Enseñar con el movimiento: Maestra saltillense deja los patios escolares tras 32 años de trayectoria
A sus 56 años, la maestra saltillense Graciela Gaona continúa dando clases de Educación Física en primaria y, a más de 30 años de haber comenzado en la docencia, no solo no ha parado, sino que sigue en plena forma, demostrando a diario que el cuerpo en movimiento también enseña.
Este año, en noviembre, cumple 33 años de servicio y está a unos días de retirarse, pero no sin antes reafirmar la importancia de su labor enseñando a los niños de la escuela primaria Ramón López Velarde el valor del ejercicio, la salud y el esfuerzo.
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“Sigo trabajando con alumnos de primero y segundo, y con ellos tienes que poner el ejemplo. No como deportista, sino como una persona normal con la movilidad suficiente para hacer mi trabajo”, comenta en entrevista con VANGUARDIA.
El próximo 25 de junio se despedirá oficialmente de los patios escolares, cerrando una etapa que ha estado marcada no solo por rutinas físicas, sino por la entrega, la formación en valores y la orientación a las familias.
Graciela no ve su trabajo como simplemente enseñar a correr, brincar o lanzar una pelota. Para ella, se trata de transmitir conocimientos que impactan directamente en la calidad de vida de sus alumnos.
“Nosotros, como educadores físicos, podemos dar pláticas de orientación sobre la alimentación y la práctica del ejercicio, pero es fundamental el papel de la familia. Los alumnos absorben los ejemplos que ven en casa”, mencionó.
Su carrera comenzó en la escuela Nueva Patria Federal, en las ladrilleras de Landín. Pasó por la Juan Hernández, en la colonia Guayulera, y después fue trasladada al sector oriente, donde ha trabajado en escuelas como Adolfo López Mateos, Eloy Dewey, Enriqueta Mejía y Félix U. Gómez, y actualmente en la Ramón López Velarde, siempre en el nivel primaria.
A través de exámenes fue sumando horas hasta llegar a 42 horas clase, y desde 2010 ha trabajado como entrenadora en horas deportivas escolares, logrando que sus alumnos participaran en competencias nacionales en lugares como Guadalajara, Nuevo León y Nayarit, incluso siendo auxiliar de entrenador en Querétaro.
“Elegí esta profesión gracias a mis padres, que me inculcaron el ejercicio desde que estaba en preescolar. Siempre vi a mi papá en eventos de box, ciclismo y atletismo. De ahí nació mi amor por cualquier actividad física”, dijo.
Graciela ha recibido dos premios magisteriales, gracias a propuestas hechas por padres de familia que reconocieron su trabajo con niños y con jóvenes en equipos deportivos.
También fue reconocida a nivel estatal por el INEDEC por su participación en eventos deportivos, y ha participado desde 1995 en cursos internacionales de deporte y recreación organizados por la FIEP. Estudió la maestría en Educación Física, Deporte y Recreación en la Universidad España y, con el deseo de seguir aprendiendo, asistió a encuentros internacionales en Cienfuegos y La Habana, Cuba.
Más allá de los logros y los reconocimientos, lo que más valora Graciela es el impacto que deja en sus alumnos y en la comunidad.
“La docencia me enseñó a ser un buen ser humano, a ver por los demás sin condición. Me siento feliz cuando me saludan por la calle o van a mi escuelita. Los padres me recuerdan con cariño”, expresó.
Para ella, la Educación Física ha sido una herramienta para enseñar valores, habilidades y actitudes que se traducen en bienestar físico y emocional para sus estudiantes.
“Quiero que la gente entienda que la Educación Física y el deporte son una alternativa para mejorar su estilo de vida. Nosotros damos las herramientas, pero los niños deben aprender a tomar decisiones que los ayuden a tener salud”, concluyó.
Graciela Gaona no deja solo una vacante en el sistema educativo. Deja un legado de compromiso, salud y energía, y un ejemplo vivo de que el cuerpo educa y el deporte transforma.
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