Don Pancho, el saltillense que inventó su propio auto con objetos desechables
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Este octogenario construyó el ‘Panchomóvil’ y con él ha hecho historia
En uno de los rincones de la periferia de Saltillo, frente a la presa de gaviones “Nazario S. Ortiz Garza”, Francisco Ortega García vive desde hace más de 20 años junto a su esposa.
Su historia se cuenta alrededor del “Panchomóvil”, un vehículo que creó solo, gracias a su creatividad y a la necesidad de acarrear agua para beber en un lugar lleno de necesidades, y donde la falta de oportunidades es la realidad que se escabulle todos los días entre la terracería.
Don Pancho llegó a Saltillo a inicios de los años 50, cuando lo único que abundaba en el poblado de El Cedral, en San Luis Potosí, era la falta de comida, de agua, y las sequías que invadían las huertas donde se cultivaban verduras frescas.
“En aquél entonces no había nada que comer, estaba muy duro en aquellos años”, dice.
Aunque en la ciudad había mejores oportunidades a comparación de El Cedral, el tiempo pasó y las huertas en Saltillo se fueron transformando en viviendas de interés social, y la condición física resultó cada vez más agotadora.
Don Pancho y su esposa desde hace 50 años optaron por adquirir un contrato con una familia tamaulipeca para habitar la casa que cuidan desde hace 20 años, a cambio de un sueldo mensual de 2 mil pesos.
Sin embargo, la falta de formalidad territorial en la que se encuentra la vivienda no ha permitido que se tenga el acceso a servicios básicos, como la luz o el agua, aunque este último sea un derecho humano avalado en el artículo cuarto de la Constitución Mexicana.
Desde hace dos años, muy cerca de las vías del tren que desemboca en la colonia Huertas de Moreno, Francisco acarrea agua todos los días a bordo del “Panchomóvil”, que le ha ayudado a cubrir ésta, y otras necesidades.
Al “Panchomóvil” —que adquirió el nombre apadrinado por una de sus 30 nietas—, lo creó en 2 años; primero probó con un mecanismo de bandas, y ahora tiene uno más moderno impulsado por un motor, celdas solares, y poleas de segundo uso, explica.
‘’No soy ingeniero, y no soy mecánico pero le hago la lucha. Desde que yo me acuerdo siempre me gustó inventar cosas. Ya más grande me interesó hacer un carrito para el trabajo, y aquí está. Con éste acarreo agua. Le fuimos dando duro y duro hasta que quedó bien’’, dice don Pancho.
La tecnología o la falta de estudios no ha sido una limitante. Pero hay algo presente en los recuerdos de don Pancho, es que siempre le gustó inventar cosas que le ayudaran a llevar la vida más cómodamente, y donde los retos son el pan de cada día. Ya ha creado su propio afilador de cuchillos, y también creó un aparato con el que tallaba la lechuguilla después de cultivarla, y antes de que este recurso se devaluara por completo.
De cómo las carencias torcieron su talento
A sus 80 años, don Pancho recuerda cuando aquella vez, antes de que iniciara la década de los 60, la familia con la que trabajaba en uno de los viñedos que rodeaban a Saltillo, le dijo a su madre que podrían apoyarlo para que fuera a estudiar a la Ciudad de México, aunque la respuesta fue negativa.
“Le dijeron a mi madre: su muchacho es muy inteligente, nosotros allá tenemos un hijo que es ingeniero, vamos a mandarlo a estudiar eso que le gusta. Pero mi mamá decía que había muchas necesidades de este lado”, recuerda don Pancho.
Según la Encuesta Nacional de los Hogares del INEGI, la problemática de deserción escolar por falta de recursos persiste en un 33 por ciento de los 25.2 millones de jóvenes que no estudian en México.
CON UNA FAMILIA UNIDA
Sin embargo, hoy en día, en la casa y en la familia de don Pancho todos lo apoyan, y por ejemplo, su esposa Santos Martínez, o doña Santos, ha impulsado a don Pancho para que parte de su ingreso lo dedique específicamente a la creatividad que hoy lo caracteriza.
Su hija Matilde recuerda las hazañas de la creación del Panchomovil; el coche ha sido armado y desarmado una y otra vez, pero el orgullo más presente es que para sus hijos, la creación mecánica, se ha convertido en el principal ícono de don Pancho, que también atrae a dos vecinos de la zona.
Sin embargo, Santos y Matilde dicen que Huertas de Moreno parece haber sido borrada del mapa para el Saltillo moderno; no hay despensas ni dádivas “ni siquiera en temporadas electorales”, se quejan.
“Huertas de Moreno no existe en el mapa. Aquí no viene nadie, no hay despensas, no hay nada. Nada más oímos que el Gobierno reparte despensas y cobijas, pero aquí no hay nada. A toda la gente les dan pintura, les dan despensas, y a nosotros que lo necesitamos nunca nos han dado nada; somos personas de la tercera edad. A mucha gente le dan cosas aunque no las necesitan. Las dan nada más cuando van a entrar las campañas, aunque nunca han venido hasta aquí”, dice Santos.
LIMITANTES LEGALES
Matilde Ortega dice que debido a la falta del acta de nacimiento, ha sido difícil que su padre acceda a ayudas de Gobierno como el programa de “65 y Más”, pero la preocupación también nace al saber que don Pancho nunca se ha sometido a estudios clínicos para saber su estado de salud, ni tampoco le han podido tramitar el Seguro Popular, pues la identidad es un requisito indispensable.
“Aunque sea que nos apoyen con una pipa de agua. Mis padres están solitos y batallan de todo. A mi papá le hace falta quién lo apoye”, dice Matilde.
Según el INEGI, actualmente, don Pancho y Doña Santos, forman parte de ese dos por ciento de la población coahuilense que no tiene garantizado su derecho humano al agua, sin que la paramunicipal Aguas de Saltillo haya hecho aunque sea alguna visita para supervisar el terreno o hacer una propuesta, dicen los pobladores de la zona.
Y de acuerdo con información del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), actualmente existe un total de 3.9 millones de pobladores de la tercera edad que tienen por lo menos 2 tipos de carencias en acceso a servicios públicos en México.
CON TODO EN CONTRA
-En su infancia y dada su creatividad innata, Pancho recibió la propuesta para ser enviado a la Ciudad de México, en donde desarrollaría su talento; su madre se opuso.
-Don Pancho y doña Santos no cuentan con los principales servicios, ni siquiera son admitidos en el programa “65 y Más”, de Sedesol.
-Por falta de acta de nacimiento, a don Pancho no le ha sido posibe tramitar el Seguro Popular.