Saltillo: Pasan frente frío cobija sobre cobija en la periferia de la ciudad
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Familias enteras rodean los anafres para que el fuego vivo los caliente, también se abrazan de cachorros y gatos para mantenerse tibios...
Saltillo, Coahuila.- Con calcetas como guantes, sudaderas y una cobija tras otra, saltillenses de la periferia atraviesan la tormenta invernal titiritando de frío.
Frente a las ladrilleras que caracterizan la colonia Héroe de Nacozari, el viento sopla mucho más fuerte que en la ciudad y la temperatura desciende un par de grados más, aseguran sus habitantes.
Pues la brisa helada y la neblina se cuela entre las rendijas de las tablas y láminas con las que están construidas sus casas.
Familias enteras rodean los anafres para que el fuego vivo los caliente, también se abrazan de cachorros y gatos para mantenerse tibios.
El agua de los tambos “se congela” y el café apenas dura unos minutos caliente, dicen las señoras; se marchitan las flores y se hielan los chiles y tomates de sus pequeños huertos en macetas.
El frío acarrea el catarro y enfría los pies, encorva las espaldas y entume las manos. También hace que “escurran los mocos” y regresa a los trabajadores a las cobijas.
Lo peor del “tiempo malo” es no poder salir a trabajar en la obra o las ladrilleras, eso representa recortar las comidas del día o descompensar los gastos del hogar.
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“No hay forma de darle batalla al frío, si a caso uno prende leña para calentar la casa y el agua para bañarse y así tampoco se hasta el gas”, comentó Mario Hernández, habitante de la zona.
Pero uno aquí ya está acostumbrado, agregó, si hay quienes se van a las ladrilleras, uno que otro pero yo creo de más necesidad porque es estar en el lodo congelado, comenta Mario.
Doña Enriqueta Sánchez, es una de los adultas mayores que durante estos días, permanece en cama, el frío el impide moverse porque le “acalambra” los huesos
“Nada más así está uno calientita, y no crea, se mete el frío por todos lados, les ponemos las garras en las orillas pero una vez que entra el frío ya no hay forma de que se caliente”, dijo la sexagenaria.
Aunque al igual que más familia que habitan la cordillera de casitas en la falta del cerro, encienden anafres y fogatas para “no morir de frío”.