Cuerpos donados a Universidad Durango Unidad Saltillo sirven para estudio de alumnos
En la Universidad de Durango, jóvenes estudian la anatomía a través de cuerpos donados y sometidos a proceso de plastinación
Que te llamabas Bertha “N”.
Que hace cosa de dos años te trajeron acá, de Guadalajara.
Y que, según tu acta de defunción, moriste a causa de la enfermedad del alcoholismo o algo así…
De tu edad se sabe solamente que eras adulta al momento de tu muerte.
Y eso es todo lo que sabe de ti o más bien, todo lo que se puede decir sobre ti, sobre tu identidad.
De tu historia de vida, tu biografía, nada.
No se sabe más.
Te miro acostada en una plancha de acero, de esas que otras veces he visto en el depósito de cadáveres de la ciudad.
Estás desnuda, inerte, tienes el rostro tapado con un trapo y tienes tapadas también tus partes pudendas con una frazada, dice el doctor que por razones de ética y no agrega más.
Estoy con el doctor Jesús Adrián Zepeda Martínez, director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Durango, campus Saltillo, con Marco Alejandro López Domínguez, el técnico forense y contigo, Bertha, en el Área de Disecciones de esta institución.
En el Área de Disecciones, a donde, dice el doctor un poco en broma, un poco en serio, a la gente de la Universidad, sobre todo a algunos administrativos, les da como miedo, pavor, siquiera acercarse, pasar por aquí.
“Dicen ‘no, no, no. Yo ahí no...’”, cuenta el doctor Adrián.
Llegaste, Bertha, después de que tu familia, de la cual tampoco se sabe mucho, donó tu cuerpo con fines didácticos y de investigación a ese centro de estudio.
Algo que últimamente sucede, me explica el doctor Adrián, cuando los familiares del fallecido no tienen dinero para enterrar a sus muertos y entonces deciden donarlos a la ciencia de la medicina.
“Se les da, yo creo, esa opción y la gente acepta…”.
Le digo al doctor que, durante mis incursiones reporteriles por la morgue, supe de historias de personas que habían muerto trágicamente y eran abandonadas por sus familias en el anfiteatro a falta de plata para pagar un entierro y por eso paraban en la fosa común.
El doctor asiente.
LA DONACIÓN DEL CUERPO
Ignoro, Bertha, cuál haya sido tu caso.
El caso es que aquí estás, gracias a que tu familia consintió legar tu cuerpo al conocimiento.
Así lo dice en una carta que firmaron tus parientes y que el doctor Adrián no me enseña, imagino que por cuestiones de privacidad, de ética, como él dice.
Y por eso estás aquí, Bertha, tendida en esta plancha de acero que relumbra con la luz fría y blanca del laboratorio. Hace frío aquí.
He visto en este anfiteatro una camilla y sobre la camilla un esqueleto humano, real, unos huesos humanos, la osteoteca, dice doctor Adrián, donde los aspirantes a galeno estudian anatomía.
Mientras te miro, Bertha, pienso que es una lástima que ya no puedas hablar para contar tu historia.
Todo lo que sé de ti es que después que falleciste, y me imagino que luego de permanecer varios días o semanas en la heladora de la morgue de Guadalajara, fuiste llevada al laboratorio de una agencia donde, con unas bombas, te extrajeron todos los líquidos del cuerpo y te rellenaron con plástico y gel.
“Eso hace que el cuerpo, que aparte ya no tiene olor, se mantenga en un estado muy semejante a cuando está recién fallecida la persona y entonces cuando estos cuerpos se llevan a las universidades, con fines didácticos, se mantienen en muy buen estado por largo tiempo sin dañarse. Así el estudiante puede realizar sus prácticas, revisa los órganos, cada parte del cuerpo humano, verlo de manera física…
EL CUERPO HUMANO, UN LIBRO PARA ALUMNOS DE MEDICINA ‘LABORATORIO’ PARA PRÁCTICAS ESTUDIANTILES
En la Universidad de Durango, jóvenes estudian la anatomía a través de cuerpos donados y sometidos a proceso de plastinación.
La Escuela de Medicina de la Universidad de Durango es la número 17 del país en contar con el sistema de plastinación de cadáveres.
“Primero los estudiantes van a estudiar el cadáver de Bertha teóricamente en clases, después van a corroborar lo que acaba de ver, el cuerpo humano físicamente, y se le quede mejor grabado…”, dice el médico Jesús Adrián Zepeda Martínez, director de la Escuela de Medicina de la Universidad de Durango, campus Saltillo,
Yo no lo sabía, Bertha, pero a eso se le llama plastinación y fue inventada hace más de 30 años por un médico anatomista alamán de nombre Gunther Von Hagens.
