Saltillo: un paseo diario en bici para mantener la salud a los 69 años

Coahuila
/ 16 enero 2022

Estábamos en el oriente de Saltillo, en medio del bulevar Fundadores, cuando el periodismo hizo efecto. Recuerdo que dije algo así como: buenas tardes, jefe. Recibí una sonrisa y un saludo, una transacción inusual en esta ciudad. Pensé: ¿quién contesta un saludo de un desconocido en la calle? Di vuelta y regresé a alcanzar al señor sobre ruedas. Nos detuvimos, uno a lado del otro, montado cada quien sobre su bicicleta. Era una tarde cálida de principios de invierno.

“¿Qué puedo decir?”, dudó cuando me presenté como reportero. “Me llamo José Luis, tengo 69 años y uso la bici a diario”, complementó.

Mientras platicábamos, un joven pasó caminando a un lado de la ciclovía y nos saludó: buenas tardes, señores. Y en cuanto se fue, un joven migrante y una niña sobre la banqueta nos sonrieron, saludaron y dijeron adiós con la mano.

El señor José Luis vestía pantalón de mezclilla, camisa manga larga color guinda, chaleco gris, zapatos negros y sobre su cuello colgaba un collar de Dragon Ball Z en el que portaba sus llaves.

Esa tarde se dirigía a la Ciudad Deportiva “Francisco I. Madero”, a casi 5 kilómetros de distancia siguiendo la ciclovía oriente-poniente, 10 kilómetros ida y vuelta para él, un tramo sumamente descuidado, que ya no cuenta con infraestructura para confinar el carril y brindar aunque sea un poquito de seguridad al ciclista; en otros tramos la ruta ciclista simplemente se desvanece invadida por los autos o devorada por los estacionamientos.

“Es bonito andar en la bicicleta”, afirmó. “¿Qué más hace uno? Echarle ganas y pa delante pa no estar enfermos”.

Jubilado, con pareja, hijos, nietos y bisnietos, el señor José Luis contó que tiene “mueble pero casi no lo uso, prefiero usar la bici y estar activo como debe de ser”.

A veces va a la colonia Mirasierra y se regresa, sobre su bicicleta de piñón fijo, sin velocidades ni frenos de mano, a su ritmo, mientras una sensación de bienestar le invade y algo en su mente se despeja después de décadas de trabajo y tantas experiencias de vida, como haber sido atropellado y haberla librado para contarla.

Albert Einstein dijo que “La vida es como andar en bicicleta. Para mantener el equilibrio, debes seguir moviéndote”.

El señor José Luis y yo nos despedimos. Se sube en su bici y avanza por el bulevar Fundadores. La vida sobre estas ruedas rebeldes puede ser hermosa y algo extraño sucede cuando dos personas coinciden y se saludan: hay una tregua, una especie de compañía, como si la bici despertara en el corazón humano una loca generosidad.

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