Estos siete días

Saltillo
/ 14 mayo 2017

    Esta semana se fue como agua entre los dedos. Como agua para un chocolate azteca. Faltan tres semanas para la elección y conforme se acerca el gran día, en que unos serán votados y los más botad os, se vuelve más intenso el ruido electoral. 

    Ayer sábado entregó la autoridad el listado nominal a los partidos políticos y candidatos independientes. Recordemos, la lista nominal es la relación de ciudadanos inscritos con derecho a voto, en el padrón electoral, ésta incluye nombre, fotografía, dirección, entre otros datos, de los votantes, y es utilizada el día de la jornada electoral, para que los representantes de los partidos y de los candidatos verifiquen la identidad de la persona que llega a la casilla a votar; también es utilizada por los funcionarios de casilla.

    Ahora ya no se preguntará usted de dónde sacan los bancos y las tiendas departamentales sus datos personales, para molestarlo a altas horas de la noche y los días festivos, ofreciéndole toda clase de marrullerías crediticias; bueno, hasta los partidos políticos están empleando este año dichas tácticas telefónicas, que fueron en México el antecedente histórico directo de los delitos de extorsión y secuestro, que tanto laceran por estos días a nuestra sociedad.  

    La lista nominal con fotografía es un invento de los mexicanos, para evitar que una persona suplante a otra a la hora de votar. En México los procesos electorales son muy costosos; nuestro sistema electoral está diseñado para evitar toda clase de trampas y marrullerías, pero esa es otra historia…

    Por estos días llegarán los camiones de papelería desde el Estado de México con las boletas electorales, mismas que serán distribuidas en la última semana de mayo, en los 38 municipios, en  las 3 mil 627 casillas en donde los coahuilenses, al fin, el 4 de junio elegiremos Gobernador, renovaremos los ayuntamientos y el Congreso del Estado.

    Por otra parte, independientemente del alboroto en la radio y la televisión, la publicidad de los candidatos y los partidos está regulada por la autoridad electoral. Ahora bien, en las redes sociales la tracalada es más intensa, y con mucho: las redes son un espacio global, trasnacional, neoliberal, una suerte de paraíso de la impunidad y la opinión bobalicona, semejante a los paraísos fiscales y los espacios de altamar, donde rigen las reglas de la piratería, y donde todo, pero absolutamente todo, está permitido. Antaño decía la gente, “a ver cómo nos amanecemos mañana con las noticias del periódico”, Hoy la diatriba y el denuesto en las campañas están a la orden, a cada hora, en las famosas redes, ya no hay que esperar hasta el día siguiente para enterarnos de cómo evoluciona tal o cual candidato, al cual podemos seguir en tiempo real, en los avatares de la difamación y la infamia.

    Los llamados video-escándalos se van sucediendo de uno a otro candidato y de uno a otro partido a cada momento. En  un día se genera tanta información-difamación (las famosas feak news de Donald Trump, única lección que dieron los medios tradicionales a las novísimas redes), que al anochecer la gente se pregunta confundida: “¿Quién es el candidato al que sorprendieron desviando dinero cuando despachaba como funcionario público…?”.

    Muchos de los que hoy están en campaña recorriendo las colonias, no se volverán a parar en los barrios, unos por que ganarán y una vez apoltronados en sus puestos, esperarán a que  la gente vaya a buscarlos a las oficinas, a pedirles un apoyo o una gestión. Otros de plano perderán en su aventura política, por lo que la gente recomienda: “agarra ahorita todo lo que te den, y vota libremente, porque pasada la elección no los volverás a ver”.

    A mitad de semana, los mexicanos festejamos a lo más sagrado que tenemos en este país. Los candidatos y actores políticos aprovecharon la ocasión para publicar fotografías suyas al lado de la señora que les dio el ser, los que aún tienen, los que no, pues no (en general, la vox populi afirma que en realidad ninguno de ellos la tuvo ni la tiene). Habrá personajes como los Duarte, de Veracruz y Chihuahua, que de plano no la tienen, y en su lugar tienen esposas, madres también por otra parte, que fueron sus cómplices en toda suerte de latrocinios. Habrá señoras de reconocida trayectoria pública y desenfadada lengua que aclaren: “A mí no me culpen, yo no soy la madre de ese ratero infeliz…”

    Antes, el día 30 de abril, los políticos aprovecharon para inundar el ciberespacio con sus fotografías de la infancia. Porque aunque usted no lo crea, todos los personajes que hoy están en campaña, en alguna época de su vida fueron inocentes…

    www.jesuscarranza.com.mx.    

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