‘El Indio’ de Saltillo, eterna referencia de la ciudad
La estatua fue elaborada junto con la de un español para conmemorar el 400 aniversario de la localidad
La memoria colectiva se mantiene viva mientras la sociedad así lo quiera.
En Saltillo hay una estatua que sigue siendo usada como punto de referencia, aunque ya no se localiza en su lugar original.
Se trata de una figura con significado histórico, hecha de hormigón. Hace 44 años, “El Indio” estuvo localizado en el cruce de Periférico Luis Echeverría Álvarez y Paseo de la Reforma, donde se encuentra el distribuidor vial El Sarape, al oriente de la la ciudad.
Quizá a las nuevas generaciones les suene poco el personaje de “El Indio”, pero tal vez lo recuerden al saber que es el mismo que está en los límites de Arteaga y Saltillo, junto a la escultura de un español y haciendo guardia a las enormes letras que dicen Saltillo.
Pero antes de que “El Indio” y “El Español” llegaran a las afueras de la ciudad, tuvieron una historia y una razón para ser elaborados de forma conjunta.
En el caso del tlaxcalteca, fue usado como señalética comunitaria desde los últimos años de los 70’s.
Entonces era muy común que se dijera: “pasando El Indio”, “antes de llegar al Indio”, o “entre El Indio y La Lechera”. No había puentes, vialidades tan rápidas, ni un enorme Sarape como lo hay ahora.
Los orígenes
En 1977 se celebró el 400 aniversario de Saltillo. Como parte de los festejos, el entonces gobernador de Coahuila, Óscar Flores Tapia, mandó a hacer un par de esculturas que enaltecieran las raíces de la ciudad.
El trabajo se asignó al escultor César Ledesma Bonilla, quien fue alumno de Francisco Zúñiga y de Diego Rivera.
La entrega del pedido fueron dos esculturas con cerca de cinco metros de altura cada una, ambas de hormigón, “con rasgos sólidos y toscos”, describe el historiador Carlos Recio en su libro Espacios Urbanos.
Así se buscó representar el papel de los indios tlaxcaltecas y los españoles durante la fundación de la ciudad.
De hecho, recién terminadas, las esculturas se colocaron en los extremos del bulevar Fundadores, mismo que fue nombrado así para precisamente hacer alusión a la fundación de Saltillo.
“El Indio” se ubicó al inicio de dicho bulevar, como ya mencionamos, en el cruce de Periférico y donde termina Paseo de la Reforma. “El Español” fue llevado al término de Fundadores, casi llegando a Arteaga y encaminado a la carretera 57.
La popularidad y recibimiento que tomó “El Indio” como seña de rumbo se debió a la ubicación que tuvo, en medio de vialidades amplias y muy transitadas. Esto lo llevó a ser una de las figuras más conocidas tanto por locales como por visitantes. No así al Español, que estaba a las afueras.
Aunque esto pudo haber sido al revés. Se dice que inicialmente Flores Tapia consideró colocar la estatua del Español en Saltillo y la del Indio en Arteaga, pero los habitantes de Arteaga argumentaron que ellos eran descendientes principalmente de españoles. Por ello, el mandatario autorizó el otro orden de instalación.
Podríamos decir que en sus años de apogeo, “El Indio” funcionó de forma similar a lo que hoy ocurre con la estatua de Venustiano Carranza en la salida norte de Saltillo.
El cambio de ubicación
Sin embargo, a pesar de su reconocimiento social y hasta funcionalidad vial, a inicios de 1990, “El Indio” fue recorrido varios centenares de metros hacia el oriente, muy cerca de la calle Juan Navarro, aún sobre Fundadores. Esto fue, se dijo, para facilitar el tránsito.
Pero esto no impidió que se siguiera usando el: “pasando El Indio”, “antes de llegar a El Indio” o “entre El Indio y La Lechera”, aunque ahí ya no estuviera ningún indio.
En 2010, también a causa de la modernidad y crecimiento de la ciudad, las autoridades decidieron que el famoso Indio debía ubicarse más cerca del Español.
Cuando comenzó la construcción del Megadistribuidor vial “El Sarape”, “El Indio” no tuvo cabida en este proyecto. En esa época la ciudad se fue llenando de puentes y bulevar Fundadores no escapó de eso.
Desde entonces ambas esculturas se hacen compañía en los límites de Saltillo y Artega. Aunque no están totalmente de frente uno del otro, sus rostros ligeramente girados permiten que se vean simultáneamente. Se pudiera pensar que al observarse, también conversan sobre los cambios que ha tenido Saltillo, y cómo todo eso ocurrió frente a sus ojos.
Aunque ahora la estatua tlaxcalteca está muy lejos de la cantidad vehicular que algún día lo rodeó, aún hay varias formas de apelar a su memoria, como la Central de Autobuses “El Indio”, que aún lleva este nombre para hacer alusión al mismo y se encuentra sobre Periférico LEA, justo entre “El Indio” y La Lechera.
“La Lechera”, por cierto, fue otro sitio famoso, que ya tampoco existe, pero que se caracterizó como un negocio dedicado al procesamiento de productos lácteos, localizado en bulevar Valdés Sánchez. Pero hablaremos de eso en otra ocasión.
Con información de Carlos Recio, Esperanza Dávila, Arturo Berrueto, Archivo Vanguardia y Archivo Municipal de Saltillo.
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