“En México el doctor Alfredo Rodríguez García ha estado trabajando junto con el doctor Von Hagens, y que es considerado como el representante del método de plastinación para América Latina. El doctor Alfredo Rodríguez es el que nos provee del material biológico con el que trabajamos. Él vive en Guadalajara y muchos de los cuerpos con los que él ha trabajado son donaciones de parte de los familiares”.
Por eso dicen que ahora eres tú, Bertha, un cadáver plastinado, ya no eres más Bertha “N”.
Dicho así suena sencillo, fácil, nada, la verdad es que eso de plastinar tu cuerpo se llevó meses Bertha, me dice el doctor Adrián.
Aparte hubo que sacar los permisos correspondientes con la Secretaría de Salud y hacer otros trámites, como la autorización para tu traslado acá.
El día que llegaste a esta Escuela de Medicina, te digo, hará cosa de unos dos años, que empezaron las clases de disección, el director Adrián y los estudiantes de la carrera te recibieron con gran ceremonia, una ceremonia muy bonita, me platica el doctor.
EL ‘CADÁVER DESCONOCIDO’
Los chicos se uniformaron, hicieron una oración en voz alta frente a ti y pusieron sus manos sobre tu cuerpo en señal de respeto.
“Es el juramento que hacen los estudiantes ante el cadáver desconocido, así le llamamos: el cadáver desconocido”.
Ya luego te emplayaron, que es algo así como que te envuelven en un plástico fino y transparente, y te metieron en un cuarto frio a menos 13 grados, dice el doctor Adrián que para que tu cuerpo se conservara mejor, en buen estado.
Desde entonces te convertiste en algo más que el centro de atención de los alumnos de medicina que, de vez en vez, vienen a buscarte al Área de Disecciones para sus prácticas.
El doctor Adrián dice que ahora tú eres como una suerte de libro, donde los futuros médicos exploran, descubren y aprenden del cuerpo humano.
“Es como un libro para los estudiantes y tienen que mostrar un respeto importantísimo ante ese cuerpo, porque es donde ellos van a aprender, porque es una herramienta de trabajo para ellos que la deben de cuidar y respetar enormemente.
“Un libro en donde se pueda separar la piel, el tejido celular, el músculo, etcétera. Se pueden rellenar los vasos sanguíneos y poner de un color las venas y las arterias… Puedes tenerlo incluso dispuesto para que los muchachos lo puedan estar checando. Para eso se utilizan los cadáveres aquí, ya sea para reforzar la asignatura de anatomía humana o para que puedan empezar a trabajar la asignatura de técnicas quirúrgicas. El estudiante puede hacer procedimientos quirúrgicos y aquí no hay riesgo de que vas a alterar o lastimar a una persona”.
Me pregunto, Bertha, qué pensará tu familia de ti: si les dará orgullo o si se reprocharán no haberte llevado a un lugar santo, de descanso, una tumba, para ofrendarte una oración, una flor, un canto, me pregunto.
Cuando termina la clase te regresan a la soledad del cuarto frio, esa pieza álgida de paredes níveas donde he visto una camilla y sobre la camilla dos cadáveres, dos cuerpos plastinados, como tú, cubiertos con ese plástico fino y transparente.
Son varones, adultos, que murieron por alcoholismo, acota el doctor.
Te miro otra vez sobre la plancha de acero, desnuda, inerte.
Veo a Marcos, el técnico forense, enguantarse las manos con unos guantes de hospital, está de pie junto a la plancha, junto a ti, te toma por el brazo, lo dobla, después por la pierna, la dobla, quiere demostrarme lo flexible que eres, que tu cuerpo no está rígido, como el de cualquier cadáver, por efecto de la plastinación. “Los cuerpos que están trabajados con este procedimiento de la plastinación, no se vuelven tan rígidos, como los que trabajábamos nosotros en los tiempos del formaldehido. Tienen características muy similares a un cuerpo fresco o que recién acaba de fallecer.
“Esa es una de las ventajas de la plastinación, cómo se conserva el cuerpo. A pesar de que transcurre el tiempo, tenemos todavía un cuerpo que puede ser de mucha utilidad porque los muchachos pueden revisar sus movimientos, las articulaciones, es una cosa increíble…”, dice el doctor Adrián.
Y dice que tu vida útil, qué paradoja, Bertha, que tu vida útil, la “vida útil” de un cadáver, plastinado, en este laboratorio es de cinco o seis años, al cabo de loa cuales te meterán en un crematorio y te cremarán, porque así dice la Ley General de Salud.
Entretanto, trato de imaginar, pero no puedo, quién eras, cómo serías en vida, tu historia, no puedo…
- ¿Usted cómo quisiera que dispusieran de su cuerpo doctor?, le pregunto al doctor Adrián.
- Cremarme, eso es lo que quiero…
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