100 años de celebrar a Santa Anita, en uno de los barrios más antiguos de Saltillo
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Los callejones empedrados del Barrio de Santa Anita de Saltillo lucieron sus mejores galas en banderines y papel picado para seguir celebrando, después de 100 años, a la santa patrona del sector
Nuevamente, los callejones empedrados del Barrio de Santa Anita de Saltillo lucieron sus mejores galas en banderines y papel picado para seguir celebrando, después de 100 años, a la santa patrona del sector.
El barrio Santa Anita es uno de los más característicos de Saltillo, ya sea por la inseguridad que ha sufrido en las últimas décadas, o por lucir una de las caras más antiguas de la ciudad que no hallará en ninguna otra zona, gracias a sus callejones empedrados.
Una de las fiestas más preciadas para los vecinos, es la que rinde tributo a Santa Anita, la patrona del barrio que protege a las mujeres en los partos.
Desde el 21 de julio, al inicio del novenario, todos los preparativos para la fiesta patronal se notaron en la organización de los vecinos, quienes desde temprana hora empezaron a colgar papel picado y las banderillas de colores en los cables que se cruzan por los postes que dieron al callejón Ermita un singular estilo.
Tras concluir el novenario, los vecinos instalaron a las afueras del templo que está erguido desde 1831 (aunque renovado hace 44 años), una serie de puestos ambulantes que ofrecieron “el menudo para el domingo de resaca”, tamales de puerco y pollo en hoja de plátano, gorditas de chicharrón y discada y también se destacaron algunos dulces típicos de la región, como las glorias con nuez.
Como es tradición en Saltillo, los matlachines del propio templo llegaron con sus pasos heredados por los tlaxcaltecas que fundaron la Nueva Tlaxcala (a donde también perteneció el barrio), mientras lucía de fondo el Cerro del Pueblo y a un lado el Cristo de las Galeras.
Además de los juegos mecánicos para niños, la carrera 5K que recorre todo el barrio y otras zonas aledañas cumplió 37 años de ser organizada por los vecinos, quienes con ello pretenden incorporar los deportes a la actividad eclesiástica.
Esta fiesta se prepara con varios meses de anticipación, y aunque el templo que resguarda a la patrona que veneran tiene casi 200 años de haber colocado su primera piedra, los vecinos dicen que es un festejo heredado por cada una de las familias; de generación en generación desde hace poco más de 100 años.