El PAN en Coahuila, mal y de malas
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Dice el refrán popular que el peor enemigo de un panista es otro panista. La semana pasada la cúpula de ese partido, encabezada por su (todavía) dirigente estatal Bernardo González, suspendió de sus derechos partidarios al alcalde de Monclova, Gerardo García Castillo. Sus detractores internos,buscan mediante el fuego amigo inhabilitarlo para que no contienda en las elecciones para la renovación de ayuntamientos del próximo año.
Gerardo García le dio con su gestión al frente del Ayuntamiento de esa comuna el triunfo al PAN en las pasadas elecciones, y ante una eventual candidatura para postularse a ese mismo cargo, los panistas buscan —como el alacrán que pica el espinazo de la rana que lo transporta a mitad del río—, suspenderlo de sus derechos partidarios.
No esperaron mucho por la respuesta los integrantes de la mafia interna del PAN: García Castillo acusó a sus acusadores de tratar de extorsionarlo para conseguir recursos públicos a cambio del consabido moche. Para que vea usted que en el partido del rancio abolengo y las narices respingadas también hace aire: de hecho, a su candidato a gobernador le apodan “Memoches”. El Alcalde no acusó al aire, y le puso nombre y apellido a sus extorsionadores: la senadora Silvia Garza, quien desde que ocupa ese cargo ya se siente de la realeza, y su sempiterno enemigo, el diputado federal panista Cesar Flores. Y como no cedió a sus chantajes —continuó el todavía alcalde— lo acusaron de corrupción. Sobra decir que estos mismos personajes buscarán la candidatura a la Alcaldía de esa ardiente ciudad el año próximo.
Para dejarlo fuera de la contienda, urdieron un maquiavélico plan: lo denunciaron ante la “Comisión Anticorrupción” —que dicho sea de paso, está conformada por gente de bien, gente que no ha pecado, pura gente decente—, bajo los cargos de enriquecimiento ilícito, peculado y otros supuestos delitos contra el erario de los monclovenses.
Y la pregunta obligada: ¿Por qué no lo denunciaron ante las autoridades competentes, si son tan graves los delitos en los que incurrió? Tales violaciones son investigadas en la madriguera del PAN por el grupo de notables, encabezado por otro más notable de larga sotana: “San” Luis Felipe Bravo Mena, antiguo embajador de México ante El Vaticano. La “Comisión Anticorrupción” del PAN inhabilitó sin tardanza a Gerardo García por enriquecimiento ilícito, mal gobierno, peculado y demás que le resulten. Lo inhabilitó por seis meses, exactamente hasta que concluya el proceso de selección de candidatos con miras a la elección de junio de 2018.
En respuesta y tal vez sólo para ver de qué cuero salen más correas, en conferencia de prensa Gerardo García reconoció la derrota del candidato del PAN, Guillermo Anaya Llamas, quien intenta ganar en complicados y confusos pleitos legales lo que no pudo en las urnas. Llamó a la militancia panista a rescatar ese partido de la mafia del poder, etcétera; pero la perla de la semana fue dicho reconocimiento. Dijo lacónico: “Anaya no ganó. Las elecciones se ganan en las urnas. No en la mesa (de las impugnaciones)”.
“Porque no me dejé extorsionar, me hicieron esto —se refiere a las cochinadas—, pero van a ver”, sentenció. Además, les aventó su candidatura a la Alcaldía. Con la inercia positiva que trae don Gerardo, con su vuelo, pues, puede ser candidato por cualquier partido de la chiquillada, hasta por Morena, para despojar de ese histórico bastión a los muy persignados panistas.
En ese caldero político —y lo calificamos así no sólo por el clima—, el PAN ha triunfado en siete elecciones, desde aquel histórico año de 1978, cuando Carlos Páez Falcón ganó en las propias narices de Óscar Flores Tapia, y además se dio el lujo de ser Alcalde por otro periodo, bajo los colores del mismo partido.
Otro panista de la Región Centro, Ariel Venegas Castilla, primer candidato del PAN en ganar una diputación de mayoría en Coahuila en las elecciones de 1994, recibió como castigo de su partido, en un juicio sumarísimo entre la cúpula panista, que nada pide a los estalinianos juicios de Moscú por su tozudez, su fanatismo y su autoritarismo, la inhabilitación por varios años. Ariel Venegas es de los políticos que hablan fuerte, que no se arredran, hombre de una sola palabra. Su actuar como legislador y crítico al interior del partido del incienso, caló hondo.
Entre las patas se llevan los panistas a ese reducto de la izquierda llamada Unidad Democrática de Coahuila, que por herencia paterna maneja Evaristo Lenin Pérez, el padre del perismo-leninismo, la única corriente autóctona de marxismo con que cuenta Coahuila… Aunque para qué queremos otra, como dijo aquél, y lo dijo muy oportunamente.
carranzainforma@gmail.com