Emilio Carranza, el aviador coahuilense que fue héroe nacional
“El aviador mártir de México”. Así se le conoce a Emilio Carranza Rodríguez. Y su historia envuelve una hazaña, un misterioso telegrama y una muerte inesperada a los 23 años.
Cuando Emilio impulsó los viajes largos sin escalas se convirtió en referente de la aviación nacional e internacional.
Como guiño a su carrera, una calle al poniente de Saltillo lleva su nombre. En su memoria también hay una estatua en el Aeropuerto Plan de Guadalupe, en Ramos Arizpe.
Emilio nació en Ramos Arizpe el 9 de diciembre de 1905. Su familia, además, también es bastante conocida no solo en el estado, sino en todo el país. Era sobrino de Venustiano Carranza, ex presidente de México.
Pero volvamos a la aeronáutica. Atraído por los aviones, Emilio ingresó a la Escuela Nacional de Aviación de la Ciudad de México en 1921 y egresó tres años después.
A los 19 años era delgado pero fuerte y enérgico. Un aviador que parecía de carácter hosco, pero que al trato era risueño y bien intencionado.
Emilio era determinado y tenía fascinación por los viajes largos. En 1927 arregló un avión de madera que la Fuerza Aérea había descartado y lo nombró “Coahuila”.
Voló de la Ciudad de México a Ciudad Juárez. Se trató del segundo viaje con distancia larga planeado por un mexicano.
El vuelo histórico
Tras el éxito de aquel viaje, Emilio propuso un vuelo continuo de la Ciudad de México a Washington. De lograrlo, sería el segundo vuelo más largo en todo el mundo hasta esa fecha. El primero lo hizo el estadounidense Charles Lindbergh de Nueva York a París.
Las intenciones de Emilio animaron a la aviación mexicana. Tanto que el periódico Excélsior patrocinó el avión y el vuelo del joven con ya 23 años.
El interés por la hazaña llegó a todos aquellos con sentido de patriotismo. Incluso se recibieron aportaciones de bancos y paisanos en Estados Unidos.
México - Washington
Ciudad de México, 11 de junio de 1928. A las 8:08 am, Emilio salió del aeropuerto mexicano. Antes de despegar dijo: “Todo lo que intentaré, hasta el sacrificio. Todo lo que haré porque voy en nombre de México. Hasta la vista”.
El avión recorrió 900 metros en la pista y se elevó entre el vitoreo: “Viva México” “Viva Carranza”. Los periódicos y estaciones de radio anunciaron el despegue al mundo.
Las etapas del vuelo fueron seguidas por telégrafo. El 12 de junio a las 3:45 am se anunció que Emilio aterrizó en Washington.
Su llegada provocó fiesta, bandas militares tocaron música y el presidente estadounidense Calvin Coolidge lo invitó a cenar en la Casa Blanca.
Washington - México
La intención de Emilio fue regresar ese mismo día. Se le advirtió de tormenta eléctrica y canceló la partida. Pero durante su cena lo interrumpió un telegrama, luego habló al aeropuerto y pidió alistar la nave.
A las 7:18 pm, los mecánicos vieron partir al Excélsior. De Emilio no se supo hasta el día siguiente.
El 13 de julio a las 3:25 pm, un joven en Mount Holly, a unos 390 kilómetros de Washington, encontró un ala de avión. Después se confirmó la muerte de Emilio.
Cuando se recuperó el cuerpo se encontró un telegrama que decía: “Sal inmediatamente, sin excusa ni pretexto o la calidad de tu hombría quedará en duda.”
El cadáver de Emilio fue traído a México en un ferrocarril que proporcionó Estados Unidos. En trayecto hasta la Ciudad de México se le rindieron homenajes por los sitios que pasó.
Su féretro fue puesto en la Rotonda de los Hombres Ilustres del Panteón Civil de la Ciudad de México.
Los medios de comunicación lamentaron la muerte de la promesa en la aviación, el luto no solo envolvió a México y a Estados Unidos, sino al mundo entero.
*Con información de Pablo Moreno, Arturo Berrueto González, María Zertuche, Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Archivo Municipal de Saltillo, América Vuela.
COMENTARIOS