Comienzan las festividades del Día de Muertos: hoy llegan las ánimas de las mascotas
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El pasado 26 de octubre, se inauguró el Festival de las Ánimas en el callejón Santos Rojo, ubicado en Saltillo, como parte de las celebraciones del Día de Muertos. El evento incluyó una exposición de altares, música tradicional y gastronomía típica de la temporada.
Durante el evento, se resaltó la importancia de preservar las tradiciones mexicanas, destacando en esta edición a la mariposa monarca como símbolo central. Un arco decorado con flores de cempasúchil, en tonos amarillos y naranjas, y dos figuras de mariposas fueron instalados en el callejón como parte del homenaje.
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Además de la decoración en el callejón, otros puntos de la ciudad, como Paseo Cultura, Plaza Tlaxcala y la Alameda, exhiben adornos alusivos al Día de Muertos. Entre ellos se encuentra la exposición de catrinas monumentales titulada “Antes Muerta que Sencilla”, en la que colaboran varios artistas urbanos.
El Día de Muertos es una celebración profundamente arraigada en la cultura mexicana, que honra a los difuntos. Aunque las fechas principales son el 1 y 2 de noviembre, la tradición indica que las almas comienzan a regresar al mundo de los vivos desde el 27 de octubre, fecha en la que se recuerda a las mascotas fallecidas. Otros días están dedicados a quienes murieron de forma trágica, ahogados o que fueron olvidados, entre otros.
El calendario quedaría así:
27 de octubre: llegan las ánimas de las mascotas.
28 de octubre: Llegan las almas de las personas que tuvieron una muerte trágica.
29 de octubre: Llegan las ánimas de quienes fallecieron ahogados
30 de octubre: Llegan las ánimas de quienes han sido olvidados o no tienen familias.
31 de octubre: Llegan las ánimas de los seres que nunca nacieron o que están en el limbo. También el 30 y 31 de octubre llegan los niños que no fueron bautizados.
1 de noviembre: Llegan los difuntos que tuvieron una vida ejemplar, así como la de los niños que sí fueron bautizados.
2 de noviembre: Llegan todas las almas.
El calendario católico señala el 1 de noviembre como el Día de Todos los Santos, dedicado a los niños fallecidos, mientras que el 2 de noviembre es el Día de los Muertos, reservado para los adultos.
¿DE DÓNDE SURGE?
La tradición de honrar a los muertos en México tiene raíces prehispánicas, principalmente en las civilizaciones mexica, maya, purépecha y totonaca, con celebraciones que ocurrían al final de la temporada de cosecha, entre los meses de septiembre y noviembre.
Durante estas festividades, se realizaban ofrendas con alimentos, flores, y otros objetos que se creía ayudarían a las almas en su viaje al Mictlán, el lugar de los muertos. Esta celebración podía durar varios días y variaba según la región y la cultura.
Con la llegada de los conquistadores españoles en el siglo XVI, estas creencias prehispánicas se fusionaron con el catolicismo, dando lugar al sincretismo religioso que caracteriza al Día de Muertos actual.
Los colonizadores intentaron imponer el calendario cristiano y las festividades religiosas europeas, como el Día de Todos los Santos (1 de noviembre) y el Día de los Fieles Difuntos (2 de noviembre). Sin embargo, en lugar de desaparecer, las tradiciones indígenas se adaptaron a las nuevas creencias.
ALTARES TRADICIONALES
Los altares de muertos son ofrendas tradicionales que se colocan durante el Día de Muertos para honrar y recordar a los difuntos. Estos altares, conocidos también como ofrendas, representan una forma de conectar con los seres queridos que han fallecido, invitándolos a regresar al mundo de los vivos durante los días 1 y 2 de noviembre.
Combinan elementos simbólicos de la cosmovisión prehispánica con elementos católicos, y varían en su diseño y complejidad según las tradiciones de cada región o familia. Normalmente, incluyen elementos como velas, incienso, agua, sal, flor de cempasúchil, pan de muerto, fruta, calaveritas de azúcar y fotos de los seres queridos que se recuerda.
LA ELABORACIÓN
Niveles del altar: Los altares suelen tener dos, tres o hasta siete niveles, que simbolizan el tránsito de las almas. Los más simples tienen dos niveles, representando la división entre el cielo y la tierra. Los de tres niveles incluyen el purgatorio, y los de siete representan los pasos necesarios para llegar al Mictlán, el lugar de los muertos en la cosmovisión mexica.
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Fotografía del difunto: Se coloca una imagen de la persona a quien se dedica la ofrenda, generalmente en el nivel superior del altar.
Velas o veladoras: La luz de las velas guía a las almas en su regreso al mundo de los vivos y simboliza la fe y la esperanza. El número de velas puede variar, y algunas veces se colocan en forma de cruz.
Incienso o copal: El humo del incienso purifica el ambiente y facilita el acceso de las almas a su ofrenda. El copal era utilizado en las ceremonias prehispánicas para conectar con el mundo espiritual.
Flor de cempasúchil: Esta flor de color amarillo o naranja es un símbolo tradicional del Día de Muertos. Se cree que su aroma y su color vibrante guían a las almas hasta su ofrenda. Se colocan pétalos en el suelo formando caminos que conducen hacia el altar.
Agua: Un vaso de agua se ofrece para calmar la sed del alma después de su largo viaje desde el más allá. También representa la pureza y la continuidad de la vida.
Comida: Se colocan los alimentos preferidos del difunto, como muestra de hospitalidad y afecto. Algunos altares incluyen pan de muerto, frutas, mole, tamales, o platillos típicos de la región o familia.
Pan de muerto: Este pan, decorado con figuras que representan huesos, es un alimento simbólico que no puede faltar en las ofrendas. Representa el ciclo de la vida y la muerte.
Calaveritas de azúcar: Estas calaveras, hechas de azúcar o chocolate, son símbolos de la muerte y recuerdan que es parte natural de la vida. A menudo llevan los nombres de los difuntos o de los seres vivos.
Sal: La sal se coloca para evitar la corrupción del alma durante su viaje al mundo de los vivos, protegiéndola de los peligros espirituales.
Papel picado: Este adorno de papel de colores representa la alegría de la festividad y, a su vez, simboliza el aire, uno de los cuatro elementos que debe estar presente en el altar.
Objetos personales: En algunos casos, se incluyen objetos personales del difunto, como su ropa, instrumentos musicales o cualquier cosa que haya sido importante para la persona en vida.