión a las familias, porque ya no hay tantos momentos en donde se puedan convivir, en donde puedan dialogar, en donde puedan hacer este tejido familiar. Cuando hay un exceso de trabajo, incluyendo los tiempos de traslado que cada vez son más prolongados, obviamente roba calidad de atención, calidad de convivencia, incrementa el cansancio físico y el cansancio mental de las personas, se merma el tiempo de inversión a la convivencia familiar, al esparcimiento”, explicó.
MANEJO DE ESTRÉS Y EMOCIONES, CLAVE
Ambos expertos coincidieron en que para la salud mental es clave el manejo del estrés y entornos físicos, tanto dentro como fuera del trabajo, que ayuden a reducirlo.
Ruiz Fernández comentó que diversos autores han abordado el tema como es el urbanista danés Jan Gehl, “quien propone dotar a la ciudad de una escala humana así como de crear una urbe sensorial, que mejore la percepción del espacio público y mitigue los impactos negativos de dinámicas urbanas estresantes”.
Asimismo, indicó que en materia del entorno laboral, autores como Susan Cartwright y Cary L. Cooper, proponen que las organizaciones desarrollen estrategias eficaces para reducir el estrés laboral, a partir de tres niveles de intervención, abordando en el primer nivel necesidades, demandas y recursos de su entorno.
“Fenómenos como la violencia doméstica, la alta incidencia de accidentes vehiculares, entre otros, muy probablemente están ligados de manera estrecha a lo anterior”, explicó.
Además mencionó que un diseño urbano con más áreas verdes, con una movilidad diversificada, con velocidades pacificadas en la vía pública, así como elementos urbanos de estimulación sensorial tienen un muy alto potencial de abonar a una mejor salud mental de quienes habitan las ciudades.
Por su parte, De la Peña señaló que en ciudades industrializadas el estrés es un factor preponderante que se presenta con el ajetreado ritmo de vida que se lleva, mismo que si está mal manejado puede derivar en situaciones de ansiedad y depresión.
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“Cuando hay factores de estrés muy marcados, hay riesgo de que se genere violencia, porque la gente se vuelve intolerante, no sabe cómo manejar ese tipo de situaciones y vuelca hacia quienes menos tienen autoridad o a quienes pudieran ser subordinados, hablando de empleados, de compañeros, de hijos, de vecinos, incluso de los animales, la forma de expresión de todas estas tensiones, de a veces de frustraciones, de las problemáticas que se van viviendo y pues hay un hilo de tensión que en cualquier momento se puede romper”, explicó la psicóloga.
ATENDER SALUD MENTAL YA NO ES OPCIONAL
La exidirectora de la Facultad de Psicología de la UAdeC, hizo énfasis en que hoy en día las empresas tienen que seguir la NOM-035-STPS-2018 referente a factores de riesgo psicosocial en el trabajo-Identificación, análisis y prevención.
“Atender todo este tipo de factores ya es de manera obligatoria, a partir de la incorporación de la norma en 2019, ya se tienen que cumplir ciertas reglamentaciones y estar atendiendo todos estos tipos de situaciones para crear un ambiente laboral sano y favorable. El objetivo principal de las industrias es la productividad, pero esto debe de ir en combinación en el cuidado de sus trabajadores procurando espacios”, apuntó.
En ese sentido, detalló que es clave que las personas trabajadoras sientan el respaldo de sus empresas al tener su material de trabajo completo y al mantener un buen ambiente laboral pues eso tiene repercusiones directas en su salud mental.
Añadió que en el cumplimiento de la mencionada NOM, la atención de la salud mental de los empleados a cargo de profesionales ya es una obligación, misma que debe ser supervisada por la Secretaría del Trabajo y Previsión Social.
‘PARECIERA QUE SI NO PRODUCIMOS NO VALEMOS’
De la Peña señaló que si bien las empresas tienen retos particulares, deben ver no solo por sus trabajadores sino también por el entorno que les rodea, yendo más allá de los estímulos fiscales que pueden tener por ello.
Ante ello, señaló que el análisis que se está haciendo sobre la reducción de la jornada laboral a 40 horas semanales es “excelente”. “Hemos pasado a ser una sociedad que se enfoca nada más en la productividad y pareciera que mientras las personas no produzcamos, no valemos. El capitalismo nos ha absorbido de tal manera que se nos ha envuelto en una forma de pensamiento en la que pensamos como si descansar fuera algo malo.
“Ojalá que podamos ir incorporando la parte del descanso como parte fundamental del trabajo y que a nivel general se pudiera incluso fomentar una cultura de ocio bien practicado, puesto que dentro del ocio nace la creatividad y la creatividad nos permite hacer nuevos proyectos, la creatividad nos permite alcanzar objetivos por diferentes caminos, de diferentes maneras”, puntualizó la experta.